El inicio de la temporada de lluvias en Colombia empuja al Gobierno a declarar la situación de desastre natural
Bogotá, La Guajira y Chocó tendrán prioridad en la respuesta de la emergencia por los estragos causados este fin de semana, que ya afectan a más de 40.000 familias
El Gobierno de Colombia ha declarado este fin de semana la situación de desastre natural en todo el país, debido a las fuertes lluvias que arreciaron durante el puente en Bogotá, La Guajira y Chocó, con cerca de 46.000 familias afectadas por inundaciones, deslizamientos de tierras o daños materiales. El presidente Gustavo Petro anunció la decisión después de convocar a un Puesto de Mando Unificado (PMU), un encuentro de autoridades para enfrentar crisis de diferentes tipos. Tras la reunión, el mandatario aseguró que “la variabilidad climática está aumentando la vulnerabilidad” de varios territorios y que la medida que busca agilizar la capacidad de respuesta y trasladar más recursos a las zonas afectadas.
A falta de la firma del decreto en el que se formalice la decisión y en el que consten las acciones concretas para contrarrestar los efectos de las precipitaciones, Petro ya adelantó que aunque el mal tiempo ha impactado a 27 de los 32 departamentos del país, la atención prioritaria se centrará en la capital, la desértica Guajira y el selvático Chocó. Este último, uno de los más departamentos pobres de Colombia, ha sido el más afectado, con 25 municipios y 30.000 familias damnificadas, según estima el director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Carlos Carrillo. Además, la Gobernación, en cabeza de Nubia Carolina Córdoba, ha declarado la calamidad pública durante seis meses, pues el 85% del departamento ha sufrido inundaciones.
Videos compartidos en redes sociales muestran escenas preocupantes en el Chocó: la corriente se lleva automóviles y casas, muchas de ellas construidas con materiales poco sólidos. Aunque de momento no se ha informado de ninguna muerte, el panorama es sombrío para miles de personas. Carrillo ha pedido este lunes a la guerrilla del ELN, con importante presencia en varias zonas del departamento, que “tenga una mínima compasión” y permita el paso de ayuda humanitaria en esta región, donde ha declarado un paro armado.
Otro de los puntos de gravedad es la capital, Bogotá. Los efectos de las intensas lluvias se escenificaron desde el pasado miércoles, especialmente en el norte, con la inundación de la Autopista Norte, una de las vías más transitadas de la ciudad. Decenas de personas, muchos de ellos niños, se quedaron atrapadas durante horas y tuvieron que ser evacuadas en lanchas improvisadas. El día 6 de noviembre, según los registros, fue uno de los más lluviosos del año en Bogotá: en solo unas horas, llovió una cantidad de agua equivalente a 100 litros por metro cuadrado.
Desde entonces, las precipitaciones en la capital no han dado tregua. El alcalde, Carlos Fernando Galán, ha liderado la coordinación de respuesta en varios puntos de la ciudad y ha pedido a los ciudadanos que no tiren basura a los ríos o humedales que puedan bloquear el sistema de alcantarillado y generar así más inundaciones. El fin de semana, Galán alertó de un aumento del nivel del río Fucha, que atraviesa la ciudad de oriente a occidente, aumentando el riesgo de desbordamiento. También hubo una fuerte granizada en el municipio de La Calera, que dejó varias vías cubiertas de hielo
Varios departamentos más padecen los estragos de la ola invernal. La crecida de la quebrada Las Cruces, en el municipio santandereano de San Vicente de Chucurí, ha dejado este lunes un muerto y dos desaparecidos. En La Guajira, en donde también se decretó la calamidad pública, hay más de 10.000 familias damnificadas por las inundaciones. La zona más afectada es la de Alta Guajira, el punto más septentrional del país, una zona empobrecida y desértica en la que crece el riesgo de desabastecimiento de alimentos por la mala condición de las vías.
Temporada invernal
La directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ghisliane Echeverry, ha explicado este lunes que las lluvias torrenciales en todo el país no han sido provocadas por el fenómeno de La Niña, un evento natural común desde hace décadas que genera un aumento en las precipitaciones. Se trata, en cambio, de una “confluencia de varios fenómenos meteorológicos favorables para las lluvias”, como los ciclones tropicales o la Oscilación Madden-Julian (MJO), provocada por la variabilidad climática. El Ideam ha confirmado que La Niña llegará en los próximos días, con lluvias adicionales y por encima de lo usual en las regiones Caribe, Andina y Pacífica, en las que se ubican justamente La Guajira, Bogotá y Chocó.
“No es la primera vez que las lluvias generan impactos negativos en el país, lo que sí está pasando hoy, es que esos impactos se han exacerbado y tienen potencial de alcanzar proporciones y situaciones sin precedentes y esto está relacionado con el aumento de la vulnerabilidad”, señala Echeverri en su cuenta de X. También destaca que es la primera vez que se declara una situación de desastre natural por variabilidad climática, es decir, que no se asocia a un fenómeno concreto. Esta acción del Gobierno, añade la experta, “está cambiando la forma en que se atiende el riesgo”.
Petro ha cancelado su viaje a la COP29 —la cumbre del clima de las Naciones Unidas— que ha iniciado este lunes en Bakú, la capital de Azerbaiyán, por el “colapso climático”. Durante su intervención del domingo, aludió a la deforestación, las economías ilícitas y la urbanización desaforada de la sabana de Bogotá como los principales motivos de que las zonas más expuestas a las lluvias sean más “vulnerables”. El mandatario ha alertado, como ya es usual, de que este tipo de desastres siguen ocurriendo en todo el mundo y se ha referido a la importancia de la previsión y de la gestión del riesgo en casos como la dana en España, por la que han muerto ya más de 200 personas, y sobre la que hay un nuevo aviso en el Mediterráneo.
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