La influencia china en Colombia irrumpe también en la tecnología
El país sudamericano, socio tradicional de Estados Unidos, tomará decisiones cruciales en materia de inversión tecnológica en telecomunicaciones, salud o transporte en los próximos meses
La influencia política y económica de China en Colombia, el más estrecho aliado de Estados Unidos en la región, se mantiene al alza. Es una presencia palpable en diversos campos, pero el Gobierno de Gustavo Petro –que se reunió con Xi Jinping en Pekín a finales de octubre– no se ha preparado para lidiar con los potenciales riesgos que conlleva la inversión del gigante asiático en el sector tecnológico. Esa es una de las principales conclusiones de un informe de la consultora Colombia Risk Analysis que aborda los retos y oportunidades de la huella tecnológica de la gran potencia emergente.
Colombia se prepara para tomar decisiones cruciales en materia de inversión tecnológica en telecomunicaciones, salud, transporte, energías limpias, seguridad e infraestructura en las próximas semanas y meses, con la licitación de telecomunicaciones 5G del próximo 20 de diciembre como la más inminente. Estas decisiones no son solo de carácter técnico, sino que también tendrán consecuencias geopolíticas y estratégicas, señala el estudio. “Las ventajas de calidad y precio de las tecnologías de China no pueden impedir una reflexión, necesaria y urgente, sobre los riesgos potenciales en privacidad y seguridad que generan”, apunta Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis.
Los dos países elevaron recientemente sus relaciones diplomáticas con ocasión de la visita de Estado de Petro a China. Ahora se consideran “socios estratégicos”. En la declaración conjunta y entre los 12 acuerdos firmados se expresa la intención de fortalecer la cooperación en el sector tecnológico. Más concretamente, el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) destacó la utilidad de la tecnología china para el bienestar de los colombianos y firmó tres acuerdos para fortalecer la economía digital, crear un programa de pasantías en empresas de tecnología en China para estudiantes colombianos y establecer un convenio entre RTVC y China Media Group.
Como en el resto de América Latina, la influencia china en Colombia ha crecido en tamaño y alcance durante la última década. En la región, más de una veintena de países se han adherido a la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), que se puso en marcha en 2013 y es financiada por el Gobierno chino para invertir en infraestructuras como represas, ferrocarriles, carreteras y puertos –Pekín también introdujo el concepto de la ruta de la seda digital en la Iniciativa–. Colombia no ha llegado a sumarse, pero los proyectos más grandes de infraestructura en transporte y minería en los últimos tiempos han sido adjudicados a empresas del gigante asiático.
Las inversiones chinas en Colombia parecen estar en todas partes. Así lo evidencia que ese rubro se triplicó entre 2021 y 2022. Entre los proyectos más ambiciosos está la primera línea del metro de Bogotá, adjudicada a un consorcio de China Harbour Engineering Company y Xi’an Rail Transit Group. El presidente Petro ha insistido en soterrar al menos un tramo, uno de los propósitos manifiestos de su visita a Pekín en vísperas de las elecciones regionales del 29 de octubre, a pesar de que el plan aprobado y en marcha contempla una línea elevada –y de que los diplomáticos chinos deslizaron a los colombianos que no querían abordar ese tema–. Además, más de 1.500 autobuses eléctricos BYD operan en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín; Sinovac Biotech construirá una planta de fabricación de vacunas en Bogotá; y Powerchina cuenta con diversos proyectos de energías renovables a lo largo del país, entre varias decenas de ejemplos más.
La consultora también destaca, entre otras, que las marcas chinas Huawei, Xiaomi, Vivo y Oppo representan casi el 30% de la cuota de mercado de teléfonos inteligentes en Colombia. La infraestructura de telecomunicaciones del país se apoya en gran medida en equipos de Huawei, que también proveerá equipos para los operadores participantes en la puja por proveer al país de telefonía 5G. Se trata de una subasta que se celebrará el próximo 20 de diciembre y otorgará un permiso del uso del espectro hasta 2044, con la posibilidad de renovarlo.
El MinTIC se rige por el principio de neutralidad tecnológica —no discrimina tecnologías según su país de origen—, por lo que compañías como Huawei o ZTE podrán proveer equipos a los operadores que participen en la licitación. “Teniendo en cuenta las sanciones y medidas aplicadas contra Huawei y ZTE en países como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, alegando riesgos para la seguridad nacional, así como las declaraciones de la Unión Europea sobre competencia desleal de los vehículos eléctricos chinos, Colombia debe prestar especial atención a la creciente inversión china en el país”, señala Colombia Risk Analysis.
China se mantiene como el segundo socio comercial más importante de Colombia, con intereses de expansión en infraestructura, ferrocarriles y tecnología, entre muchos otros sectores. “Los beneficios de la inversión china seguirán siendo difíciles de resistir en Colombia y el resto de América Latina. China seguirá eclipsando a Estados Unidos y la Unión Europea en licitaciones y contratos gubernamentales en Colombia, particularmente en proyectos que los contratistas occidentales perciben como demasiado arriesgados o insuficientemente lucrativos”, pronostica el documento.
Hay mucha especulación sobre las vulnerabilidades en ciberseguridad que la tecnología china trae consigo. Los indicios del creciente centralismo y control del Partido Comunista de China (PCCh) sobre la comunidad empresarial china sugieren que las compañías deben cooperar y compartir información con la inteligencia estatal por motivos de seguridad nacional, advierte Colombia Risk Analysis. “La particular relación entre las empresas chinas y el Estado invitan a hacer la reflexión sobre los posibles riesgos que esta podría implicar. Sin embargo, hasta el momento, no encontramos evidencia concluyente que permita sugerir que se deba frenar la contratación de empresas chinas para modernizar la infraestructura digital en Colombia”.
El estudio matiza que ese paulatino acercamiento no significa que Colombia vaya a alejarse de Estados Unidos, su principal socio comercial y militar. Washington se ha mostrado preocupado por la influencia que pueda ejercer Pekín sobre Bogotá, y el Comando Sur incluso ha advertido a los Gobiernos latinoamericanos de los riesgos de utilizar tecnología china en las redes 5G. En cualquier caso, “más allá de una estrategia geopolítica, Colombia primero debe priorizar y proteger sus intereses nacionales atendiendo con ojos abiertos las preocupaciones sobre privacidad y seguridad que plantean las inversiones chinas en el sector tecnológico, un debate que por ahora es incipiente”.
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