El equipo de las rusas no es Rusia
La sanción por dopaje al Gobierno de Putin afecta al ajedrez, reconocido como deporte
Los controles antidopaje en ajedrez son una de las pruebas de su reconocimiento como deporte por el Comité Olímpico Internacional (COI). En consecuencia, las sanciones de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) al Gobierno de Rusia por su implicación en dopajes masivos afecta al Mundial Femenino por Naciones que se disputa en Sitges (Barcelona), donde las rusas son favoritas para el oro. Pero el nombre del equipo son las siglas en inglés de la Federación Rusa de Ajedrez (CFR).
Si suben a lo más alto del podio, la organización ha decidido imitar lo sucedido en los recientes Juegos Olímpicos de Tokio, donde los deportistas rusos con medalla fueron honrados con el concierto de piano nº1 de Chaikovski. El director técnico de la Federación Rusa de Ajedrez, Mark Glujovsky, opina así, preguntado por EL PAÍS: “Obviamente, este conflicto es una prueba del reconocimiento del COI. Ahora bien, el ajedrez es un deporte muy diferente a los demás. El dopaje es un problema importante en casi todos ellos, pero no lo es en absoluto para los ajedrecistas”. Y resta importancia al asunto: “Nosotros solo vestimos de uniforme en las ceremonias, y cambiar una bandera por la otra mientras dure la sanción tampoco es un gran problema”.
Está previsto que el castigo dure hasta diciembre de 2022, y por tanto también afectará al duelo de la final del Campeonato del Mundo entre el noruego Magnus Carlsen y el ruso Ian Niepómniachi, del 26 de noviembre al 16 de diciembre en la Expo Universal de Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Y a la Olimpiada de Ajedrez, cuya sede será precisamente Moscú, en la primera quincena de agosto.
Glujovsky da en el clavo cuando distingue al ajedrez de casi todos los demás deportes. La lista de productos dopantes prohibidos que se aplica es exactamente igual que en la halterofilia, por ejemplo. Y eso choca con el sentido común: si un ajedrecista da positivo por anabolizantes, será porque entre sus aficiones está el culturismo, no porque ello mejore su rendimiento en los torneos. De hecho, no se conoce un solo caso de ajedrecistas que hayan consumido un producto de esa lista para rendir más. Aun así, casi todas las competiciones de élite mundial suelen incluir controles, generalmente sin aviso previo en cuanto al día. Las federaciones Catalana y Española no tienen noticia de que vaya a haber alguno en Sitges.
Pero sí hay controles anti-trampa (con ayuda de computadoras u otros artilugios electrónicos). Todas las participantes pasan cada día por un detector de metales en la entrada de la sala de juego tras depositar sus teléfonos móviles en un mostrador destinado al efecto. Y dos, elegidas por sorteo, son además registradas corporalmente. Para eventuales (e improbables) casos de sospechas muy sólidas, se ha habilitado una habitación con biombos donde la sospechosa debería desnudarse ante una árbitro designada para esa tarea.
El COI reconoció el ajedrez como deporte en 1999 a propuesta del entonces presidente, el español Juan Antonio Samaranch (1920-2010), en la Asamblea General. “Es el deporte mental por excelencia, está organizado como tal, es universal [195 países son miembros hoy de la Federación Internacional, FIDE], tiene quince siglos de historia y nos permite cumplir a la perfección con el lema de mente sana en cuerpo sano”, explicó entonces a EL PAÍS. Los intentos realizados para que entre en los Juegos Olímpicos han sido infructuosos con la excepción de Sydney 2000, donde fue deporte de exhibición.
Las rusas cuentan sus cuatro primeros encuentros por victorias, sobre España, Francia, Azerbaiyán e India. La probabilidad de que sean honradas el sábado con la música de Chaikovski es muy alta.
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