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Gustavo Petro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El presidente Petro maneja la agenda pública. Ahora, la consulta

Dependiendo de los votos que logre obtener el presidente, el resultado puede ser un ejemplo de aquella máxima de Francisco Maturana tan mencionada: “Perder es ganar un poco”

gustavo petro

Una vez más el presidente Gustavo Petro ha puesto al país a discutir una propuesta. Desde el 7 de agosto de 2022, cuando asumió el poder, el mandatario maneja la agenda política, y los debates públicos se reducen a criticar o alabar sus propuestas, algunas de las cuales no pasan de ser globos que crecen, se discuten, sirven de insumo para memes y videos, y luego se desinflan. Con la idea de la consulta popular, podemos estar ante lo mismo o puede ser una jugada sagaz que mueva las fichas del tablero electoral del 2026. En cualquier caso, la apuesta es mantener la polarización. Por eso cabe la pregunta: ¿cuál es el papel del centro en este escenario?

El llamado al pueblo es una estrategia recurrente del presidente Gustavo Petro, quien considera que la única representación popular la encarna él y se olvida de que Congreso, alcaldes, concejos, asambleas y gobernadores también tiene representación popular. El presidente apunta a que el debate político ―el de la eventual consulta y el de las elecciones― se centre en las dicotomías ricos contra pobres, establecimiento contra ciudadanía. Por eso, el presidente quiere armar la consulta con preguntas que impactan directamente la vida de los trabajadores como el pago de horas extras o dominicales o los contratos para aprendices del Sena.

Es difícil oponerse a justas reivindicaciones de los trabajadores que perdieron mucho con la reforma de 2002 que recortó derechos con el argumento de generar más empleo. A quienes se oponen les cuesta trabajo explicar el impacto que pueden tener esos costos en la economía de las empresas, en especial de las pequeñas. Lo que no se puede negar es que en los últimos años se ha pauperizado el ingreso de los trabajadores de clases medias y bajas. La pérdida de poder adquisitivo no requiere de doctorados en economía para sentirla en el día a día. Basta con escuchar a trabajadores, desempleados y pequeños emprendedores.

La consulta centrada en lo laboral toca un asunto sensible. Y si para el presidente Petro la elección es entre pueblo y oligarquía, para la derecha se trata de escoger entre el petrismo y el antipetrismo. Por eso hay pocas propuestas importantes que surjan de este sector político que impacten en la opinión, pues ante la pérdida de popularidad del presidente, es claro que la bandera antipetrista es la que conviene a la oposición. ¿Y el centro? ¿Hay espacio para los matices en estos debates? Lo interesante de la propuesta de consulta es que ayuda a decantar las aguas y a mover a los distintos actores a los posibles escenarios en donde se van a jugar las cartas en el 2026.

A la consulta le falta un camino largo. Tiene que ir al Senado, y allí hay altas probabilidades de que no pase. Sin embargo, en política no hay nada escrito y todo puede pasar, en especial porque aún no se conoce el texto de las preguntas y eso puede inclinar balanzas en el tire y afloje de la política. También se debe recordar que el Gobierno tiene muchos recursos para acercar a congresistas de manera individual y sumar apoyos. Más allá de que pase o no la convocatoria, otra vez estamos en un debate que propone el presidente. Hace un año nos puso a hablar de Constituyente.

En esta ocasión, sectores de la oposición plantean la abstención como un camino a seguir, aunque algunos consideran que deberían participar y convertir la opción de sí o no a las reformas en un plebiscito sobre la gestión del presidente con lo cual podrían apuntar a asestarle un golpe al Gobierno pocos meses antes de las elecciones. Lo cierto es que, dependiendo de los resultados, esta consulta puede significar para el presidente un triunfo político aunque la pierda. Eso depende de la votación que alcance.

Es difícil, casi imposible, sacar a las urnas a los más de 13 millones y medio de votantes que se requieren para que tenga validez y luego conseguir la mayoría para las propuestas. Se ha recordado mucho por estos días que los objetivos que buscaban los promotores no se lograron en las tres oportunidades que se han usado los mecanismos de participación ciudadana que tiene la Constitución. Así fue con el referendo del presidente Álvaro Uribe en 2003, el plebiscito por la paz del Gobierno de Santos en 2016 y la consulta anticorrupción promovida por Claudia López y otros líderes en 2018.

Sin embargo, estamos en una coyuntura distinta y la consulta, más allá de las reformas, es una herramienta política que va a incidir, si es que llega a realizarse, en las elecciones de Congreso y Presidencia. Dependiendo de los votos que logre obtener el presidente Petro, el resultado puede ser un ejemplo de aquella máxima de Francisco Maturana tan mencionada: “Perder es ganar un poco”. Así no logre el umbral, si el presidente mantiene, como lo señalan las encuestas, el 30 por ciento de favorabilidad y logra sumar algunos apoyos más con una campaña centrada en los derechos laborales y no en su gestión, aunque no obtenga la mayoría puede mostrar músculo político y salir del escenario con si discurso reforzado.

Si, por el contrario, en la consulta la votación es mínima, la derrota política será total y eso impactará a los candidatos de izquierda. Es una jugada audaz y muy arriesgada. Mientras la oposición decide qué hacer para enfrentar a Petro, es claro que la política se sigue moviendo en el escenario de elegir entre la derecha y la izquierda. El centro ―que existe y tiene muchos votantes esperando claridad en los liderazgos― no logra posicionar ningún mensaje, aunque las encuestas muestren simpatías por algunos candidatos que en el pasado han levantado banderas de centro. ¿Qué hacer desde el centro si se convoca a una consulta que anticipa escenarios electorales? ¿Con quiénes se deben hacer las alianzas? ¿Cuáles son las propuestas? ¿Las de la derecha? ¿Y las banderas sociales? ¿Hay espacio para el centro en medio de la polarización? El debate de la consulta, aunque no se haga, mueve la política, y una vez más, el presidente Gustavo Petro tuvo la iniciativa.

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