Así sube la presión en los hospitales: los ingresos siguen creciendo y alcanzan cifras preocupantes
Se registran unos 2.150 ingresos diarios en planta y unos 170 en UCI. Más que en la ola de verano, aunque por debajo del pico de enero de 2021
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La sexta ola ha seguido elevándose durante las Navidades. Los casos detectados han batido todos los récords, triplicando el peor pico que se registró hace un año. Y lo que es peor, aunque las hospitalizaciones son menos en proporción, alcanzan cifras duras y siguen subiendo.
En la peor semana de enero de 2021, se registraron 3.600 ingresos diarios en planta y 300 en las UCI. Ahora mismo, las llegadas a los hospitales superan el 60% de aquel pico: son unos 2.150 ingresos diarios en camas convencionales y unos 170 en UCI.
El gráfico siguiente muestra las cifras de casos, ingresos y fallecimientos en relación a la ola de enero de 2021.
En la ola de enero del año pasado acabaron contándose 19.000 muertes en dos meses. Afortunadamente, ahora las defunciones son muchas menos. Pero se han contabilizado 1.500 en tres semanas, que acelerarán, porque suelen llegar (y registrarse) con retraso.
La preocupación de momento está en las cifras de ingresos hospitalarios. El volumen de llegadas es alto y de momento crece con ritmo exponencial. En los centros sanitarios sienten necesariamente la presión. En Cataluña están ocupadas con pacientes covid el 41% de las camas UCI, muy cerca del nivel máximo de saturación que sufrió la comunidad hace un año. También están en niveles cercanos a los de entonces en el País Vasco, con un 32% de ocupación, y en otras muchas regiones superan el 20%, como pasa en Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, y Cantabria.
Un matiz positivo es que una parte de estos enfermos serán personas infectadas de covid pero tratadas principalmente por otra enfermedad. En España no sabemos cuántos son, pero en el Reino Unido son alrededor del 30%. Es una buena noticia, porque significa que una parte de los ingresos que contamos no los causa el virus. Pero tampoco podemos ignorarlos por completo. Primero, porque la infección a menudo agravará la situación de esos enfermos. Y segundo, porque son una interferencia importante para el funcionamiento de un hospital, que tiene que mantener circuitos diferenciados y proteger de infectarse al resto de pacientes, especialmente a los inmunodeprimidos.
¿Están frenándose los contagios?
Aunque es pronto para darla por seguro, esta semana acaba con una ligera ralentización de los casos notificados. Los positivos diarios han seguido creciendo en España, pero lo han hecho a un ritmo algo inferior.
El cambio se ve más claro en los datos que ofrecen algunas comunidades. Es lo que se observa en Madrid, por ejemplo, que analiza Saúl Ares, biólogo de sistemas e investigador en el CSIC: “En la serie de incidencia acumulada a siete días hace días que se vio el pico”.
También es apreciable en Cataluña. Allí se han frenado los casos para todas las edades, pero en algunas especialmente. Entre los adolescentes hay ahora menos incidencia que hace una semana, quizás por la pausa escolar.
La próxima semana será clave para confirmar que los contagios se frenan realmente y que no estamos ante un espejismo causado por un mal recuento en fechas festivas. Miramos de reojo la situación en Londres: allí los casos entraron en una meseta hace días y esta semana también dejaron de subir los ingresos en sus hospitales.
Nuevos estudios sobre ómicron
Una buena noticia es que siguen acumulándose evidencias de que ómicron causa una enfermedad menos grave. No es solo que infecte a más personas inmunizadas —lo que reduce la gravedad de esos casos—, sino que la variante parece intrínsecamente menos peligrosa.
Según un informe de la agencia de seguridad sanitaria de Reino Unido (UKHSA), el riesgo de ingreso tras la infección sería una tercera parte con ómicron comparado con delta (después de ajustar por muchas variables, incluido el estado vacunal y las infecciones previas conocidas). Además, los estudios de laboratorio ofrecen una posible explicación: han observado que ómicron es menos infecciosa en los pulmones.
Pero hay que tener cuidado con no exagerar.
Lo subrayaba esta semana el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus: “Igual que las variantes anteriores, ómicron está hospitalizando gente y matando gente. De hecho, el tsunami de casos es tan grande y rápido que está saturando sistemas sanitarios por todo el mundo. Los hospitales se están abarrotando y quedándose sin personal”. La nueva variante es menos grave, sí, pero eso no significa que ómicron cause una enfermedad “leve”.
El informe del Reino Unido también ofrecía nuevos datos sobre la efectividad de las vacunas contra la nueva variante. Una información que, como pasa siempre en esta sexta ola, tan complicada de resumir, se puede ver bajo dos prismas diferentes.
El estudio dice que las vacunas siguen logrando que muchas infecciones con ómicron no se agraven. Estar vacunado con dos dosis evitaría el 50% de las hospitalizaciones, aun pasados unos meses desde que se administró, y recibir una tercera dosis elevaría esa protección hasta el 88%. Es una cifra alta y bienvenida. No obstante, de confirmarse, significará que estamos menos protegidos de lo que estuvimos contra las primeras variantes, cuando esa efectividad superaba el 90% y hasta el 95%.
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Esto último hace que, si sospechas que puedes estar infectado, por un contacto o por tener síntomas, debas extremar las precauciones unos días aunque des negativo en un test. No solo puedes estar infectado, además puede que seas infeccioso y contagies.
🏎 Por qué seguimos jugando a Mario Kart
Tiene 30 años, y no ha cambiado en casi nada, pero sigue encontrando jugadores por millones. El día de Reyes escribí de artefactos y tecnologías que nacen tocados por la gracia.
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- Mario Kart tenía algo que lo hizo perdurable. Pero, ¿qué? Algo en la interacción entre artefactos y personas. Sutil, complejo, difícil de predecir. Por eso no sabemos anticipar qué juegos serán divertidos ni qué herramientas acabarán resultándonos útiles.
- Otro ejemplo son las videollamadas. Se las suponía destinadas a sustituir a las convencionales, pero no. Ese cálculo ignoraba aristas humanas: a menudo prefieres no transmitir tanta información, como el color de tu pijama o lo despeinado que vas.
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