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Día de la Mujer en Colombia, ¿hay algo que celebrar?

La brecha salarial, la violencia de género o un imaginario colectivo aún muy machista son algunos de los osbtáculos hacia la igualdad

Ana Marcos
Mujeres de la etnia embera.
Mujeres de la etnia embera.F. Cabarcas (UNFPA)

El 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer para reclamar que la igualdad sea una realidad laboral, económica, cultural y social. El camino para alcanzar la equidad de género en países como Colombia es largo y pedregoso. Sobre todo si se tiene en cuenta que está a la cabeza en el número de víctimas por violencia de género en América Latina. Aunque la situación de las mujeres está lejos de la igualdad, el país consiguió escalar 11 puestos (del 53 al 42) en el Índice de Brecha Global de Género de 2015, publicado por el Foro Económico Mundial y que mide la disparidad que se da entre mujeres y hombres en 145 países en materia de salud, educación, economía y política.

Estos son algunos de los obstáculos que cada día tienen que sortear las mujeres colombianas para intentar equipararse a sus pares masculinos.

Violencia contra las mujeres

Cada día cuatro mujeres son asesinadas en Colombia (en zonas urbanas y rurales), según un informe del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses que comprende el período de 2009 a 2014. La mayoría tenía entre 20 y 24 años. El 44,48% eran solteras y el mayor número de asesinatos se produjeron los fines de semana. Otro estudio de la Dirección de Investigación Criminal concluyó que 2015 fue el año en el que más situaciones de violencia intrafamiliar se presentaron en la última década, con un aumento del 36% respecto al período anterior. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) situó a Colombia a la cabeza de estos asesinatos en su último informe de 2014.

Los datos reflejan categorías diferentes, no hay un estudio único que dé cuenta la violencia de género en el país. La ley 1257 de 2008 se divide en tipologías según el daño causado a la víctima: violencias físicas, psicológicas, sexuales y patrimoniales. Por eso, cuando se contabilizan los crímenes intrafamiliares hay que distinguir entre distintos miembros. Las mujeres son las más golpeadas según esta medición. La guerra que el Estado y las FARC mantienen desde hace 50 años es otro de los condicionantes para que Colombia sea uno de los países de la región con mayor número de víctimas femeninas.

El feminicidio como excepción

Colombia es uno de los tres Estados de América Latina que ha construido una agravante legal para el homicidio con Argentina y Venezuela, según la CEPAL. La ley Rosa Elvira de 2015, promovida tras la violación, tortura y asesinato en mayo de 2012 de una joven en un parque de Bogotá, tipificó por primera vez el feminicidio como un delito autónomo. Se estableció entonces que quien mate a una mujer por su género pagará penas de hasta 50 años de cárcel. Una normativa que fortaleció la ley de 2008, hasta el momento la única que defendía la vida de las mujeres. El pasado septiembre, un hombre de 28 años fue el primer condenado a 20 años de prisión según esta ley.

La brecha salarial

Por cada ocho mujeres con estudios superiores en Colombia hay siete hombres que han alcanzado el mismo nivel educativo. Sin embargo, “sorprende que un país en el que las mujeres son más educadas, estas estén subrepresentadas en el sector laboral”, explicó Fabrizio Hochschild, coordinador en Colombia del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) cuando presentó el informe sobre Desarrollo Humano 2015. El análisis advierte que la tasa de desempleo entre las mujeres es del 11,6%, casi el doble que entre los hombres (6,6%). Además, reseña que la participación femenina en el mercado laboral es del 55,8%, mientras que los hombres representan el 79,7%.

Como ejemplo de esta brecha, solo el 20,9% de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres. La diferencia salarial no impide que el 53,1% de los cargos directivos estén ocupados por personal femenino. El país ocupa el segundo lugar a nivel mundial tras Jamaica según el estudio Women in Business and Management: Gaining Momentum, de la Organización Mundial del Trabajo.

La pobreza, el origen rural, la raza y la etnia

Las mujeres desempleadas que viven en zonas rurales y forman parte de comunidades indígenas o afrodescendientes representan la población más vulnerable en el que está considerado uno de los países más desiguales del mundo según indicadores internacionales como el índice Gini del Banco Mundial.

Los últimos datos del Censo Nacional Agropecuario arrojan que en cerca del 60% del área rural, los hombres toman las decisiones de producción sobre la tierra. Las mujeres campesinas tienen menor acceso a la maquinaria, el crédito y la asistencia técnica. Aquellas responsables de su unidad productiva declararon que la tierra era propia en el 73,7% de los casos, frente al 75,1% de los hombres. El estudio confirma que el tamaño de la tierra de ellas es menor.

Persiste el imaginario machista

A mayor edad y menor estrato económico, las ideas estereotipadas y machistas sobre las mujeres están más arraigadas en Colombia, según el Observatorio de Asuntos de Género elaborado el año pasado por el Gobierno. El informe concluye que, aunque ha habido una importante disminución en imaginarios que justifican la violencia, preocupa que en el caso de las agresiones sexuales el 37% de la población encuestada piense que hay que vestirse de una forma en particular para no “motivar” una violación. Otro de los hallazgos más graves de la encuesta es que en Colombia persiste la idea de que las mujeres que siguen con sus parejas después de ser golpeadas lo hacen porque les gusta.

En cuanto a los crímenes en el ámbito familiar, casi el 80% considera que con independencia de la gravedad de los hechos es “indebido recurrir a instituciones competentes para denunciar la agresión y pedir apoyo del Estado”. Un 9% menos de mujeres buscaron ayudas en instituciones competentes. “Es preocupante el retroceso en la calidad de atención e información a las víctimas sobre sus derechos y brindarles servicios integrales”, se afirma.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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