Cambio climático
Parece que las preguntas de Groucho Marx ¿por qué debería preocuparme por la posteridad? y ¿qué ha hecho la posteridad por mí? están continuamente presentes en las negociaciones de las cumbres climáticas. El último Informe del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas ha advertido de nuevo que los efectos del cambio climático solo podrán detenerse con un gran cambio institucional y tecnológico acompañado de inversiones sustanciales. Pero el futuro, para los que toman decisiones, parece una cuestión menor, y las soluciones que se aportan no son proporcionales a la magnitud del problema al que se enfrenta la humanidad, tal como ha demostrado la recién terminada cumbre de Lima.
Al mismo tiempo, y en un espacio más doméstico, el Gobierno incentiva el fracking y las prospecciones petrolíferas buscando lograr oro negro en abundancia, señal inequívoca del modelo energético que quiere perpetuar, y el PP cambia de portavoz en el Congreso de los Diputados, siendo el elegido Rafael Hernando, que comparó el cambio climático con una profecía maya.
Está claro que la política ya no llega a tiempo de evitar el calentamiento global, pero debería de hacer todo lo que esté en su mano para limitar el alcance de sus consecuencias.— Álvaro Abril.
