Los grandes partidos se preparan para el rechazo a la consulta con oferta de diálogo
PP y PSOE negarán la competencia para celebrar el referéndum secesionista Rajoy suavizará el tono y Rubalcaba ofrecerá la salida del cambio constitucional
El debate parlamentario de mañana, uno de los más importantes de los últimos años porque tratará de la mayor crisis territorial en democracia, tiene el final ya escrito: la suma de PP y PSOE, el 84% de la cámara, rechazará la petición del Parlamento catalán para que se le conceda la potestad de convocar consultas. Sin embargo, las cúpulas de los dos grandes partidos, y en general todos los grupos, trabajan estos días para que el debate sea algo más que un voto. Todos tienen la vista puesta en los ciudadanos, en especial en los catalanes, y quieren lanzarles un mensaje claro: nadie está en contra del diálogo, pero cada uno a su manera.
Ante la ausencia de Artur Mas, que ha decidido no acudir al debate clave después de meses de pedir que se hable, los grandes protagonistas serán Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. El presidente del Gobierno no quiere confirmar que hablará, pero todos los consultados en el Ejecutivo y el PP lo dan por hecho. El reglamento le permite hacerlo en cualquier momento e incluso es posible que parte del debate lo haga su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, y él solo intervenga cuando lo estime oportuno, por ejemplo para responder a la Generalitat, representada por Francesc Homs, mano derecha de Mas.
Rajoy y sus personas de confianza quieren rebajar las expectativas del encuentro. El presidente no tiene un as en la manga, explican. No puede concretar propuestas de financiación específicas para Cataluña a dos meses de las europeas, sería un suicidio político, señalan los suyos, pero sí prepara un gran discurso de altura, con muchas referencias históricas, para explicar a los catalanes que él es un hombre de diálogo pero no tiene margen para hablar de cosas fuera de la ley. Rajoy cuidará mucho el tono para suavizarlo, para ofrecer su mejor imagen con la certeza de que muchos catalanes estarán atentos al debate. En privado, el Gobierno admite su gran preocupación con la situación social y el hecho de que el independentismo siga creciendo. Muchos interlocutores de Rajoy, en especial empresarios, le dicen que es él quien tiene que darle una salida a Mas. Él insiste en que la ha buscado pero Mas solo quiere una consulta, y él no puede aceptarla porque la ve inconstitucional. De manera que en el Ejecutivo se ha instalado la idea de que la solución es casi imposible mientras Mas siga en la Generalitat. Ya casi se confía solo en que la presión en CiU o un mal resultado electoral en las europeas para la federación cambien la situación.
Mientras, Alfredo Pérez Rubalcaba, que también hablará, quiere demostrar que, pese al no del PSOE, los socialistas sí ofrecen una salida alternativa, al contrario que el PP: una reforma constitucional de corte federal. Rubalcaba recordará sin duda que los socialistas hicieron una apuesta fuerte por buscar un nuevo encaje de Cataluña con la reforma del Estatut, que rechazó el PP —a Rajoy siempre le reprochan, incluso el moderado Duran, que ordenó recoger firmas por toda España para pedir un referéndum contra ese texto—. El PP mete presión constantemente a los socialistas para atraerles a su lado, porque le conviene la imagen de todos juntos frente al desafío catalán. Y a los socialistas les desespera esa imagen, que no ven real. María Dolores de Cospedal, número dos del PP, siguió ayer la estela de esa presión: “Espero que el PSOE esté a la altura de lo que esperan los españoles, y quede claro que PP y PSOE vamos a defender juntos a nuestro país”.
En lo que sí coinciden ambos partidos y otros muchos —los pequeños se dividirán entre el “no” de UPyD o UPN y el “sí” de los nacionalistas e IU— es en la desolación por la ausencia de Mas. El president ha renunciado al único debate en el que podría haberse visto las caras con Rajoy y Rubalcaba. Todos los consultados, incluidos los políticos catalanes, lo achacan a que se mira en el espejo de Ibarretxe, el lehendakari que en 2005 defendió su plan soberanista en el Congreso. Quiere evitar tener el mismo final después del no de las Cortes: el plan fue languideciendo y también la carrera del lehendakari— y busca una estrategia diferente. Pero lo cierto es que es difícilmente compatible, explican diversos diputados veteranos, lanzar el mensaje de que está dispuesto a hablar y a la vez no acudir al Parlamento.
Mas admitió ayer que no acude a Las Cortes para no darle a los grandes partidos la imagen que tuvieron con Ibarretxe. “Yo, esta gran victoria no se la quiero dar”, aseguró. “No voy porque no tenga ganas, de hecho incluso tendría muchas ganas de intervenir”, insistió. Mas rebajó también la importancia del debate en el Congreso y aseguró que no cambiará nada porque el proceso soberanista va a seguir.
El líder de CiU admitió que “previsiblemente” el Congreso rechazará la petición de transferencia, pero advirtió: “Dirán que no a una ley, pero este no no podrá parar la voluntad del pueblo catalán”, informa Pere Ríos.
No todos ven la comparación entre Ibarretxe y Mas como muy adecuada. “La llegada del plan Ibarretxe al Congreso fue el final de un proceso. Y ahí quedó. El problema es que el debate del martes más bien parece el principio de un proceso en el que CiU parece decidida a seguir, ése es el problema”, resume un veterano diputado.
El debate, en cualquier caso, será clave. Rajoy, hombre de leyes, hijo de juez, hermano de notarios y registradores, amigo de abogados del Estado, intentará llevarlo hacia la defensa de la legalidad, donde se siente más cómodo. Ya en 2005, en el debate del plan Ibarretxe, sentenció: “Lo que está en cuestión esta tarde no es si aprobamos o no determinado documento, sino si en España se aplica la ley”.
Rubalcaba se centrará más en la política, en hablar a los catalanes para hacerles cambiar de opinión, para despejar la idea de que nadie en el resto de España ofrece una salida. Nadie sabe si cambiará algo después del martes, pero pocos en el mundo de la política quieren perderse una cita así.[...] La relación del País Vasco con el resto de España la decidirán todos los vascos, no la mitad, y todos los españoles". Por el PP habló Mariano Rajoy: "O algunos responsables políticos no se han enterado de que cualquier reforma estatutaria que choque con la Constitución carece de viabilidad o lo saben muy bien pero no les importa perder el tiempo".
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