“Washington sería amigo de Hitler”
Hace 85 años, los nazis organizaron el más impactante de los eventos en el Madison Square Garden. Hace una semana, Donald Trump convocó allí un mitin con varias similitudes
No se ha equivocado. El título de este artículo resulta absurdo, pero he de señalar que hace 85 años dicha afirmación retumbó en un multitudinario encuentro político que se desarrolló en (vaya coincidencias de la vida) el Madison Square Garden.
Sí. Ese mismo escenario que la semana anterior fue el lugar donde Trump y su campaña realizaron aquel mitin en el que un humorista calificó a Puerto Rico como “isla de basura” fue, el 20 de febrero de 1939, el lugar donde se convocó el más impactante de los eventos que los nazis de Estados Unidos llevaron a cabo durante sus años de existencia.
¿No lo sabía? En Estados Unidos hubo un potente movimiento nazi que durante la década de 1930 no solo congregó a una importante cantidad de inmigrantes alemanes, sino que además hacía una particular fusión entre los postulados de ese partido y la visión de una raza pura estadounidense. Es más, si busca en internet encontrará sorprendentes fotos y filmaciones de aquella reunión. Hay dos que son impactantes.
Primero, la foto del escenario que fue instalado para albergar a aquellos convocados a lanzar algún discurso al público expectante. Imagine usted una tarima con un minúsculo atril para el orador y detrás de él una gigantesca imagen del padre fundador y primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, rodeado de símbolos nazis.
Pero es aún más contundente el registro fílmico del evento por una escena en particular: cuando el asistente de plomero judío Isadore Greenbaum, quien trabajaba en el Garden, saltó a la tarima, completamente ofendido e indignado por el discurso del líder del movimiento nazi estadounidense, Fritz Kuhn, a quien iba a atacar. De todas partes saltan guardaespaldas y nazis dispuestos a linchar al judío, pero la policía lo salva.
¿Qué había dicho el señor Khun en su discurso? Nada novedoso si nos paramos en este año 2024. Culpó a los judíos de todas las desgracias que se viven en los Estados Unidos (es decir lo mismo que pasa hoy con los inmigrantes para el candidato Trump). Dijo que era hora de recuperar “América para los verdaderos americanos” (es decir lo mismo que dice Trump con sus proyectos proteccionistas, racistas y antiinmigración). Insistió en que el candidato demócrata a la presidencia, Franklin Roosevelt en realidad era un judío de apellido Rosenfeld (siendo esta una clara mentira, como las que encadena Trump cada día). E infinidad de otros disparates que concluyó con gritos de “FREE AMERICA, FREE AMERICA”, como si los Estados Unidos, en aquellos años de prosperidad y aún lejos de la Segunda Guerra Mundial, hubiesen estado presos o secuestrados por alguien.
Y ojo a más coincidencias: si la prensa denunciaba a los nazis estadounidenses, estos se defendían diciendo que era una prensa judía; si había falta de oferta de puestos de trabajo, era por culpa de los “refugiados judíos quita trabajo”. Pero tal vez lo más impactante es una frase en particular porque pareciera ser marca del talante del candidato cuyo futuro sabremos mañana: “Levántense, arios, nórdicos y cristianos para exigir que el gobierno vuelva a manos de verdaderos americanos”. Es como si no hubieran pasado los años.
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