Un cantante de banda es herido a balazos en México al salir de un concierto
La fiscalía no descarta la hipótesis de una bala perdida de un miembro de la seguridad del grupo
Al terminar el concierto, los músicos de la Banda Sinaloense MS, uno de los grupos mexicanos más populares del género, se montaron en la furgoneta rumbo al hotel. Al girar la calle sonó un golpe seco a sus espaldas y la ventana trasera estalló en pedazos. La bala había entrado por el hombre derecho de Alan Ramírez, uno de los cantantes, y quedó alojada en el cuello. Este sábado, un día después del suceso, los médicos han retirado la bala y Ramírez está fuera de peligro. La Banda MS ha anunciado que mantiene su concierto de esta noche en el Auditorio Nacional, su tercera fecha con todo el papel vendido. Quién disparó y porqué aun es una incógnita. La fiscalía estatal continúa con la investigación abierta.
Los propios miembros de la banda llevaron al herido a un hospital cercano del barrio de Polanco, uno de los más caros y exclusivos de Ciudad de México. La policía lleva desde la madrugada tomando declaración a la decena larga de integrantes del grupo y no descarta ningún móvil, incluso la posibilidad de una bala perdida que por accidente pudiera haber disparado alguno de los guardaespaldas. “Estamos estudiando el impacto que recibió la camioneta para concretar los detalles”, ha señalado un portavoz de la fiscalía.
La Banda MS es quizá el grupo más representativo de la música banda, un género muy popular del norte de México, que tiene sus raíces en los puertos de la Sinaloa del siglo XIX, donde llegaban comerciantes centroeuropeos a mezclarse con las culturas mexicanas. Las bandas sinaloenses comenzaron como una evolución de las orquestas de polka, atravesadas por el primer jazz de Nueva Orleans y las narraciones épicas de los corridos de la frontera.
La sombra del narco ha sobrevolado sobre la misteriosa bala que acabó en el cuello de Ramírez
Su penúltima e inevitable influencia ha sido la narcocultura: un discurso basado en la glorificación de la violencia, el ego machista, la ostentación y el dinero fácil. Sinaloa es la cuna de los grandes capos mexicanos –desde Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino, hasta El Chapo Guzmán– y pocas conjuntos sinaloenses se han librado de encumbrar las vidas de los narcos como si fueran héroes legendarios.
Entre melindrosas baladas, la propia Banda MS le dedicó hace algunos años un panegírico a Alfredo Beltrán Leyva, un capo mediano del clan sinaloense de los Beltran Leyva encarcelado en EE UU por tráfico de cocaína y metanfetaminas.
“Por eso es jefe en la tribu / lo tiene bien merecido / números para las cuentas / la mano para el amigo / caricias para las damas/ balas pa los enemigos”
La sombra del narco ha sobrevolado la misteriosa bala que acabó en el cuello de Ramírez. Otros cantantes de banda han caído asesinados por balas que nunca fueron identificadas. En 2006, Valentín Elizalde, El Gallo de Oro, juglar de las andanzas del Chapo, fue acribillado por más de 60 cargas de plomo a la salida de un concierto en un palenque.
Representantes del grupo rechazaron que se tratara de un atentado, además de negar la hipótesis de la bala perdida de un miembro de seguridad, porque aseguraron que su equipo no va armado. “No tenemos enemigos y hemos sido cuidadosos de crecer sanamente”, dijo uno de los músicos en una rueda de prensa. No descartaron sin embargo la posibilidad de que detrás del ataque se encontrara algún fan, o más bien, alguna fan, alguna “enamorada de Alan”.
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