El Estado Islámico llama a la rebelión contra el “Satán” Erdogan
Los yihadistas le acusan de abrir las bases militares turcas a los "cruzados"
El Estado Islámico (EI) ha lanzado un vídeo en turco en el que amenaza a Turquía y, por primera vez, llama a rebelarse contra el presidente islamista Recep Tayyip Erdogan, al que califica de "traidor" y "Satán" y le acusa de "abrir las bases turcas a los cruzados", una referencia al reciente pacto entre Ankara y Washington que permite a los aviones estadounidenses utilizar el aeropuerto militar de Incirlik en sus operaciones contra el EI en Siria.
En los últimos meses, el EI ha creado nuevas herramientas de propaganda pública en turco como la revista Konstantiniyye —que recibe su nombre de la denominación árabe y otomana de Estambul cuando esta ciudad estaba todavía bajo control bizantino. De hecho, en el número dos de esta publicación ya se vertían críticas contra el Gobierno islamista moderado del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), del que Erdogan sigue siendo líder espiritual, pero ninguna fue tan dura como las hechas en esta cinta.
El nuevo vídeo, distribuido esta semana a través de cuentas próximas al EI en diversas redes sociales, llama a los simpatizantes turcos del grupo yihadista a "rebelarse" contra "estos ateos, estos cruzados y los satanes que hacen de esclavos de los cruzados", en referencia al Gobierno turco. "Siguiendo la orden del emir de los creyentes Abu Bakr Al Bagdadi (…) conquistemos Estambul, la que el traidor Erdogan trata de entregar a los cruzados", insta la única persona que habla en el vídeo: un hombre de barba cana y armado flanqueado por otros tres más jóvenes que también portan fusiles Kaláshnikov.
A juzgar por su acento, es un turco de Anatolia Central, aunque llama la atención el uso de multitud de palabras de origen árabe en su pronunciación original y no en la turca, algo que podría indicar que ha pasado mucho tiempo en territorio o en compañía de árabes, según una fuente de seguridad consultada por este diario. El Ejecutivo turco cree que cerca de un millar de sus ciudadanos se han enrolado en el Estado Islámico, aunque otros cálculos elevan esta cifra a 7.000.
Durante los últimos años, el Gobierno turco ha sido acusado de hacer la vista gorda ante las actividades de grupos fundamentalistas en su frontera sur, utilizada por los yihadistas para infiltrarse en Siria. De acuerdo con diversos analistas locales, esto se debe a que, al inicio de la guerra civil en el país vecino, Erdogan pensó que los grupos rebeldes e islamistas acabarían rápidamente con el régimen del presidente Bachar al Asad, algo que no ocurrió.
Sin embargo, desde el atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo, el intercambio de información de inteligencia entre los países occidentales y Ankara se ha agilizado y también ha aumentado la presión sobre Turquía para que controle su frontera sur, lo que ha llevado a la detención de varios cientos de voluntarios extranjeros que pretendían unirse al EI.
Además, tras el atentado del pasado día 20 de julio en la localidad turca de Suruç —que acabó con la vida de 34 personas— y después de un ataque del EI a un puesto militar turco en el que murió un sargento, Turquía ha incrementado sus operaciones policiales y militares contra la organización yihadista. De hecho, un alto funcionario del Gobierno de Ankara reconocía recientemente en declaraciones a EL PAÍS que, en las últimas cuatro semanas, las fuerzas de seguridad turcas se han incautado en diferentes puntos del país de 30 chalecos explosivos supuestamente destinados a ser utilizados en atentados suicidas.
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