La red diplomática italiana, víctima de un ciberataque a sus correos
El Gobierno de Paolo Gentiloni reconoce la infiltración, pero asegura que no llegó a comprometer información confidencial
El Ministerio de Exteriores de Italia y toda su red diplomática fueron víctimas de un intenso hackeo durante la primavera pasada, según reconocieron este viernes fuentes gubernamentales. Todo apunta, según publicó el periódico The Guardian, a las agencias de espionaje ruso, que lograron entrar durante cuatro meses seguidos en cuentas de correo electrónico de dicho ministerio, entonces dirigido por el actual primer ministro italiano, Paolo Gentiloni. Pero ni el Kremlin lo ha reconocido ni las pruebas aportadas, por el momento, sustentan las sospechas.
El gobierno italiano ha confirmado a la agencia Reuters el ataque, pero asegura que en ningún momento quedó comprometido material o documentación clasificada. “No fueron ataques directos a información encriptada, que es la más sensible: se produjeron a los sistemas de correo electrónico propiedad del personal del ministerio y de las embajadas”, señalaron. Fuentes cercanas al premier italiano aseguraron también al periódico británico que Gentiloni no fue víctima de esta operación porque "no usó cuentas de correo electrónico" mientras estuvo al frente de Exteriores.
Según The Guardian, el Gobierno italiano sospecha que Rusia ha sido la autora de las infiltraciones. Sin embargo, desde el Kremlin ya se ha desmentido dicho extremo y se ha señalado que no hay ninguna prueba de ello. “Pero si Italia tiene datos concretos, estamos dispuestos a colaborar”, ha asegurado una portavoz del Gobierno ruso.
La fiscalía de Roma abrió una investigación cuando conoció los hechos, que fueron detectados por parte de Cnaipic, el Centro Nacional Anticrimen Organizado de la Policía Postal italiana. Las sospechas sobre la autoría del ataque parten del tipo de malware utilizado y de cómo estaba diseñado el ataque.
Aunque todo apunta a que son casos separados, este ataque coincide en el tiempo con una operación que el pasado enero terminó con el arresto de dos hermanos -Giulio Occhionero y Francesca Mariade- acusados de piratear las cuentas de un gran número de políticos italianos y del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, para vender la información a terceros.
Las autoridades italianas han quitado hierro al ciberataque, pero se produce en medio de una oleada de paranoia diplomática basada, en algunos casos, en hechos contrastados como la intervención de Rusia en la campaña electoral estadounidense. Además, hay fuertes sospechas de que Rusia ha puesto en su objetivo de sus servicios de espionaje cibernético a países miembros de la OTAN, como Francia, Alemania, Holanda y Bulgaria.
Los ataques, sin embargo, resultan extraños en un contexto político en el que Italia es un país menos hostil para Rusia que el resto de objetivos señalados. El temor reside en que el gobierno de Putin esté buscando grietas para influir en las próximas elecciones italianas, que podrían celebrarse en escasos meses.
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