La esposa de Fillon cobró medio millón del Parlamento como ayudante de su marido
La fiscalía abre una investigación porque nadie vio trabajar en el Parlamento a la mujer del candidato favorito al Elíseo
Grave e imprevisto tropiezo en la exitosa carrera del conservador François Fillon hacia el Elíseo. Como diputado, el nuevo líder de Los Republicanos contrató como ayudante a su propia esposa, Penelope, que entre 1998 y 2012 acabó cobrando medio millón de euros. Lo cuenta este miércoles en una más de sus habituales exclusivas el semanario satírico Le Canard Enchaîné.
La legislación francesa, laxa en este terreno, permite a los parlamentarios contratar a familiares directos. Con la condición de que realmente desarrollen una función concreta y no sea un trabajo ficticio. Ese es un agravante en el caso de la discreta Penelope, nacida en Gales, madre de los cinco hijos de Fillon y sin profesión conocida. Nadie la ha visto trabajar en la Asamblea Nacional.
De acuerdo con las nóminas a las que ha tenido acceso el semanario, Penelope, de 60 años, protestante convertida al catolicismo, fue contratada por su marido entre 1998 y 2002 cuando Fillon era diputado por Sarthe, su feudo.
Ese año fue nombrado ministro de Asuntos Sociales y, como ocurre en Francia en esos casos, cedió provisionalmente el escaño a su sustituto, Marc Joulaud, quien volvió a contratarla por 7.000 euros al mes del total de 9.000 euros de que disponen los parlamentarios para un máximo de cinco ayudantes.
En 2012, después de que su marido ocupara varias carteras y ser primer ministro con Nicolas Sarkozy, Penelope Fillon, nacida Penelope Clark, fue contratada de nuevo directamente por su marido, elegido otra vez ese año diputado por Sarthe.
La noticia ha sido difundida en distintos medios franceses, pero sin levantar excesiva polvareda entre los políticos. Seguramente porque en cada casa hay mucho que esconder. El 20% de los parlamentarios ha contratado a familiares directos, bien sean esposas, hijos, hermanos, sobrinas, primos….
En 2014, y según un trabajo que hizo entonces Mediapart, 52 diputados -hay 577- tenían contratadas a sus esposas y otros 60 a hijos suyos. Y otros a nietos, primos o amantes, como afirma el semanario. Y en el Senado, con 348 escaños, al menos un centenar de colaboradores contratados por sus señorías eran familiares directos.
Algunos parlamentarios, como el centrista Meyer Habib, destacaron que su hijo contratado tenía el bachillerato como mérito para acceder al puesto. Bruno Le Maire, que ha sido aspirante al Elíseo de los conservadores, solo pudo recordar que su contratada esposa era pintora. La socialista Estelle Grelier señaló que su prima tenía un diploma y era bilingüe. Y el conservador Franck Gilard se revolvió diciendo que qué había de malo en esa práctica si ocurre lo mismo en el sector privado.
Nadie ha visto trabajar a la esposa de Fillon ni en el Parlamento ni en la revista del amigo del dirigente político
El silencio más atronador ha sido el del Frente Nacional, habitual fustigador de las malas prácticas de la denostada casta. Conviene callar. A su presidenta, Marine Le Pen, y a su padre y fundador del partido de extrema derecha, Jean-Marie Le Pen, les investiga la Oficina Antifraude de la Unión Europea (OLAF). Tendrán que devolver al Parlamento Europeo 340.000 y 320.000 euros, respectivamente, por haber pagado como asistentes a colaboradores suyos que no aparecían por la Eurocámara.
Con todos estos precedentes, se entiende mejor que hayan sido pocos los que han exigido explicaciones inmediatas a Fillon, como sí lo ha hecho públicamente el ministro de Interior, Bruno Le Roux, exjefe del grupo socialista en la Asamblea Nacional.
Y eso que el caso de Penelope encierra otro obvio agravante también contado por Le Canard. Entre mayo de 2012 y diciembre de 2013, la esposa de Fillon también estuvo cobrando 5.000 euros al mes de la publicación Revue des Deux Mondes, propiedad de un empresario amigo del líder conservador. El director de esa revista mensual dice que tampoco la vio nunca por la redacción. También lo negó al principio el dueño hasta que le comunicaron que había pruebas. "Sí, fue consejera literaria", reconoció al refrescar la memoria.
Pese a todo, los portavoces de Fillon niegan la mayor. Aseguran y repiten que Penelope Fillon ha trabajado como ayudante y que lo ha hecho discretamente en Sarthe, no en París. Y que trabajó en la revista aunque su director no lo sepa.
El propio Fillon ha reaccionado airado y dice estar "escandalizado" por la "misoginia" que demuestra el semanario satírico. "¿No tiene derecho a trabajar por ser mi mujer?" Imaginen, ha dicho el líder de la derecha, que un político comentara de una mujer que solo sabe cocinar tartas, como sugiere la publicación, que cuenta que ha sido varias veces jurado de concursos de pastelería. "Todas las feministas protestarían". No lo han hecho. Y Fillon achaca esta noticia al deseo de atacarle como candidato favorito al Elíseo. "Veo que se ha abierto la serie de bombas fétidas".
No ha sido tan benévola ni tan comprensiva la Fiscalía para asuntos financieros, que ha abierto una causa por los presuntos delitos de desvío de fondos públicos y abuso de bienes sociales. Los fiscales han encargado la investigación a la Oficina Central de Lucha contra las Infracciones Financieras. Fillon ha pedido que el fiscal le reciba cuanto antes. "Para defender mi honor", ha dicho. Si sigue los investigadores siguen adelante, van a tener que ampliar las pesquisas a otras decenas de casos.
Hasta ahora, era la discreción la cualidad más destacada de Penelope Fillon. A partir de ahora, serán sus elevados sueldos por trabajos no ya discretos, sino invisibles y por partida doble. Seguramente como las esposas e hijos de muchos parlamentarios franceses.
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