‘Transfariana’, el documental sobre el inesperado amor entre una mujer trans y un exguerrillero en la cárcel
Se estrena en Colombia la producción franco-colombiana que ya ganó un reconocimiento en el Festival de San Sebastián en España
Transfariana es un documental provocador: 150 minutos de una espinosa historia de amor en la cárcel entre Laura Katalina Zamora, una mujer trans, y Jaison Murillo, un guerrillero de las FARC. Los dos purgaban penas en La Picota, una prisión en el sur de Bogotá. Se encontraron y surgió el romance en 2015, cuando Zamora fue trasladada al patio en el que estaba Murillo, quien era el vocero político de los prisioneros políticos de la guerrilla que estaba negociando la paz con el Gobierno en La Habana. En un contexto difícil, vivieron a la vez un idilio privado y una odisea pública por defender su relación de los prejuicios de la sociedad y de sus entornos.
Joris Lachaise, el director francés de 43 años que tiene en su portafolio documentales como Una simple palabra (2014) y Lo que queda de la locura (2013), decidió llevar esta historia a la pantalla grande dado el importante momento de transición política, tras la firma del acuerdo de paz entre el Estado y las FARC, en 2016. Una coyuntura que permitió abrir debates pendientes sobre lo ocurrido en el conflicto, incluyendo la violencia que sufrieron las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, como Laura Katalina.
El rodaje comenzó en 2017 y duró hasta 2019. En ese proceso, la Red Comunitaria Trans ―una organización social creada por trabajadoras sexuales trans en el barrio Santa Fe, en el centro de Bogotá― tomó protagonismo. No solo sus miembros conocían previamente a Laura, sino que iniciaron un proceso de diálogo y reconciliación con los firmantes de paz.
Parte del largometraje franco-colombiano transcurre en la zona veredal de transición ―el nombre oficial de los espacios en los que inicialmente se agrupaban los exguerrilleros firmantes de la paz― de Icononzo (Tolima), donde cumplió su proceso de reincorporación Jaison después de quedar libre gracias al acuerdo de paz. Guillermo Quintero, el productor colombiano, explica desde Francia los retos de construir un relato fílmico potente y respetuoso con sus personajes: “Uno de los desafíos más importantes fue tejer una estructura narrativa consistente y abordar todos los retos que eso implicaba ya en el montaje, pues a través de la historia personal de Jaison y Laura se abría un retrato de esa sociedad colombiana discriminatoria”.
El cineasta apunta a necesidad que tenían el director y su equipo de involucrar en el proceso a liderazgos trans que se han organizado durante más de una década en la red para luchar contra las violencias que los aquejan. “Para nosotros era fundamental hacer eco del trabajo de la Red Comunitaria Trans, lo que han hecho en el barrio Santa Fe y promover ese diálogo entre dos formas de lucha que no se habían mirado antes a los ojos. Por un lado, la historia de una batalla contra la discriminación, contra la pobreza, contra la miseria, contra la exclusión. Por el otro, la larga historia de lucha de clases de las insurgencias de las FARC, que por momentos fue nefasta y por momentos luminosa”, explica Quintero.
El estreno internacional de la película se llevó a cabo el pasado mes de febrero en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Allí comenzó una gira por varios festivales de cine en Europa y en el Festival de Cine de San Sebastián se alzó con el galardón Sebastiane Latino, que premia a las películas que mejor representan la diversidad sexual y de género en la región. “La han recibido muy bien, tanto en Francia como en Alemania. Ahora veremos como la reciben en Colombia. Ese será el gran medidor”. Una expectativa que cobra sentido ante una oleada de transfobia creciente en el país, de la que ha alertado la Defensoría del Pueblo.
En Colombia, el estreno oficial será en el Bogotá International Film Festival (BIFF), en el que tendrá tres funciones. La de este miércoles en la Cinemateca Distrital, contará con un espacio de conversación previo a la función con la activista trans Daniela Maldonado y Laura Katalina, la protagonista, en un permiso fugaz que le concedió el INPEC para que pudiese ver la producción.
Después del estreno nacional, las casas productoras y las organizaciones sociales impulsarán una recolecta para pagar abogados que apelen la condena de 53 años que paga actualmente Laura pues, argumentan, es injusta, y que, según Quintero, se debe a que en lugar de un proceso judicial con garantías hubo uno viciado por el estigma contra una mujer pobre y transgénero.
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