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Lina Rubiano, especialista en medicina china: “La gran pandemia es la falta de autocuidado”

Esta médica colombiana, autora del libro ‘Revelaciones para sanar con Medicina china’, explica cómo este conocimiento milenario puede restablecer el equilibrio en medio del estrés de la vida moderna

Lina Rubiano, Médica Especialista en Medicina China
Lina Rubiano el 29 de mayo de 2024, en Bogotá.NATHALIA ANGARITA
Emma Jaramillo Bernat

Cuando Lina Rubiano (Bogotá, 1984) viajó a Tianjín para aprender medicina china debió desprenderse de su formación occidental, de lógica aristotélica, y recuperar su espíritu de aprendiz —o Jīnzhēn, como lo llama en su libro—. Al principio todo era confuso. No podía entender las intrincadas conexiones que le planteaban: que el movimiento en el cuerpo se diera por la misma razón por la que se movían las ramas de los árboles, o que la forma en la que estos limpiaban toxinas y generaban oxígeno explicara la función del hígado. Mucho menos entendía la afirmación de uno de sus primeros maestros, quien sostenía que el origen del párkinson no estaba en el cerebro. Su mente, forjada al calor de aulas y hospitales, “hizo cortocircuito”, según relata en su primer libro, Revelaciones para sanar con Medicina china.

Publicado por Grijalbo en noviembre de 2023, este libro va camino de convertirse en un best seller: llegó en pocos meses a su cuarta edición y en junio empezó a ser distribuido en las librerías de España. Rubiano busca, en cerca de 400 páginas, que el lector comprenda el perfecto diseño del cuerpo humano, que se alinea con el cielo y la naturaleza, y que descubra cómo sus cinco elementos —agua, madera, fuego, tierra y metal— se manifiestan en los órganos internos. Cuando se rompe su perfecto equilibrio, tras algún tiempo gestándose en silencio, aparece la enfermedad.

En el texto, las anécdotas de la autora cuando era estudiante en China, donde empezó sus estudios en Acupuntura, Moxibustión y Tuina, se entremezclan con su conocimiento como médica de la Universidad de la Sabana, del mismo modo en que en sus consultas por un lado están los exámenes de laboratorio y por el otro sus inusuales formas de observación; ella se guía por el color del párpado inferior, de la lengua, o por la profundidad del pulso. En su consultorio, en Bogotá, le explica al PAÍS por qué la medicina china, milenios después de su creación, puede ayudarnos a estar sanos en medio de la vida moderna, con cuerpos sobrecargados de estrés y en constante alerta.

Pregunta. Cuando uno se acerca a la complejidad de la medicina china, se pregunta cómo es posible que hace milenios se descubriera un sistema de canales energéticos en el ser humano

Respuesta. Eso es una maravilla, porque la teoría de canales fue evolucionando, y no es nada esotérica. Hay muchas personas que piensan que fue una revelación. En realidad, no fue así. Los primeros hallazgos se dieron por la posibilidad que ellos tenían de hacer disecciones en cuerpos. La tradición judeocristiana tiene un tema con la sacralidad del cuerpo: si no se puede tocar, profanar, después de la muerte, tampoco se podía investigar. En China hicieron un estudio sistemático con los cadáveres. Se dieron cuenta que los canales eran comunicaciones de circulación, de arterias. Empezaron a decir: si metemos un tubo por el tobillo y vamos ascendiendo, ¿hasta dónde llega? Los primeros estudios que se hicieron fueron hace 5.000 años. No sabían que había una división entre arterias y venas porque la circulación es una descripción muy reciente de la medicina. Fue descubierta y descrita por William Harvey a finales de 1600. Ellos se dieron cuenta de esas comunicaciones: qué pasa si lo que está teniendo el pie es lo mismo que está teniendo la cabeza; entonces podían tratar un dolor de cabeza en el pie, o en la mano. La gran fortaleza que tiene la medicina china es que es el estudio observacional e intervencionista más grande de toda la humanidad. ¿Por qué? Porque llevan más tiempo y porque han tratado a más gente.

P. Es, además, una medicina preventiva…

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R. El truco de la salud no está cuando las cosas están ocurriendo. A todos nos gusta pensar así: eso no me va a pasar a mí. Y nadie está exento de ninguna enfermedad, como tampoco nadie está destinado a tenerla. Los hábitos son clave, y la medicina china ha hablado de eso desde siempre. Los médicos a los que se les pagaba en la antigüedad eran aquellos cuyos pacientes no enfermaban. Al médico le dejaban de pagar cuando el paciente se enfermaba, porque, ¿cuál es la función de la medicina? Mantener a la persona sana, y no tratarla cuando ya está enferma.

P. Hay relaciones que ya había planteado la medicina china y que luego la ciencia moderna ha logrado demostrar que eran ciertas. ¿Cuáles recuerda?

R. Los genios del siglo XXI ahora están diciendo que las enfermedades sí se relacionan con las emociones. Hay gente que todavía no cree en eso. La medicina china siempre lo ha dicho. Recientemente se ha descrito una larga y compleja disciplina llamada psiconeuroendocrinoinmunología, en donde unen lo neurológico, lo psicológico, lo inmunológico y lo hormonal. Eso claro que tiene sentido, porque si el cuerpo no está separado, por qué una situación hormonal no habría de impactar en lo emocional, o por qué algo emocional no habría de impactar en el estado intestinal. Nosotros somos un entramado complejo de diversos aspectos que están todos unidos. No los podemos separar.

P. En un mundo con todos en equilibrio, ¿qué pasaría con la industria farmacéutica?

R. Aquí llegamos al punto: ¿al sistema realmente le conviene que la gente se sane? ¿Por qué no se ha hecho tanta difusión de sistemas preventivos que puedan ayudar a las personas a largo plazo? Porque no es rentable. A nadie le da plata vender apio, remolacha, brócoli. Coger el brócoli y volverlo unas cápsulas, eso sí da dinero. La única forma de salirse de ese control es aprender del propio cuerpo. El cuerpo sabe estar sano. Al cuerpo nadie se lo tiene que enseñar. Hay que darle lo que necesita para que lo esté.

Una sesión de acupuntura, en una imagen de archivo.
Una sesión de acupuntura, en una imagen de archivo.miljko (Getty Images)

P. Ha contado que mientras escribía el libro tuvo una crisis personal. Es curioso, porque la gente espera que una médica sepa cómo sanar…

R. Esa fue la peor parte de la historia. Yo tengo una responsabilidad profesional con las personas que me buscan, entonces yo para esas personas no puedo estar mal, pero a la larga soy un humano. Yo hice una depresión en ese momento, que me estaba limitando para poder llevar a cabo este proyecto. A mí me gusta mucho escribir. Yo, cuando chiquita, escribía poesía. Taylor Swift hubiera hecho mucha plata con esos poemas…Ya hasta me volví swiftie. Tiene una frase que define lo que es mi libro: I can do it with a broken heart (Puedo hacerlo con el corazón roto). Y otra que dice: I cry a lot, but I’m so productive (Lloro mucho, pero soy muy productiva). Mi libro, básicamente, tiene sangre, lágrimas y mucho café...

El mayor regalo fue que a mí me hubiera dado una depresión justo cuando estaba escribiendo el capítulo del corazón; quedó escrito muy fuerte, muy doloroso. Ese capítulo tiene todo de mí, toda esa exposición, lo que creo que es la clave del éxito de Taylor. Hay más fortaleza en mostrar la vulnerabilidad que en ocultarla.

P. En este tema de las depresiones, ¿la medicina china ayuda?

R. Claro. Para la medicina china, el corazón y la mente están unidos; la mente del corazón es un concepto que se conoce como el Shen. Las enfermedades mentales se tratan en el corazón, que es el centro integrador emocional, y si está alterado, altera todas las emociones. Porque una cosa que tiene la medicina china es que las emociones están en los órganos. No es como que tú tienes miedo o ansiedad y te trato con psicología. No, la ansiedad se trata el bazo; para el miedo se trata el riñón. Para la nostalgia, el pulmón.

P. ¿Cuál es la mayor causa de consulta de la gente en este momento? Hoy, ¿de qué podría decir que estamos enfermos?

R. A mí me parece que la gran pandemia es la falta de autocuidado, porque todo el mundo sabe qué tiene que hacer. Todo el mundo sabe que hay que hacer ejercicio, que hay que comer bien, que hay que relacionarse adecuadamente. Haz una encuesta. Esto lo sabe todo el mundo. Pero entonces la pregunta es por qué las personas no lo pueden hacer, o no lo pueden sostener en el tiempo: porque esas tres pautas requieren que la persona cuide de sí misma, y para los seres humanos es mucho más fácil cuidar del otro que cuidar de nosotros mismos.

Una paciente en China, durante una sesión de Moxibustión, en una imagen de archivo.
Una paciente en China, durante una sesión de Moxibustión, en una imagen de archivo.VCG (VCG via Getty Images)

P. Entonces no somos tan egoístas como pensamos…

R. Yo lo veo más como una forma de autoagredirnos. Es triste, porque en el fondo es falta de autoestima. A veces me preguntan qué pienso del suicidio, pero entonces qué pienso de las personas con diabetes que todos los días se están comiendo un dulce y saben que se están matando. ¿Qué diferencia hay? Ambos te van a llevar a la muerte. Esa dificultad del autocuidado es una dificultad para confiar en nosotros mismos.

P. En sus redes se ve que es creyente, en un sentido religioso, y para muchos puede resultar contradictorio, si aplica técnicas orientales

R. Lo que yo le digo a la gente es: no hay forma de que uno pueda sanar si no hay una conexión con el espíritu, porque nosotros claramente somos más que materia. Y para mí Dios está en todo esto. Saber que la razón por la que ocurre un milagro es por la pureza de la mente de la persona que está ahí, pues entonces sí tiene que existir. Entre más purifiquemos la mente, más sanos vamos a estar.

P. En sus publicaciones en redes es permanente el tema de la búsqueda del amor. Parece que uno de los principales motivos de consulta son los corazones rotos

R. Esa es una frase que oímos mucho en las mujeres y no en los hombres: ‘Me siento rota. Siento que algo no está bien’. Todo el tiempo estamos haciéndole señales contradictorias a nuestro cuerpo: queremos el amor fiel, pero no podemos ser fieles a nosotros mismos. Yo veo más personas que sufren por hacer todas las cosas al revés. Volvemos otra vez: cuando se recupera la dignidad humana es cuando uno ve una fuerza en las personas que es como: ¡de dónde sacas esa fuerza! Sí, porque cuando tú recuperas tu dignidad en el autocuidado y en el amor, las cosas son diferentes.

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Emma Jaramillo Bernat
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Ha trabajado en 'El Tiempo', como editora web, y en la Agencia Anadolu, de Turquía, como jefe de corresponsales para Latinoamérica. Graduada de Comunicación Social de la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra.
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