El secretario niega que las tarjetas ‘black’ fueran para uso personal
De la Torre dice que la mayoría de consejeros de Caja Madrid miente al decir que les autorizó gastos familiares
Enrique de la Torre, secretario general de Caja Madrid entre 1996 y 2009, ha admitido en el recurso presentado contra su imputación que el presidente de la entidad financiera en ese tiempo, Miguel Blesa, facilitó a los directivos tarjetas “salariales” sobre las que luego no se hizo, según la investigación judicial, la retención fiscal correspondiente. Era un complemento retributivo sólo para directivos, no así para los miembros del Consejo de Administración de la entidad. De la Torre hizo uso de esta tarjeta salarial y asegura que cada mes de diciembre retiraba de la oficina de Caja Madrid el dinero que no había utilizado durante los meses anteriores, lo que demuestra, según él, que sí era un complemento retributivo. A diferencia de estas tarjetas de crédito para directivos, había otras entregadas a los consejeros de Caja Madrid que no tenían ese carácter retributivo sino que sólo servían para los gastos de representación de estos miembros de la entidad financiera, según los argumentos del ex secretario general. Ni unas ni otras pagaban los impuestos que le correspondían, según la investigación.
De la Torre es un cargo clave para entender lo ocurrido con las tarjetas black dado que como secretario general se encargaba de entregárselas a los consejeros de Caja Madrid y de informarles sobre el uso que podían hacer de ellas. El secretario general de Caja Madrid desmonta en su recurso la tesis mantenida por la mayoría de consejeros que han pasado por la Audiencia Nacional y que aseguran que se les dijo que podían utilizar la tarjeta para gastos personales. Entre 2003 y 2012, un total de 82 consejeros y directivos de Caja Madrid y de Bankia cargaron a las tarjetas de gastos de representación un total de 15,5 millones de euros en gastos personales, según la investigación que lleva a cabo el juez Fernando Andreu.
El magistrado inició ayer con De la Torre la segunda ronda de declaraciones de imputados en el caso de las tarjetas opacas, que afecta a 37 personas. El ex secretario general reconoció que fue el encargado de entregar físicamente la tarjeta a algunos consejeros, pero afirmó que carecía de competencias para conceder y retirar las tarjetas y para fijar los límites de disposición. Según explicó, él era un simple intermediario y derivó toda la responsabilidad sobre la emisión de las black al entonces director financiero, Ildefonso Sánchez Barcoj, y al propio Blesa.
“Era de libre disposición”
Enrique de la Torre fue el único de los directivos de Caja Madrid que declararon ayer ante el juez Fernando Andreu que se salió del guion de que las llamadas tarjetas black eran una forma de retribución en especie. Según fuentes presentes en el interrogatorio, el resto de los ejecutivos coincidieron en que las tarjetas que recibieron durante su mandato eran “de libre disposición” dentro de los límites marcados por la entidad para cada uno de ellos y que alcanzaba hasta 50.000 euros anuales.
Solo dos de ellos, Antonio Cámara y Ángel Eugenio Gómez del Pulgar, nombrados por el PP y el PSOE respectivamente, aseguraron que cuando preguntaron por las implicaciones fiscales de las tarjetas, les dijeron que había un acuerdo con el Banco de España y la Agencia Tributaria. Esta versión ya fue ofrecida por otros cuatro consejeros que declararon ante el juez Andreu el pasado febrero.
Uno de los consejeros, Miguel Ángel Araujo, fue increpado por una treintena de manifestantes, afectados por la venta de preferentes de Caja Madrid, concentrados en las inmediaciones de la Audiencia Nacional. Los manifestantes le siguieron durante cinco minutos mientras era protegido por agentes de paisano de la Audiencia hasta que se pudo subir a un taxi.
En su recurso, De la Torre sostiene que “en ningún caso” dijo a los consejeros que usaran las tarjetas para sus gastos personales. “La sola idea de que haya podido incitar a ciertos consejeros a que usaran más la tarjeta en su propio beneficio es igualmente absurda (...) nunca supe cuánto la utilizó cada uno ni en qué gastos”, manifiesta en su escrito.
A lo largo de todo el documento, el exsecretario del consejo insiste en que las tarjetas de los consejeros estaban concebidas exclusivamente para gastos de representación. Y como tal, insiste, eran “neutras” o “nulas” a efectos fiscales. De la Torre matiza el término black que él mismo acuñó en un correo a Blesa incorporado a la causa. “Reconozco la poca fortuna del término; lo que pretendo señalar es que las tarjetas no generaban deuda fiscal al consejero que las usaba”, afirma. Era la caja la que se desgravaba los gastos que efectuaban los consejeros en el Impuesto de Sociedades.
Respecto a las tarjetas de directivos, De la Torre afirma que las entregaba directamente el propio Miguel Blesa como parte de la remuneración de la cúpula de la entidad, que no tenía que justificar en qué las empleaba. El antiguo ejecutivo se muestra “convencido” de que la caja incorporó este pago en su certificado de retenciones. De la Torre pone como ejemplo su declaración de IRPF de 2007 en la que la entidad le retuvo un total de 481.024 euros. Según él, la retención por la tarjeta —con la que gastó 49.200 euros— debió rondar los 20.000 euros. “Entiendo que esta cantidad iba englobada en la retención total; un empleado, y máxime de una entidad financiera, puede confiar en que el certificado de retenciones que le ofrece su empleador sea correcto”, cuenta en su escrito de descargo.
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