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Isabella Echeverri: “Las denuncias me costaron mi puesto en la Selección Colombia”

La jugadora, campeona de los Juegos Panamericanos en 2019, conversa con EL PAÍS de su reciente retiro, el fútbol femenino y los vetos en la selección

Santiago Torrado
Isabella Echeverri durante un entrenamiento con el Sevilla en Madrid, España
Isabella Echeverri durante un entrenamiento con el Sevilla en Madrid, España, el 27 de enero de 2021.Oscar J. Barroso (Europa Press via Getty Images)

Campeona de los Juegos Panamericanos en 2019 y referente de la selección femenina, Isabella Echeverri (Medellín, 28 años) anunció en febrero su retiro del fútbol profesional. Fue parte de la generación que disputó el Mundial de Canadá en 2015 y los Juegos Olímpicos de Río en 2016, además de jugar en el Sevilla de España y el Monterrey de México. Junto con Melissa Ortiz, sacudieron al país con las denuncias que publicaron en sus redes sociales hace cuatro años: la federación no les pagaba, ellas cubrían sus propios tiquetes y gastos médicos, sus uniformes eran viejos o usados y a las jugadoras que se atrevían a hablar las vetaban. Ya no estaban dispuestas a callar, y despertaron una oleada de solidaridad. “Fui muy, muy, muy feliz con la selección”, enfatiza en esta entrevista telefónica desde Monterrey. Un recuerdo que no se ve empañado por el veto que ha sufrido en los últimos años.

Pregunta. ¿Por qué retirarse del fútbol profesional a los 28 años?

Respuesta. Es una combinación de factores. Muchos piensan que es apresurado, pero tuve una carrera espectacular en selecciones y clubes, hice absolutamente todo lo que soñé, jugué cada torneo posible en el mundo. Los últimos años, sin estar en la selección y con lesiones en los pies, me hicieron darme cuenta que tenía que trascender, que el fútbol había sido una gran parte de mi vida y lo seguirá siendo, pero tengo sueños que van mucho más allá de jugar 90 minutos en un estadio. Una vez me di cuenta de eso, fueron meses de incertidumbre. Cuando tomé la decisión me sentí súper tranquila.

P. ¿Cómo han transcurrido esos dos meses desde que anunció su retiro?

R. El primer mes me lo tomé para enfrentar el duelo. Me di cuenta de que ser futbolista más que mi profesión se había convertido en mi identidad. Una vez le dije adiós a eso era como encontrarme otra vez a la mujer que había detrás de la futbolista. Entonces tuve un mes de detox [desintoxicación], sin ejercicio, sin carne, meditando mucho, reconectándome conmigo misma. Después me fui otro mes a mi casa, con mi familia, a conectar con los míos. Hace diez años no pasaba un mes en mi casa.

P. No es la primera futbolista que se retira a una edad relativamente temprana para los estándares que solemos tener para el fútbol masculino.

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R. Al final el ecosistema es completamente diferente. Un hombre desde que tiene 14 años y sabe que va a jugar fútbol profesional, económicamente lo tiene todo resuelto. Ese escenario económico es lo que determina muchas veces por qué las mujeres nos retiramos antes. Ellos tienen estabilidad, unos contratos largos que les permiten tener más tranquilidad; nosotras desde pequeñas sabemos que tenemos que estudiar y prepararnos para esa próxima etapa de vida. La combinación de estar más educadas y al mismo tiempo ver que tienes 30 o 32 años y te sigues ganando un sueldo medianamente bajo – en el caso de las que están en Colombia, solamente tres meses al año– te hace tomar decisiones más rápidamente. Por eso hay un índice de retiro muy alto en el fútbol femenino a nivel mundial.

P. ¿Qué tanto han cambiado las condiciones de las futbolistas en Colombia desde que usted y Melissa Ortiz publicaron el famoso video en que denunciaban un entorno hostil y condiciones laborales indignas?

R. Yo puedo hablar del primer año después de esas declaraciones, cuando fui parte de la Selección Colombia. Las condiciones cambiaron; retomaron la Liga Femenina, que habían puesto en pausa; hubo torneos y partidos internacionales, los uniformes y los vuelos empezaron a estar bien. Hubo un efecto dominó rápido, pero no se mantuvo. La liga sigue siendo muy corta, sin una estructura sólida. En la selección se están permitiendo vetos a jugadoras que deberían estar. Entonces siento que el ambiente hostil volvió. Ese punto de inflexión, más el triunfo de los Juegos Panamericanos en 2019, pudo haber sido un resurgir. Lastimosamente no lo fue.

P. En su momento consiguieron impedir que se diluyera la Liga Profesional Femenina ¿Cómo valora el nivel actual?

R. Sigue siendo muy pobre el formato. Prometieron una liga de 11 meses y dan una mucho más corta, en la que las futbolistas no tienen contratos laborales estables sino de meses. No se le está dando la importancia que debería a pesar de que ha mostrado que interesa, que la gente va a los estadios. El nivel es bueno porque la futbolista colombiana y su talento es inigualable, pero la estructura es muy débil. Hay que meterle muchísimo trabajo para que sea realmente sostenible.

P. ¿Las denuncias le costaron su lugar en la selección Colombia?

R. Sí.

P. Ese veto llegó después del oro en los Panamericanos, ¿a qué lo atribuye?

R. A las denuncias. Apenas denunciamos era muy difícil sacarnos de la selección por el escándalo mediático que hubo, por toda la tensión que había dentro de la federación. Pero después de ganar los Juegos Panamericanos pasó un año y medio en el que no hubo selección, se calmaron las cosas y era mucho más fácil echarnos a un lado y volver a ese sistema autoritario que había antes de las denuncias.

P. ¿Apunta a algún responsable?

R. No, la verdad es que no tengo muy claro qué pasa. Conmigo nunca nadie ha sido respetuoso y me ha dicho “mira, no te llamamos por esto”. Junto con Natalia [Gaitán] y Yoreli [Rincón] éramos las jugadoras que más minutos teníamos a nivel de clubes y más participación en Europa, y ni siquiera así nos llamaban. Entonces no sé si es la federación o el técnico, porque nunca nadie ha querido hablar conmigo. Natalia y Yoreli son referentes absolutos de la selección, líderes, capitanas y me parece inaudito que no les hayan dado por lo menos una oportunidad.

P. Daniela Montoya fue vetada en el Mundial del 2015 pero ha regresado a las convocatorias. ¿No albergaba esperanzas de jugar este año el Mundial de Australia y Nueva Zelanda?

R. La esperanza nunca se pierde. Tuve muchísima esperanza de jugar la Copa América en Colombia, mi país. Ese sueño gigante no se cumplió. Cada vez que sale una convocatoria, y cada vez que está más cerca el sueño mundialista o de la Copa América, te das cuenta de que no vas a estar. Ese dolor va creciendo, pero también se va diluyendo. Te toca sí o sí aceptar que no estás y encontrar otros motivos para superarte como futbolista y ser feliz en la vida.

Isabella Echeverri durante un partido con la selección colombiana, el 6 de abril de 2016.
Isabella Echeverri durante un partido con la selección colombiana, el 6 de abril de 2016.Tim Clayton - Corbis (Corbis via Getty Images)

P. “Nunca fui tan feliz en una cancha de fútbol como cuando me puse la camisa de la selección Colombia”, escribió cuando no fue convocada a la Copa América de 2022.

R. No me quedo con ningún rencor ni con ningún dolor. Fui muy, muy, muy feliz con la selección. Viví momentos que soñé, llegué a lo más alto. He sido parte de equipos que han hecho historia en cada torneo que han jugado. He sido campeona. Prefiero quedarme con lo bueno.

P. No pasa solo en Colombia, hay mucha agitación en el fútbol femenino en torno a las convocatorias y los manejos de selecciones.

R. Sí, hay un sexismo y una inequidad muy presente en el deporte, no solamente en el fútbol, desde hace muchísimos años. Como mujeres, y como sociedad, tenemos que darnos cuenta que tenemos muchísimo poder para cambiar la realidad que nos rodea. Las mujeres que se pronuncian alrededor del mundo se están dando cuenta del poder que tienen y de lo importante que es la lucha por alcanzar la equidad. Entonces por eso se ven cosas en España, en Francia, en Perú. Al final, las jugadoras son las que tienen la fuerza.

P. ¿Qué futbolista la ha inspirado?

R. Megan Rapinoe, de Estados Unidos, que también fue muy vocal pero al mismo tiempo logró cosas increíbles en una cancha de fútbol. Es una de las grandes voceras que tiene la equidad de género en el mundo del deporte.

P. Usted jugó en Estados Unidos, pero también en el Sevilla. ¿Por qué la Liga Española se ha convertido en la opción favorita de las jugadoras colombianas?

R. Es un primer paso para Europa, una de las mejores ligas del mundo. Que sea el mismo idioma y una cultura medianamente similar también ayuda mucho. Las jugadoras que hemos estado ahí y abrimos el camino dejamos una buena imagen de lo que es el fútbol colombiano. Entonces los equipos saben que hay talento, calidad y calidad humana.

P. Entre muchas opciones, Linda Caicedo optó por fichar por el Real Madrid tan pronto se hizo mayor de edad. ¿Fue una decisión acertada?

R. Sí, Linda tiene toda la capacidad para ser importante en el Real Madrid que, aunque no es uno de los mejores clubes del mundo a nivel femenino, lo quieren ser. Ella puede ser una de las caras que le traiga al club alegrías, ganar su primera liga y su primera Champions. Puede hacer historia con el talento y la personalidad que tiene.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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