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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un veredicto sobre la ocupación

La condena por homicidio a un soldado reabre la brecha que polariza a la sociedad de Israel

Juan Carlos Sanz
Civiles palestinos se manifiestan durante el juicio contra Elor Azaria, este miércoles en Hebrón.
Civiles palestinos se manifiestan durante el juicio contra Elor Azaria, este miércoles en Hebrón. HAZEM BADER (AFP)

El veredicto de culpabilidad por homicidio contra el soldado de reemplazo Elor Azaria ha reabierto la brecha que polariza a la sociedad de Israel tras casi medio siglo de ocupación de territorios palestinos. El tribunal militar ha concluido que el uniformado, de 19 años, no debió “utilizar ese tipo de fuerza” frente a un enemigo que yacía en el suelo malherido y le ha condenado por violar las reglas de enfrentamiento de las Fuerzas Armadas, la institución mejor valorada por los ciudadanos.

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Pero las familias de Israel se preguntan ahora si sus hijos e hijas en edad de cumplir más de dos años de servicio militar obligatorio se exponen a ser encausados y condenados por intervenir en enfrentamientos con palestinos en Cisjordania. Azaria ha sido llamado “el hijo de todos” —no solo en los entornos nacionalistas y extremistas—, y jaleado como un “héroe”.

Las imágenes grabadas el pasado 24 de marzo por un palestino que colabora con la ONG israelí B’Tselem no han dejado lugar a dudas en el fallo del consejo de guerra: un disparo a bocajarro contra un enemigo que ya no representaba una amenaza. Pero para muchos israelíes la condena abre la vía a la incertidumbre sobre las consecuencias penales futuras para los reclutas desplegados en territorios ocupados. Israel ha vivido desde octubre de 2015 un estallido de violencia sin precedentes desde la Segunda Intifada. En ese tiempo han muerto 242 palestinos —dos tercios de ellos abatidos por las fuerzas de seguridad al ser considerados atacantes—, y 38 israelíes y 5 extranjeros, en la mayoría de los casos acuchillados, atropellados o tiroteados. La ONG Human Rights Watch reiteraba esta semana sus denuncias de decenas de casos en las sostiene que imágenes grabadas y declaraciones de testigos arrojan dudas sobre la forma en que murieron los agresores palestinos.

En más de una década en la que se han sucedido tres guerras en Gaza y un conflicto en Líbano ningún soldado israelí había sido sentenciado hasta ahora por homicidio por un tribunal castrense. El anterior precedente fue el de un cabo que causó la muerte a un activista británico propalestino y que cumplió seis de los ocho años de cárcel de su condena.

El puesto de control de Jiber, en una calle de Hebrón que conduce hacia el asentamiento de judío de Tel Rumeida, fue el escenario en el que el sanitario militar Azaria disparó a un palestino inmovilizado. Medio centenar de colonos israelíes viven en torno al centro histórico de Hebrón (habitada por más de 200.000 palestinos) bajo la protección de unos 2.000 soldados.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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