Colombia abre una segunda mesa de diálogo con la disidencia de las FARC de Iván Mordisco
El presidente Petro suma esta negociación con el grupo a la que ya tiene en marcha con el ELN
La mesa de diálogo con la disidencia de las FARC que lidera Iván Mordisco, a quien el que el anterior presidente, Iván Duque, dio por muerto durante una operación militar, se va a instaurar en breve. Fuentes gubernamentales aseguraron que el anuncio se iba a hacer el domingo durante un acto público, pero a última hora del día se estaba revaluando el día y la fecha en el que se escenificará el comienzo de las negociaciones para que este grupo armado, compuesto por guerrilleros que no se acogieron al anterior proceso de paz, depongan las armas y se reintegren en la vida civil.
Gustavo Petro circula en dos pistas a la vez. En la primera trata de convencer a los guerrilleros del ELN de que este es el mejor momento para alcanzar un acuerdo, reinventarse y convertirse en un partido político o en una organización social después de 60 años de lucha armada —se trata de la última guerrilla levantada en armas en Latinoamérica—. La negociación no está siendo nada fácil, como aventuraron algunos expertos en la materia. El ELN maneja unos tiempos y el Gobierno otros. Petro tiene prisa por acordar un alto el fuego con el que pretende reducir los homicidios en las regiones. La guerrilla, en cambio, no quiere, por ahora, un armisticio que pueda colocarle en una situación de desventaja frente a otros grupos criminales con los que se disputa algunos territorios colombianos.
En la segunda, el presidente va a sentar en una mesa a unos hombres que escondidos en la selva se han dedicado al narcotráfico y la extorsión. Los guerrilleros que sí se desmovilizaron los han acusado de hostigarles. Aún así, el Gobierno considera que esta es la vía para desmovilizar al autodenominado Estado Mayor Central bajo las órdenes de Mordisco, que aglutinó el poder absoluto de la organización tras la muerte de Gentil Duarte, un combatiente histórico muy peculiar que grababa discos de rancheras en la clandestinidad.
Petro ha dado el visto bueno a este diálogo de paz al tratarse de guerrilleros que nunca creyeron en el anterior proceso de paz, el sellado a finales de 2016, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, y continuaron su lucha. Por ahora no ha considerado que deba tener el mismo tratamiento la otra disidencia, la Segunda Marquetalía de Iván Márquez, en la que militan combatientes que desertaron de ese proceso con los acuerdos firmados. El propio Márquez era jefe negociador de la delegación de las FARC en los diálogos de La Habana, pero volvió a agarrar un fusil cuando el entonces fiscal general le abrió un proceso por narcotráfico.
Danilo Rueda, el comisionado de Paz, ha sido quien ha conseguido concretar el diálogo con el Estado Mayor Central. Llevaba ocho meses tratando de convencer a Mordisco que esta era la mejor vía. Petro anunció hace un mes que todo estaba preparado para empezar a hablar, pero no ha sido hasta ahora que eso se ha convertido en una realidad que será anunciada en los próximos días. El presidente confía en Rueda, un humanista que se ha recorrido las cárceles colombianas con un mensaje de perdón y reconciliación. El presidente le tiene mucha fe.
Fue él quien se reunió el lunes con los dirigentes de este grupo armado en las Sabanas del Yarí, en el departamento del Meta. Le acompañaron una delegación de testigos y observadores de varias organizaciones, representantes del cuerpo diplomático acreditado en Colombia y “sectores de fe”, que debe hacer referencia a la Iglesia y otras organizaciones religiosas. Ahí, el Estado Mayor Central dio los nombres de cinco de sus miembros que integrarán un mecanismo de veeduría y control, que se instalará formalmente el 26 de abril. La fecha coincide con una reunión mundial de cancilleres que ha organizado Petro para tratar de solucionar el conflicto político venezolano.
Rueda, en un comunicado, dijo que pretende con estas negociaciones reducir las brechas de desigualdad en los territorios afectados por el conflicto armado y le pidió al Estado Mayor Central que mantenga el compromiso de respetar la vida de los líderes sociales, las comunidades y el medio ambiente. Detener la voraz deforestación en el sur del país como gesto de buena voluntad ha sido justamente un primer punto de encuentro en los acercamientos entre el Gobierno y la disidencia de Mordisco.
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