Cameron y Merkel dan la espalda a Mas
Los principales países muestran su máxima frialdad ante la misiva del presidente catalán
Los Gobiernos de Alemania y de Reino Unido confirmaron ayer a EL PAÍS que han recibido la carta en la que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, les solicitaba apoyo para llevar a cabo su referéndum independentista en Cataluña. Tanto Londres como Berlín rechazaron hacer comentarios sobre ella, aunque fuentes de la cancillería alemana insistieron en su posición de que la misiva plantea un asunto de política interna española. Al mismo tiempo, el secretario de Asuntos Exteriores de la Generalitat, Roger Albinyana, aseguraba en una entrevista radiofónica que “algunos países” europeos ya han respondido a la carta, pero no precisó cuáles.
El viceportavoz del Gobierno alemán, Georg Streiter, afirmó durante una rueda de prensa que desconocía la existencia de la carta que Artur Mas envió el 20 de diciembre pasado a la canciller Angela Merkel.
La oficina de prensa del Gobierno también declaró, mediante un e-mail, que no había podido comprobar la llegada de la misiva. Sin embargo, círculos cercanos a Merkel revelaron que la carta había llegado a manos de la canciller, aunque no pudieron precisar si esta la había respondido. A pesar de ello, comentaron que esto no era probable, ya que Merkel se encuentra actualmente gozando de sus vacaciones de fin de año, que inició el fin de semana anterior a la Navidad. Las mismas fuentes añadieron que es improbable que la carta sea respondida o comentada oficialmente.
“Normalmente, la canciller no hace comentarios sobre temas de política interior de otros países, y este es un asunto de política interna de España”, añadieron las mismas fuentes.
Durante una conversación reciente con EL PAÍS, un asesor muy cercano a la canciller esbozó la que podría ser la posición final del Gobierno alemán si Cataluña se independizara y solicitara su ingreso a la UE. “Esa solicitud debe ser aprobada por consenso, y en este momento ya existe un veto a la entrada de Cataluña. Si se independiza, no será miembro de la UE”.
En Londres, un portavoz de Downing Street confirmó que el Gobierno británico ha recibido la carta de Artur Mas. El portavoz puntualizó, sin embargo, que el Gobierno del primer ministro David Cameron no desea hacer ningún comentario sobre la misiva.
El silencio de Londres es coherente con la posición de no injerencia mantenida por la coalición británica respecto a la cuestión catalana. La posición británica tiene especial importancia porque el Gobierno británico y el escocés han pactado la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Escocia, que se celebrará el próximo 18 de septiembre.
Para los independentistas catalanes, ese es un precedente al que agarrarse porque Londres no quería que se convocara la consulta y solo lo ha aceptado porque entiende que no puede oponerse al deseo de los escoceses, expresado a través de su Parlamento autónomo, de celebrar el referéndum. Artur Mas se apoya en ese precedente para pedir que ocurra lo mismo en España y que Madrid y Barcelona pacten los términos de la consulta como han hecho Londres y Edimburgo.
¿Significa eso que Reino Unido debería, por coherencia, apoyar la consulta catalana? El Gobierno británico nunca ha dicho ni sí ni no. En noviembre pasado, el ministro británico para Escocia, Alistair Carmichael, eludió pronunciarse al respecto apoyándose en qu,e mientras en España hay una Constitución escrita que alude a ese tipo de consultas, en Reino Unido la situación es más flexible porque no hay una Constitución escrita.
“No tiene sentido hacer comparaciones porque son realidades constitucionales muy diferentes. Tengo entendido que la Constitución española dice de forma específica que estas son decisiones que se han de tomar a un nivel amplio y no al nivel al que lo hacemos nosotros con un referéndum en Escocia porque no tenemos Constitución escrita”, dijo Carmichael en un encuentro con la prensa extranjera. Y desmintió que hubiera habido conversaciones sobre ello entre el Gobierno británico y el Gobierno catalán: “Lo lógico es que nuestro interlocutor fuera el Gobierno español, no el Gobierno autonómico, en un tema como este”.
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