_
_
_
_
_
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pobres con trajes de lujo

Los trajes que la trama Gürtel regaló a Rafael Betoret deberán ser entregados, por orden judicial, a entidades benéficas

Soledad Calés

Es muy probable que los beneficiarios ni siquiera lleguen a enterarse, pero la ropa que un día podrían ponerse ha sido protagonista de una larga historia y un buen número de titulares de prensa. Desprovistos de etiquetas, como ha ordenado el juez, los trajes que los cabecillas de la trama Gürtel entregaron al exjefe de gabinete en la Consejería valenciana de Turismo, Rafael Betoret, irán a parar a los contenedores de ropa y zapatos usados que el Ayuntamiento tiene instalados en Valencia.

Se dará la paradoja, si una mano avispada no interrumpe el itinerario habitual de lo depositado en esos contenedores, de que alguna persona sin ingresos suficientes para comprarse ropa, acabe vestida con prendas confeccionadas en la muy selecta sastrería Milano y Forever Youg de Madrid. Los de la trama no reparaban en gastos con el fin de complacer los exquisitos gustos de quienes querían sobornar. Son, en concreto, 11 trajes, 4 americanas, 2 abrigos y 1 pantalón hechos a medida, por los que la trama pagó 13.499 euros. Las prendas fueron entregadas por Betoret tras ser condenado por un delito de cohecho impropio. La sentencia le imponía una multa de 9.600 euros y la obligación de entregar las prendas, que hasta ahora han permanecido en los juzgados.

Los trajes más renombrados no eran, sin embargo, los de Betoret, sino los que la trama habría regalado al entonces presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, que también fue imputado. Varios de los acusados acordaron con sus abogados aceptar los cargos y evitar así pasar por un jucio. De acuerdo con el Código Penal vigente en el momento de recibir las dádivas, la pena sería llevadera.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Pero, en el último momento, Camps cambió de opinión y no se presentó. Aunque unos meses antes del juicio tuvo que dimitir del cargo de presidente, afrontó con notable desparpajo la pena de telediario y su paso por el banquillo. Al final, por cinco votos contra cuatro, el jurado popular lo absolvió por entender que no estaba probado que hubiera recibido regalos y que en caso de recibirlos, no sería en función de su cargo. El Supremo ratificó el veredicto de modo que Camps puede seguir luciendo sus trajes mientras los de Betoret, que afronta nuevas acusaciones, van camino del contenedor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_