Arzobispo de Granada: “No tuve conocimiento sobre abusos sexuales y se prestó ayuda a la víctima”
“Recibí muchas quejas sobre este grupo de sacerdotes”, reconoce Francisco Javier Martínez
Tranquilo y con una tímida sonrisa en el rostro ha llegado Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada, este viernes a la Audiencia de Granada para prestar declaración en calidad de testigo en el quinto día de juicio del caso Romanones, por el que la fiscalía pide nueve años de prisión para el padre Román Martínez por supuestos abusos sexuales a menores en Granada. Martínez es responsable civil subsidiario en esta causa, pero en su intervención se ha desvinculado de este cargo. "No me correspondía a mí hacer la investigación. Solo pedí perdón por mis pecados", ha declarado Martínez. "Nunca tuve conocimiento sobre abusos sexuales y se prestó ayuda a la víctima con el dinero que necesitase para los psicólogos", ha matizado.
"Daniel, -como se identifica el denunciante- me explicó que había recibido abusos a los 14 años. Nunca me habló de penetraciones o masturbaciones", ha asegurado el arzobispo en contraposición a lo que declaró el supuesto afectado el pasado miércoles durante la vista. El representante de la Iglesia en Granada dio "verosimilitud" a la denuncia de la supuesta víctima en una carta que remitió al papa Francisco para transmitirle su situación. "Tengo conocimientos sobre conducta emocional y afectiva que suceden en grupos cerrados. Había indicios para investigarlos y sospechar", ha declarado Martínez ante las preguntas de la acusación particular.
En la vista, el arzobispo ha reconocido también haber recibido críticas y quejas sobre el padre Román. "Le había visto en tres ocasiones. Es una persona correcta pero muy distante. Tuvimos algún problema cuando propuse prolegómenos para la construcción de la parroquia de San Juan María Vinney", ha detallado Martínez, que ha asegurado que la primera vez que escuchó la palabra Romanones fue por los medios de comunicación. "Era un grupo de focolares que actuaba al margen de la Iglesia, no tenían estatutos como tal", ha dicho Martínez, que ha matizado que el grupo de sacerdotes era "muy conocido" y lo ha calificado como "hermético, radicalista en el evangelio y distante".
El papa Francisco conoció el caso después de que el denunciante le enviara una carta en 2014, tras lo que llamó a Daniel para interesarse por la cuestión y exigió la "retirada inmediata de los involucrados" y "responsabilidades" a la archidiócesis. En la vista de este viernes intervienen ocho testigos, entre los que ha vuelto a ausentarse uno de ellos (J.H.) y se ha rechazado la petición de que acuda en otra jornada de este caso, para el que la fiscalía pide nueve años de prisión para Román Martínez por supuestos abusos sexuales con agravante de acceso carnal a un joven granadino, y una indemnización de 50.000 euros para el denunciante cuyos costes asumiría la Archidiócesis de Granada.
“Contradicciones” en el caso
La petición de nueve años de cárcel de la fiscalía para el padre Román Martínez por cometer supuestos abusos sexuales contra un joven granadino que entonces tenía 14 años, podría verse afectada a raíz de “distintas contradicciones” que aprecia el fiscal encargado del caso, Francisco Hernández. “Es importante que el juicio se celebre de forma pública para que todo el mundo vea si es necesario seguir pidiendo una sentencia condenatoria o no”, ha declarado Hernández a la culminación de la quinta sesión del juicio del caso ‘Romanones’ celebrado este viernes. El fiscal desiste en pronunciarse acerca de la postura que mantendrá en cuanto a la petición de nueve años de cárcel para el padre Román: “Todavía no se puede concretar nada porque hay que respetar la evolución del juicio” (que terminará el día 21 de marzo), según detalla Hernández. El fiscal añade: “Ya conocíamos algunas contradicciones en los interrogatorios que la policía le había realizado a ‘Daniel’ antes del juicio. En esta vista oral íbamos a observar si se reproducían más contradicciones o corroboraciones por parte de ‘Daniel’ y el resto de testigos”, ha declarado Hernández ante los medios de comunicación.
El responsable de la investigación judicial también señala “contradicciones” en las declaraciones mantenidas con ‘Daniel’. “En la primera declaración con el denunciante, que dura aproximadamente cuatro horas, ‘Daniel’ asegura que le había practicado masturbaciones al padre Román (…); mientras que, en la segunda, el joven aseguraba que las masturbaciones habían sido recíprocas”, ha explicado el policía judicial encargado de la investigación. Este testigo, que ha declarado en la sesión de este viernes ante la Audiencia de Granada, añade: “No había nada ilícito en los documentos que encontramos en el ordenador de Román ni en los inmuebles donde residía el párroco con otros sacerdotes (…); encontramos más de 6.000 libros en formato pdf en el ordenador de ‘Daniel’, y dos de ellos hablaban sobre la masturbación y otros dos sobre abusos sexuales a menores”, ha contado el policía encargado de la investigación.
Los últimos testigos que han declarado ante el tribunal que preside el magistrado José Requena han sido los otros dos sacerdotes y un seglar a los que detuvo la policía en noviembre de 2014, en el municipio granadino de Quéntar’. F.C., M.M. y S.Q., han coincidido en su versión de los hechos negando cualquier tipo de abuso a ‘Daniel’ u otros menores. “Es totalmente falso”, apostilla F.C. M.M., añade: “Es un acto de maldad imperdonable. A ‘Daniel’ solo le mueve el dinero”, recalca el testigo. El otro detenido aquel 2014, S.Q., incluye problemas personales y laborales a raíz de la denuncia impuesta por ‘Daniel’: “Me despidieron de mi trabajo por culpa de todo esto. No hay nada de cierto en lo que dice ‘Daniel’”, ha reiterado. Mensaje similar al de la expareja del denunciante, que en 2008 había iniciado una relación sentimental con la víctima: “Desconozco si él vivía con los sacerdotes en la casa parroquial. Me contó todo en 2010, cuando ya no éramos pareja. Nunca vi nada extraño en el comportamiento de Román con ‘Daniel’”, declara F.T.
Otros escándalos del arzobispo de Granada
El arzobispo de Granada, Javier Martínez, se convirtió en el obispo más joven de la historia en España. En 1985, con apenas 37 años, llegó al Obispado de Córdoba, y desde entonces no ha dejado de verse envuelto en un largo listado de polémicas. En 2007 se sentó por primera vez en un banquillo ante un tribunal, en esta ocasión como acusado por coacciones y amenazas a quien por entonces era canónigo de la Catedral de Granada. En aquella ocasión, el denunciante señaló que Javier Martínez le había “amenazado verbalmente por teléfono”, con frases del tipo: “te enseñaré a obedecer con un látigo”. El Juzgado de lo Penal 5 de Granada condenó al obispo a pagar 3.750 euros de multa, costas que finalmente no llegaron a abonarse por considerar la Audiencia de Granada “prescrito el caso”.
Su primera gran polémica se produjo un solo año antes, cuando por entonces el actual arzobispo de Granada había recomendado el uso del cicilio (faja con cerdas o púas que se lleva ceñida al cuerpo como penitencia o mortificación). Martínez explicaba en aquel entonces que “el uso de piercings” o la “práctica del deporte y ejercicio físico” contraponían la función del cicilio como “mortificación y servicio ante Dios”.
Otro de los casos se desató en el año 2013, cuando a través de la editorial Nuevo Inicio, vinculada con el Arzobispado, permitió la publicación de una novela llamada Cásate y sé sumisa. Aquel ensayo de la periodista italiana Constanza Miriano atacaba "el divorcio y el aborto" y otros modelos de conducta "más progresivos hacia la mujer", en contra a "los modelos de vida tradicionales".
El exsecretario general del Partido Popular de Andalucía, José Luis Sanz, exigió al arzobispado una rectificación y calificaba el libro de "auténtico despropósito". Juan José Tamayo, director de la cátedra de Teología y Ciencias de la Religión de la Universidad Carlos III de Madrid, sostenía que el libro demuestra cómo los sectores más conservadores de la Iglesia pretenden "relegar a las mujeres al papel de buenas madres y buenas esposas". Mientras que para Martínez, las acusaciones eran "ridículas" y "absurdas". La opinión pública pidió la retirada del ensayo, pero la editorial no lo hizo y publició además Cásate y da la vida por ella, la segunda parte.
En el año 2007 volvía a ser objeto de críticas por la retirada del sacerdote de la iglesia de La Rábita, en el municipio de Albuñol tras conocerse que acogía inmigrantes que llegaban a Motril en las dependencias eclesiásticas. Aquel relego del sacerdote de esa barriada granadina provocó el levantamiento de los vecinos contra la Archidiócesis de Granada. También en 2012 protagonizó un encontronazo contra varios vecinos del barrio de Casería de Montijo en Granada a los que les había prometido realizar el programa Tierras Vivas, para que los desempleados pudieran hacer uso de los terrenos en esa zona que pertenecían a la Iglesia. Aquel proyecto no solo no vio la luz, sino que acabó con el traslado del párroco del barrio que había apoyado las movilizaciones de los vecinos en las dependencias de la curia.
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