Los bosques colombianos desempeñan un papel clave para mitigar el cambio climático
Si queremos alcanzar los objetivos climáticos mundiales, debemos detener la deforestación. Me gustaría elogiar a Colombia por sus planes nacionales para reducir la deforestación y mejorar las condiciones de vida en la región amazónica
En marzo de este año tuve la oportunidad de visitar Colombia, incluyendo la región amazónica. Allí, junto a la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, y el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, conversamos con la población local, los pequeños agricultores y los pueblos indígenas que viven en el arco de deforestación. Ver la deforestación con mis propios ojos y escuchar la situación de las comunidades locales me dejó muy impresionado y me dio una idea de la complejidad de los retos que Colombia está tratando de resolver.
Era fácil desanimarse. Pero en mi corta pero agitada visita me encontré con muchas personas que quieren un cambio y con un Gobierno que se ha dado cuenta de la gravedad de la situación y ha actuado con empeño para disminuir la deforestación y mejorar las condiciones de vida de la gente.
Las recientes declaraciones sobre la reducción de la deforestación en la Amazonía de la ministra Muhamad son muy alentadoras. Con voluntad política y planes sólidos, Colombia está en una posición única para movilizar una mayor financiación internacional para sus ambiciones de reducir la deforestación.
Los bosques se han convertido en la gran política
Los líderes mundiales son cada vez más conscientes de que no se alcanzarán los objetivos climáticos o ambientales mundiales si no detenemos la destrucción de la selva tropical. No basta con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, también debemos preservar al máximo la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono. Para ello, necesitamos una naturaleza bien cuidada.
Esta premisa sienta las bases de la Iniciativa noruega sobre el clima y los bosques, lanzada hace 15 años. El argumento era que si el mundo paga a los países que consiguen preservar los bosques, todos ganamos.
Uno de los primeros socios de Noruega fue Colombia. El país alberga gran parte de la Amazonia, la mayor selva tropical del mundo, y es el país del mundo con más especies en relación con su tamaño. Colombia es, por tanto, un país clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la deforestación y para conservar la diversidad biológica y cultural del planeta.
Colombia ofrece resultados
En la cumbre del clima de París de 2015, Colombia, Noruega, Reino Unido y Alemania se comprometieron conjuntamente a trabajar en conjunto para reducir la deforestación en Colombia. En 2019, renovamos esta alianza hasta 2025.
Desde que entró en la Alianza, Colombia ha logrado resultados significativos. Por ejemplo, de 2013 a 2016 gracias a la reducción de la deforestación evitó la emisión de más de 60 millones de toneladas. Colombia también ha puesto en marcha reformas ambiciosas para un uso más sostenible de la tierra, frenando la expansión de la frontera agrícola y fortaleciendo los derechos territoriales de comunidades étnicas. En Colombia, la mitad de los bosques se encuentran en territorios colectivos de pueblos indígenas y comunidades negras. La deforestación en estas zonas es menor que en el resto del país.
Trabajo integrado por la paz y la reducción de la deforestación
En el contexto internacional, Colombia representa un caso muy especial por la relación entre la paz y el cuidado de los bosques. Sin paz, será difícil alcanzar los ambiciosos objetivos de reducción de la deforestación que se ha fijado Colombia. Igualmente, no habrá paz duradera si no se garantiza también la paz con la naturaleza.
El Gobierno se ha dado cuenta de esto. Muestra de ello es el plan de contención de la deforestación de la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad. El trabajo para mantener los bosques en pie y el trabajo por la paz total en la Amazonia ocupan un lugar destacado en la agenda del presidente Petro. El gobierno está realizando un trabajo innovador para integrar los esfuerzos por la paz, la conservación de los bosques, la mejora en las condiciones de vida para la población rural y la garantía de los derechos de las comunidades étnicas sobre sus territorios.
Impulso político
Estamos experimentando un impulso sin precedentes en los esfuerzos por reducir la deforestación a escala internacional. Indonesia tiene la tasa de deforestación más baja de los últimos 20 años. El nuevo Gobierno de Brasil tiene como objetivo la deforestación cero. En la Cumbre del Clima de 2021 se prometieron 12.000 millones de dólares para la conservación de los bosques. Y a través de la coalición LEAF, las principales empresas mundiales han acordado pagar a los países por la reducción de la deforestación.
Es esperanzador para la acción internacional que tantos países forestales tengan líderes que quieran contribuir y que la comprensión de la importancia de los bosques tanto para el clima como para la política de la naturaleza sea mucho mayor a nivel internacional.
Junto a los países socios, Noruega está trabajando con los anfitriones de la cumbre sobre el clima, que se celebrará en los Emiratos Árabes Unidos en noviembre de 2023. Existe un gran interés en que la conservación de la selva tropical y otras soluciones basadas en la naturaleza sean uno de los temas principales de la COP28, además del trabajo sobre la transición energética y la descarbonización. Colombia, actor clave en el aterrizaje del acuerdo sobre la biodiversidad de Montreal (2022), también tendrá un papel esencial para poner la selva tropical y las soluciones basadas en la naturaleza como una prioridad en esta reunión.
Como importante país con bosques tropicales, Colombia desempeña un papel clave en la lucha contra el cambio climático. Con voluntad política y planes sólidos para reducir la deforestación, Colombia se encuentra en una posición única para recibir también apoyo a sus ambiciones. Esta no es una tarea en la que Colombia se pueda embarcar solsa y el apoyo financiero internacional podría contribuir significativamente.
Es de interés mundial que Colombia tenga éxito en su proyecto de paz y en la conservación de los bosques tropicales. Noruega sigue siendo un socio fiable en ambos esfuerzos.
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