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Ofensiva de Rusia en Ucrania
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Putin resucita la amenaza nuclear

La ofensiva rusa sobre Ucrania trae los fantasmas de la segunda mitad del Siglo XX

La central nuclear de Zaporiyia atacada por las fuerzas rusas el 4 de marzo de 2022
La central nuclear de Zaporiyia atacada por las fuerzas rusas el 4 de marzo de 2022- (AFP)
Kiko Llaneras

Este viernes los rusos asaltaron la central nuclear de Zaporiyia, provocando un incendio en un edificio anexo. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) tuvo que emitir un comunicado para informar de que la central seguía estable: “Los sistemas de seguridad de los seis reactores de la planta no han sido afectados y no se ha liberado material radioactivo”. Pero hacer la guerra alrededor de un reactor no es la peor amenaza esta semana.

Vladimir Putin ha resucitado el fantasma nuclear.

Ha invadido por la fuerza un país europeo. Eso hubiese bastado para que el mundo entero pensase en armas atómicas. Pero no se quedó en eso. Pronto hizo explícita su amenaza. Después de que Europa y EEUU anunciaran sanciones contra Rusia, su presidente mandó activar “en modo especial de combate” su arsenal nuclear. En comparación, Zaporiyia parece menor.

La amenaza nuclear es la carta de Putin. Rusia tiene un ejército enorme, pero su economía es débil en escala geopolítica y no tiene grandes aliados para esta guerra. Su poder son las ojivas nucleares, su mera existencia, porque maniatan a la OTAN.

Al arsenal nuclear se le asume un poder disuasorio, como explicaba Tim Harford en su última columna. La lógica es sencilla: los países con armas nucleares no pueden tomar riesgos que puedan escalar sus conflictos, porque una escalada puede acabar en destrucción mutua. De esa manera, una arma terrible actuaría como freno a la violencia. Limitan las hostilidades entre las grandes potencias, porque la más pequeña ofensa merecerá ser meditada si eleva la probabilidad de un daño inconmensurable.

Pero hay una fisura en ese equilibrio: que tu contrincante sea razonable. ¿Es Putin razonable? Como dice Harford, puede que estemos seguros al 99% de que sus amenazas son un farol, y que no usará armas nucleares, ni siquiera las llamadas “tácticas”, pero un 1% de duda sigue siendo un riesgo terrorífico. ¿Qué concesiones hará Occidente para evitar ese riesgo? Si Putin invadió Ucrania es porque pensó que serían muchas, pero quizás calculó mal.

El ataque ruso no está saliendo como el Kremlin desearía. De hecho, una preocupación en Washington es lo que llaman el “problema del Putin arrinconado”, cuenta The New York Times. Temen que el presidente ruso redoble su ofensiva al quedarse sin buenas alternativas. Putin se ha metido en una guerra que no le deja salidas claras. Hay quién cree que no puede ganarla. Retirarse es asumir una derrota, y aunque puede ocupar Ucrania, ha quedado claro que no lo conseguirá con una operación quirúrgica y que controlar el país no será idílico. Eso deja sobre la mesa otra pregunta inquietante: ¿de qué sería capaz un Putin arrinconado?

Tenemos una respuesta parcial. Sabemos que está dispuesto a recrudecer los ataques sobre civiles ucranios, porque esta semana los bombardeos se han intensificado en Járkov, Kiev, Mariupol o Zhitómir.

Pero no hay respuesta completa. Primero, porque depende de lo que pase por su cabeza. Segundo, porque depende de más cosas. Y tercero, porque Putin puede que sea impulsivo y hasta inestable, pero aunque no lo fuese, tiene un motivo para parecerlo: las armas de destrucción mutua dan más miedo en manos de un loco.

Otras historias

1. El miedo nuclear del Siglo XX

Es inevitable que vuelva el miedo nuclear. El temor a las armas atómicas fue una de las ideas que definieron la segunda mitad del Siglo XX. Era una amenaza horrenda: un arma que te amenazaba desde kilómetros de distancia, que podía tomar la forma invisible de la radiación, y que hacía posible algo hasta entonces impensable, que los humanos nos aniquilásemos a nosotros mismos.

La era nuclear dejó su marca en los libros, por poner solo un ejemplo. Según datos de Google Ngram, que contabiliza las palabras de miles de libros, los términos “guerra nuclear”, “bomba atómica” y “armas nucleares” surgieron en 1940 y 1950. Su uso estuvo en máximo en los ochenta, pero bajó tras la caída de la Unión Soviética.

2. Los mapas de la guerra

En esta página vamos contando la invasión día a día. Las tropas rusas continúan su ofensiva sobre Ucrania por cuatro frentes, que vamos mostrando sobre mapas.

Es el trabajo de un equipo de ocho personas de la sección de Narrativas Visuales de EL PAÍS. Esta captura mostraba el tamaño de la pieza el día 1 de marzo:

El artículo completo con todo el material publicado a fecha 1 de marzo
El artículo completo con todo el material publicado a fecha 1 de marzo

3. Un millón de refugiados

Más de un millón de ucranios han sido desplazados por la guerra, la mayoría mujeres y niños. Solo el martes salieron 190.000 personas. Aquí hemos repasado los datos de este éxodo.

El tren y el coche están siendo la vía de escape desde que se cerró el espacio aéreo al comenzar la invasión. En las estaciones de Kiev y Lviv se ven largas colas. Las carreteras hacía otros países llevan días congestionadas y en los puestos fronterizos hay regueros de coches uno detrás de otro. Se ve en las imágenes satélite.

Más: Un millón de refugiados huyen de la guerra en Ucrania: los datos del éxodo.

Imagen satélite de los atascos en los puestos fronterizos de Ucrania a Hungría
Imagen satélite de los atascos en los puestos fronterizos de Ucrania a Hungría

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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