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Rajoy pacta con Mas negociar en secreto

Gobierno y Generalitat designan interlocutores para buscar una salida al órdago soberanista

Artur Mas interviene el pasado sábado en el Consell Nacional de CiU.
Artur Mas interviene el pasado sábado en el Consell Nacional de CiU. andreu dalmau (EFE)

Mariano Rajoy y Artur Mas se han comprometido a buscar una salida que evite el choque de trenes por la convocatoria de una consulta soberanista ilegal en 2014. Los contactos se llevarán a cabo de manera reservada y estarán en manos de personas de la máxima confianza de ambos dirigentes, según han confirmado fuentes del PP y de CiU.

El encuentro reservado que mantuvieron el presidente del Gobierno y el de la Generalitat el pasado 29 de agosto no propició ningún acuerdo de fondo, pero su importancia estriba en que, por primera vez desde que Mas anunció órdago soberanista, se avanzó en la posibilidad de desbloquear la situación de enfrentamiento, muy enconada desde que el presidente Rajoy rechazó en La Moncloa el pacto fiscal que le propuso el presidente catalán.

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El último encuentro ha supuesto un paso, el primero, para tender puentes hacia una solución y para evitar el enfrentamiento institucional. Ambos coincidieron en la necesidad de trabajar para lograr esa salida, en la que trabajarán personas designadas por ambos.

El interlocutor catalán en la negociación con el Gobierno central es Jordi Vilajoana, actual secretario general de la Presidencia de la Generalitat y hombre de la máxima confianza de Mas. Vilajoana conoce los entresijos de la política española, es una persona de carácter dialogante y, lo que es muy importante, está muy bien visto por Unió Democràtica y por su líder, Josep Antoni Duran. No en vano Vilajoana formó parte de la candidatura nacionalista al Congreso en las elecciones generales de 2004 y fue vicepresidente segundo de la Cámara baja toda la legislatura.

El Ejecutivo está preparado para responder a la Diada con un tono bajo

En 2008 fue elegido senador por designación autonómica y ratificado en ese cargo, hasta que en enero de 2013 Artur Mas formó su segundo Gobierno y le llamó para que se convirtiera en su hombre de máxima confianza. Vilajoana es, además, amigo personal del presidente catalán, y su relación trasciende el ámbito político. Ambos ya coincidieron en el último Gobierno de Jordi Pujol, donde Vilajoana fue consejero de Cultura.

Una de las pruebas de fuego a las que deberá enfrentarse esta voluntad de entendimiento recién estrenada será la Diada, que se celebra el 11 de septiembre. Desde La Moncloa ya se cuenta con que será un éxito rotundo de exaltación independentista y de respaldo en la calle. Ante esto, Mariano Rajoy ha impuesto la estrategia de tono bajo y de seguir buscando salidas de manera discreta. El encuentro del día 29 sirvió, siempre según fuentes populares, para tender un puente de contacto que no existía desde hacía meses. Las últimas declaraciones de Mas en las que admitía, por primera vez, la posibilidad de convocar elecciones plebiscitarias en 2016 si no fuera posible la consulta en 2014, se entienden desde el Ejecutivo de Rajoy como un gesto muy positivo y de buena voluntad, un gesto para facilitar ese acuerdo.

La Moncloa pretende ligar la salida de la crisis institucional a la financiación

Con esas nuevas fechas no solo se ganaría tiempo, sino que se establecería un nuevo calendario, en el que habría antes un proceso electoral en Cataluña y otro en España y, además, es de prever que para entonces se produzca una mejora económica que facilite la búsqueda de una salida política. El Gobierno da por hecho, no obstante, que en los días previos, en la Diada y en las jornadas posteriores se producirán declaraciones soberanistas y gestos a favor de la consulta. Pero, en todo caso, la consigna será evitar una escalada de tensión manteniendo el argumento de la defensa de la legalidad. Obviamente, Rajoy no se ha movido de sus posiciones, que pasan por el rechazo a la celebración de la consulta. Más aún si esta consiste en preguntar sobre la salida de Cataluña del Estado.

El presidente sigue en la tesis de no aceptarla, y así se lo hizo saber a Mas, aunque se mostró dispuesto a estudiar salidas. La Moncloa sigue considerando que esa salida podría estar ligada al sistema de financiación, que ha de ser revisado en breve y que podría tener un tratamiento diferenciado para Cataluña, como ya ocurrió con el objetivo de déficit. En el análisis del Gobierno se incluye la percepción de las dificultades de Mas para gestionar la situación y su necesidad de buscar una salida pactada. Es decir, entiende que ese previsible éxito de la Diada desborde sus posiciones y lo siga rentabilizando ERC, además de que corre el riesgo de romper CiU. Dicho de otra forma, la negociación reservada que se abre está entre las exigencias radicales de ERC a CiU y la imposibilidad del Gobierno de acceder a la consulta. Hay vías intermedias complicadas, que incluyen, en un futuro, la presentación en el Parlamento de una nueva reforma del Estatuto, con posterior referéndum; pero el Gobierno admite que una vez desatado el fervor independentista no será fácil encauzarlo hacia esa vía.

El Ejecutivo ha recibido la propuesta de una parte de CiU para reconducir la consulta, de tal forma que incluya tres preguntas: una sobre financiación, otra sobre la lengua y otra sobre el encaje legal de Cataluña, pero excluyendo la independencia. Esta opción está también sobre la mesa. Fuentes del PP explican que en los últimos meses muchos empresarios, personalidades y líderes de opinión han contactado con La Moncloa y con los dirigentes de CiU para facilitar esa vía de acuerdo que impida el choque legal. El mensaje, al que ahora han sido sensibles las dos partes, era precisamente el de sentarse sin focos para buscar una solución.

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