Petro inicia el camino a su consulta popular con los trabajadores y los sindicatos en las calles
El presidente colombiano apuesta a movilizar a millones de personas para salvar su reforma laboral, ya sea en el Senado o con una consulta. Este martes mide la capacidad de movilización que le queda en el último tramo de su Gobierno


Gustavo Petro está en campaña. “En cada ciudad de Colombia debe haber una manifestación”, pidió el viernes pasado desde el municipio caribeño de Aracataca, cuando declaró que este martes encabezará una marcha en Bogotá. “Será día cívico porque se inicia la campaña”, explicó, en relación con una de las batallas que definirán su Gobierno: el Legislativo puede hundir esta semana su reforma laboral, una de las tres que ha defendido a capa y espada, con la de salud y la pensional. El presidente ha anunciado que convocará a una consulta popular si el Congreso rechaza su propuesta. Necesitaría el voto de más de 13 millones de personas para que la consulta triunfe. Antes de llegar a las urnas, ha apelado a los sindicatos y a los trabajadores. En realidad, ha apelado a todo el país. “El martes va a ser la primera gran manifestación en toda Colombia y esperamos que los pueblos indígenas y que las mujeres por la reforma agraria y los usuarios campesinos que quieran tierra en el Caribe salgan sin miedo”, dijo. “Ningún patrón podrá decir que despide a un trabajador por ir a la defensa de sus propios derechos”, añadió frente a la posibilidad de que marchar interfiera con el horario laboral. Si algún jefe despide a sus empleados por ello, aseguró Petro, será castigado por la “justicia humana”.
No es la primera vez que convoca a un “día cívico”. Inauguró la idea, que permite no trabajar a los funcionarios de las entidades del Ejecutivo, el 19 de abril del año pasado cuando, en medio de una sequía, los embalses del país estaban reducidos en capacidad. Entonces consideró pertinente declararlo para promover el cuidado del agua y “reflexionar sobre el cambio climático”. Era la primera vez en más de 20 años que un presidente de la República declaraba un día cívico, y los críticos notaron que escogió la fecha que estaba en el nombre de la guerrilla a la que perteneció, el M-19 o Movimiento 19 de abril, desmovilizada hace más de tres décadas. Luego anunció un segundo día cívico también el año pasado, para el lunes 15 de junio. Buscaba celebrar una victoria de Colombia ante Argentina en la final de la Copa América, que se jugaba en Miami el domingo 14. Colombia perdió, y el lunes fue lo opuesto a celebratorio.
El de este martes es el primer día cívico que convoca Petro para promover una marcha multitudinaria. Tanto él como sus funcionarios han dedicado el fin de semana a atacar a cualquiera que se atraviese en la iniciativa. Al líder de gremio de comerciantes, quien habló de pérdidas económicas si muchos trabajadores se ausentan, el mandatario le replicó que “más les cuesta a los trabajadores que los ricos epulones no les paguen sus salarios justos”. A Vicky Dávila, candidata de la derecha que pidió a los colombianos no salir a la calle, le dijo tener ”el alma podrida”. Sus críticas más duras han sido hacia los alcaldes que no han extendido la declaratoria a los trabajadores de las entidades que dirigen. Carlos Fernando Galán, de Bogotá, pidió a los maestros asistir a clases como cualquier otro martes. “Alcaldes del dinero queriendo amenazar al pueblo”, le replicó Petro. “Ningún maestro irá a su clase porque saben que la mejor lección que se le debe dar a un niño, es la de la dignidad que no tienen los alcaldes”.
Otros en la mira del presidente son los ocho congresistas que, la semana pasada, firmaron una ponencia para archivar la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado. Quienes completaron esa mayoría entre los 14 miembros de la unidad fueron dos senadoras de partidos cristianos: Ana Paola Agudelo del Mira y Lorena Ríos de Colombia Justa Libres. El presidente las ha criticado de forma particular, recordando sus creencias. “No vamos a esperar a ver si el espíritu santo logra un milagro en el corazón de quienes falsamente levantan el Cristo, pero para apoyar al rico Epulón, no para apoyar a Jesús, el carpintero trabajador”, dijo el viernes, al convocar a las marchas y a la consulta popular, de la que no se conoce aún el contenido.
Lo más probable, a pesar de las críticas ácidas del presidente, es que la reforma se hunda esta semana. El martes, mientras las marchas avanzan en las ciudades, la Comisión Séptima está convocada a votar la reforma. Petro ya ha dicho que si el Congreso no la aprueba, usará el derecho constitucional de convocar a una consulta popular para que sean los ciudadanos mismos quienes voten si quieren esa reforma, al igual que la sanitaria. Las marchas serán una primera medida de su poder de convocatoria, y tiene cuesta arriba una montaña política. Primero, debe lograr que el Senado en pleno apruebe la iniciativa, pero no tiene allí mayorías aseguradas. Luego, debe hacer una campaña que saque a las urnas a más de 13 millones de colombianos, una hazaña casi imposible si se tiene en cuenta de que ganó la segunda vuelta presidencial de 2022 con poco más de 11 millones de votos, y desde el último año su aprobación ronda el 30%. Ganar la consulta pinta más difícil que ganar en la Comisión del Senado. Petro no le tiene miedo al reto. La campaña ha arrancado.
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