La caída de la inflación duró 13 meses: se estanca en mayo en 7,16%
El descenso de los precios sufre un bache por el impacto de los alimentos y los arriendos
Si se desgrana dato por dato la coyuntura de la economía colombiana, lo que queda al descubierto es un conjunto de contrastes, pequeñas mejoras y viejas debilidades. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística ha revelado en la tarde del martes que la inflación, después de 13 meses consecutivos a la baja, se ha estancado en un 7,16% interanual por segundo mes en línea. Una noticia que, de momento, palidece las metas del Banco de la República, empleado a fondo en su misión de desescalar los precios hasta un 5,5% para finales de este año.
Un retroceso en el proceso de desinflación no es una tragedia, pero sí despierta algunas aprehensiones en una economía que se bate para levantar cabeza tras los desequilibrios infligidos por la pandemia. Por eso, la directora de investigaciones económicas de Bancolombia, Laura Clavijo, opta por apaciguar los ánimos y poner las cosas en contexto: “Se trata de un tema cíclico puntual de mayo; en junio debería seguir cayendo”. Desde la entidad financiera más grande del país, se han referido a una “pausa transitoria” para caracterizar el nuevo dato, que en su lectura mes a mes avanzó un 0,43%.
Mucho de lo que ha ocurrido con los resultados presentados por la directora de la agencia estadística, Piedad Urdinola, ha estado relacionado con el nuevo aumento anual en el precio de los alimentos, que se ha situado en 4,41% tras meses en bajada. Pero el impacto de las sequías sobre las cosechas debido al fenómeno de El Niño ya había insinuado un repunte en su lectura interanual de abril y en mayo se ha confirmado la tendencia con el costo de la papa jalonando su comportamiento. “En mayo del año pasado la inflación de alimentos fue atípicamente baja”, explica Laura Clavijo, “de -0,85, por eso sabíamos que la base era tan baja que este mes iba a dar un dato más alto, que fue de 0,5%”.
La vivienda, los servicios públicos y los arriendos, de la misma manera, han ejercido presión sobre el bolsillo de los consumidores. Este último componente ha tenido un aporte del 0,16%, algo así como 27 puntos porcentuales dentro de la variación mensual, explica la gerente de investigaciones en Itaú, Carolina Monzón. La directora del DANE recordó que la batalla contra la inflación aún no está ganada y que la tasa se halla por encima de algunos de los países de la región. Mostró en el monitor que, a pesar de que Chile (4,1%) y México (4,69%) han mostrado leves repuntes anuales durante el último mes, los datos para Colombia se encuentran en un nivel más alto, que no da alivio.
De momento, el balance parcial es agridulce y entre los motivos que subyacen se hallan dos asuntos estructurales. En el nicho de servicios, por ejemplo, el precio de los arriendos es el vector que estaría obstaculizando el proceso de desinflación, cuyo objetivo último ha sido fijado en un umbral del 3% por el banco central. “La legislación colombiana permite que los arrendamientos residenciales se puedan ajustar de acuerdo al índice de Precios al Consumidor del año anterior”, explica el director ejecutivo de estudios económicos de Davivienda, Andrés Langebaeck.
De lo anterior se deduce que para este año los propietarios estiraron el precio hasta un 9,28%. Una realidad que mantiene el estímulo sobre ese rubro y se suma a la restringida oferta de vivienda para los estratos más altos en los últimos años: “El último boom en la construcción de vivienda fue en 2016, hace 8 años. Eso significa que hay una escasez relativa que se ve reflejada en los incrementos de los arriendos”. Un asunto engarzado a temas de variables de indexación y falta de dinamismo en el negocio para las rentas más altas.
Por otra parte, los incrementos mensuales en las tarifas de electricidad, con especial acento en ciudades como Bucaramanga (2,12%), Medellín (1,43%) y Cali (1,39%) tiene anclaje en el alza de los costos de la energía en bolsa. Pero también en las sequías durante el primer cuarto del año. Por eso, la Comisión de Regulación de Energía y Gas y el Ministerio de Minas y Energía establecieron a finales de mayo dos medidas que impactarán la tarifa ligeramente hacia abajo.
“Todo esto se origina como un coletazo de El Niño, que generó algunos ajustes importantes en los precios”, argumenta el jefe de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, Camilo Pérez. Así mismo, pronostica que lo peor de la racha ya ha quedado atrás: “Recuerde que los meses previos tuvimos variaciones relativamente pequeñas y las más grandes fueron en noviembre, diciembre y enero de este, cuando incluso hubo incrementos mensuales de hasta el 5%”.
El alza en los costos del sector educativo ha mostrado la mayor variación anual con un 11,42%. El importe de los diplomados, la educación continuada, los preuniversitarios o la educación preescolar y básica primaria no deja de aumentar. Laura Clavijo, sin embargo, detalla que se trata de resultados en línea con otros meses: “Parece continuar por la misma senda”. Un asunto que, en parte, también puede responder al encarecimiento de los alimentos. Desde la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, han resaltado que la inflación medida sin los nichos de energía y alimentos en su lectura anual fue de 6,66%, 3,88 puntos porcentuales inferior al resultado de mayo de 2023. Una noticia que para los responsables del centro de pensamiento “refuerza el optimismo frente al manejo responsable de la política monetaria” del Banco de la República.
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