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Petro se juega el futuro de los estudiantes con una reforma para bancarizar al ICETEX

El anuncio del presidente y de su ministro de Educación ocurre mientras miles de universitarios con créditos educativos estatales siguen esperando que el ministro de Hacienda gire el dinero para pagar el semestre que termina

El ministro de Educación, Daniel Rojas, y el presidente Gustavo Petro, en agosto de 2023.
El ministro de Educación, Daniel Rojas, y el presidente Gustavo Petro, en agosto de 2023.
Camila Osorio

Los estudiantes universitarios están en el corazón del Gobierno actual: miles de jóvenes se movilizaron masivamente para el elegir a Gustavo Petro en 2022, y este último los puso en el centro de su proyecto político, con la promesa de mejorar las posibilidades de educación superior. Dos años y tres ministros de Educación después, unos 200.000 jóvenes universitarios que van a universidades privadas corren el riesgo de quedarse sin estudiar el próximo semestre. La razón es que la institución del Estado encargada de los préstamos educativos públicos, el ICETEX, no ha girado el dinero para pagar el semestre que termina de muchos de ellos, ni tiene garantizados los recursos para el que arranca. Ante la crisis, el Gobierno no ha asegurado que conseguirá la plata, pero sí otra cosa, más demorada y debatida: una reforma al ICETEX, que debe aprobar el Congreso, para convertirlo en un banco. “El ICETEX, como entidad crediticia, debe ser banca de primer piso, con tasa de interés barata”, señaló el presidente este fin de semana en X. Aún no hay un proyecto escrito, pero sí reiterados anuncios del mandatario y de su ministro del ramo, Daniel Rojas.

Hoy en día el ICETEX recibe dinero del Ejecutivo y del Banco Mundial, con el que ofrece créditos educativos a los jóvenes con tasas de interés muy bajas y facilidades para acceder a los préstamos. Para los más vulnerables, las tasas pueden anularse del todo, gracias a subsidios del Estado. A pesar de ser una entidad financiera, no es un banco de primer piso porque nadie pueden abrir cuentas allí para guardar sus ahorros, y porque las tasas no se determinan de acuerdo al mercado sino al interés público—el ICETEX solo presta para estudiar.

En la propuesta presidencial, según dijo el ministro Rojas, el ICETEX como banco podría captar “ahorros del público, inversiones de la empresa privada, gestión de nómina, u otros servicios bancarios”. Así, el ICETEX, que Petro ha dicho que se debería llamar ”Banca del Saber”, requeriría menos fondos públicos. En el camino ideal del Ejecutivo, las tasas del crédito estudiantil se mantendrían bajas pese a tener que remunerar al ahorro ciudadano.

Varios expertos coinciden que ese remedio puede ser peor que la enfermedad. “El ICETEX no tiene la infraestructura para ser un banco de primer piso”, dice Gloria Bernal, directora del laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana. “Sería ponerlo a competir con los bancos comerciales por las tasas. Si las empresas pueden ganar un 9% en un banco tradicional, y en el nuevo banco les dicen que solo ganan 5% porque es para financiar las bajas tasas a los estudiantes, no ahorrarán ahí. El mercado no funciona así. La propuesta no tiene mucho sentido”.

“Ninguna de las plataformas de estudiantes propuso bancarizar el ICETEX el año pasado”, cuenta Julieth Rincón, presidenta de la Federación Nacional de Representantes Estudiantiles, y estudiante en la Universidad Piloto. Ella y muchos otros estudiantes se sentaron durante varios meses con el primer director del ICETEX del Gobierno Petro, Mauricio Toro, para pensar una reforma a la institución. En esas mesas se propusieron otras ideas: reducir la burocracia del ICETEX; buscar una tasa de interés cada vez menor, o de cero; brindar mejor información financiera a los jóvenes y sus familias; aumentar las opciones para que permanezcan en la carrera y más opciones de empleabilidad para pagar la deuda. “Las tres claves eran esas: acceso, permanencia y empleabilidad”, resume Rincón.

Esas conversaciones no prosperaron. Toro renunció en febrero, y la institución estuvo en la interinidad durante 10 meses. “¿Cómo nos va a decir el Gobierno que no quiere que nos endeudemos, pero que la solución es convertir el ICETEX en un banco? ¿Van a hacer eso solo cambiando el nombre? Realmente no entiendo la propuesta”, dice Rincón.

Entre los críticos, se ha considerado la posibilidad de que la propuesta es una forma del Gobierno para acabar con el ICETEX y mover los recursos públicos que financian matrículas en universidades privadas hacia las universidades públicas del país, una gran meta de Petro. “Si quieren asfixiar la universidad privada, también están asfixiando a la pública. Los compañeros de la pública son muy conscientes de eso”, añade Rincón. La universidad pública no tiene la capacidad para absorber a todos los estudiantes del ICETEX—unos 900.000—, ni mucho menos los 200.000 que hoy no saben si seguirán estudiando el próximo semestre. La representante menciona que la Universidad Nacional, la más grande del país, solo pudo recibir a 6.700 de los 39.000 jóvenes que se presentaron para estudiar allí para el próximo semestre. Adicionalmente, en medio del apretón fiscal está previsto que el presupuesto del Ministerio de Educación sea considerablemente menor en 2025 que este año, con lo que hay menos dinero disponible para abrir cupos en las públicas — y para el ICETEX.

“La lucha del movimiento estudiantil no ha sido por eliminar el ICETEX ni la educación privada de calidad, mucho menos por dejar botados estudiantes ya endeudados sin oportunidades de educación”, ha dicho la congresista Jennifer Pedraza, quien fue parte del movimiento estudiantil y es usualmente crítica del Gobierno.

Además de profesores y estudiantes, la propuesta ha recibido duras críticas de economistas. “Rechazo en forma categórica el desfinanciamiento de la entidad y la absurda propuesta de convertirlo en un banco de primer piso”, ha dicho el primer ministro de Hacienda de Petro, José Antonio Ocampo. “No habría ninguna forma de subsidio al joven”, aclaró José Manuel Restrepo, rector de la universidad EIA y quien fue ministro de Comercio y de Hacienda de Iván Duque. “Daniel Rojas ¡banquero!”, ironizó el economista Salomón Kalmanovitz.

Pero quizás el más crítico ha sido el primer ministro de Educación de Petro, el académico y político Alejandro Gaviria. “Esta propuesta lo que pretende es la destrucción de la universidad privada. No vamos a dejar que los estudiantes se endeuden, dice primero; paso seguido, anuncia que le van a quitar el presupuesto público al Icetex y lo convertirán en un banco. Una mezcla de confusión y perversidad”, ha escrito en X.

El presidente, por ahora, parece tener pocos oídos para la crítica. “¿Saben por qué a estos “expertos economistas” no les gusta que la banca pública sea de primer piso, es decir que compita por el ahorro de la sociedad?”, preguntó retóricamente en X. “Por qué compiten con la banca de los grandes banqueros privados”. Una competencia que, de llegar, tardará años, mientras la promesa presidencial de crear 500.000 cupos adicionales a la educación superior está muy lejos y el dinero para el ICETEX es incierto.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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