El ministro de Defensa no es petrista

Claro, todo lo que se ha hecho en materia de seguridad en este Gobierno le parece frondio al nuevo ministro de la Defensa, el general en retiro Pedro Sánchez. Veamos algunas de las “verdades” que le dijo a los periodistas Martha Elvira Soto y Jhon Torres del periódico El Tiempo.

“¿Qué falló? ¿Que la ‘paz total’ en este momento nos muestra que los grupos criminales lo que hicieron fue incrementarse? Sí. ¿Que se puso de manifiesto en su momento que eso podría ocurrir? Sí. ¿Que él sopesó eso con lo que le estaban ofreciendo y la información que le llegaba de allá y toda esa voluntad falsa que le mostraban (los actores armados) por todas las vías? Sí”, responde. “Pero no era, como dicen algunos, para alimentar el crimen. No lo hizo por eso (…) El balance es que no se alcanzó lo que se esperaba. Si se pretendía que tuviéramos una paz, porque esta es la protección de la vida, ha ocurrido todo lo contrario”.

“Es evidente que el cáncer se ha crecido. Que si bien es cierto no tuvimos en algún momento heridos y muertos que lamentar, sí lo transferimos (el riesgo) a los protegidos (…) Hay que hacer una radiografía. ¿Pero si esa radiografía dice que tenemos que atacar este cáncer con una medicina especializada, con unos elementos fundamentales que son costosos, y nos dicen: ‘No. Solo hay para agüita aromática’...?”

“La pregunta al pueblo colombiano es: tenemos un paciente en cuidados intensivos, nos están asesinando colombianos, campesinos, indígenas que quieren salir adelante en las regiones más apartadas, ¿los vamos a dejar morir o nos metemos la mano en el bolsillo y aportamos? Lo que se requiere para la conmoción interior son 1,7 billones de pesos”.

“No se necesita un acuerdo de paz para desmovilizarse”, dijo sobre el ELN. “Y una reflexión para esos compatriotas que dicen que no tienen oportunidad, que no ven las vías (para sacar a los mercados sus productos). Pues uno no lo ve tan así en el Cauca o en el cañón del Micay, donde hay vías. Y alrededor de esas vías ve uno los cultivos de coca”.

Otra característica en la conformación del gabinete cuando se nombra un ministro es que el presidente sea el que pone las condiciones y no el nuevo funcionario designado, como se desprende de la siguiente opinión: “Cuando hablé con el señor presidente, le manifesté mi perspectiva, digámoslo, de seguridad, y que también si decidía que yo fuera ministro designado como de Defensa, me permitiera hacerlo como soy, por lo que soy. Por eso fue que me eligió”.

Hasta aquí el señor ministro y general Pedro Sánchez, homónimo del presidente del Gobierno de España. ¿Que opinión le merecerá a su antecesor Iván Velásquez, que sostenía hasta hace poco que no había crisis de seguridad y que la situación no es tan dramática? Y otra cosa más. El ministro no pudo con la compra de material de guerra que se requiere para atender la crisis de seguridad que nos tiene a todos debajo de la cama. El ejemplo perfecto es la no compra de los sustitutos de los Kfir, de los que habló recién posesionado, para no hablar del mantenimiento de los vehículos que no tienen frenos, con las consecuencias que lamentamos.

El otro aspecto que llama la atención es si conviene o no que el Ministerio de Defensa vuelva a ser ocupado por un militar. Eso —como es obvio— le corresponde al señor presidente, eso no se discute. El punto es si se pone al frente de ese despacho a un oficial que no es el más alto en el escalafón militar, para no poner a un subalterno como jefe de oficiales de mayor graduación con la disculpa que ya no es militar por haber pedido la baja, precisamente, para ejercer un mayor mando sobre quienes hasta hoy han sido sus superiores. Lo lógico era haber designado al de mayor nivel en el escalafón, o haber llamado a calificar servicios a los que estaban por encima. Ojalá que el nuevo ministro pueda con la carga que le pusieron encima.