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Un parón en los puertos del oeste amenaza miles de empleos en EE UU

Una negociación a cara de perro entre navieras y estibadores provoca pérdidas millonarias a minoristas en todo el país

Pablo Ximénez de Sandoval
Barcos sin descargar en el puerto de Oakland, el miércoles.
Barcos sin descargar en el puerto de Oakland, el miércoles.AFP

Un conflicto laboral enquistado en los puertos de la costa oeste amenaza con llevarse por delante miles de empleos en todo Estados Unidos. Trabajadores de los muelles y navieras mantienen una tensa negociación desde hace meses que en las últimas semanas ha dado lugar a una ralentización de las operaciones de los puertos más grandes de EE UU y ha dejado a los barcos llenos de contenedores anclados en el mar con el consiguiente retraso en la entrega de productos y el daño para la cadena de distribución. La situación llegará a su punto de máxima tensión este fin de semana con el cierre total de jueves a lunes.

Los puertos de San Pedro (Los Ángeles) y Long Beach, que están pegados uno a otro en la bahía de la ciudad californiana, son en conjunto el puerto más grande de EE UU y la puerta de Asia para el país. Por sus muelles pasa el 40% del comercio marítimos. Juntos mueven 14,7 millones de contenedores al año con una carga valorada en 465.000 millones de dólares. El comercio con Asia supone el 90% de su negocio.

Cargueros anclados frente a Los Ángeles, el jueves.
Cargueros anclados frente a Los Ángeles, el jueves.Nick Ut (AP)

Se calcula que el 12,5% del PIB de Estados Unidos está de alguna manera ligado a las operaciones de los 29 puertos de la costa oeste, principalmente los de las bahías de Los Ángeles y San Francisco. Estos puertos manejan la mitad del comercio marítimo de EE UU y el 70% de las importaciones de Asia.

El lunes había 23 barcos anclados frente a la bahía de Los Ángeles. Otros 13 esperaban para entrar en los puertos de Oregón y Washington. Cada contenedor que no se descarga a tiempo supone falta de material en una fábrica o una tienda en algún lugar del oeste o el medio oeste americano. Lo siguiente son entregas que no se cumplen, contratos que se pierden, reducciones de empleo y en último caso cierre de negocios. La situación ya era difícil en los últimos años por la generalización de barcos cada vez más grandes en el comercio del Pacífico que han dejado obsoletos los puertos norteamericanos.

Las partes en conflicto son la Unión Internacional de Trabajadores de Puertos y Almacenes, que representa a unos 20.000 trabajadores de puertos y la Asociación Marítima del Pacífico (PMA) que representa a las navieras. El convenio colectivo caducó el pasado julio. Ambos se acusan de ralentizar deliberadamente la actividad en los puertos para aumentar la presión en la negociación. Las navieras acusan a los trabajadores de dejar que se acumule trabajo para los días festivos, cuando se paga más. La actual situación se ha producido porque las navieras se niegan a descargar en estas condiciones. El cierre patronal está planeado desde el jueves hasta el lunes (festivo) mientras siguen las negociaciones.

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No han faltado llamamientos a arreglar la situación por parte de las víctimas colaterales de este conflicto. La Asociación de Líderes Minoristas Industriales (RILA) envió el pasado día 10 una carta al Senado en la que su vicepresidente, Kelly Kolb, advertía de las consecuencias dramáticas que está teniendo la actual situación para minoristas en todo el país. La Asociación Nacional de Manufacturas calcula que el cierre de los puertos puede suponer a la economía de EE UU unas pérdidas de 2.000 millones de dólares diarios. El portavoz de la Casa Blanca ha pedido también que se llegue a una solución.

La preocupación ha llegado a Washington, donde una docena de legisladores de ambos partidos pidieron el jueves a las partes que acabaran rápido con esta disputa y detallaron cómo está afectando la baja actividad de los puertos a sus representados. El congresista republicano Dave Reichert, del Estado de Washington, relató que un empresario de su distrito está perdiendo un millón de dólares a la semana y ha tenido que despedir a 200 empleados. El demócrata Kurt Schrader, de Oregón, dijo que los exportadores de cerezas del Estado habían perdido 250.000 dólares en enero en exportaciones.

Schrader llegó a decir que el presidente Barack Obama (que casualmente se encontraba el viernes en San Francisco), debería utilizar sus poderes especiales para garantizar las operaciones de los puertos si la situación continúa estancada. “Insto al presidente a utilizar sus poderes para terminar con este conflicto de una vez”, dijo Schrader. El pasado 30 de enero, más de 80 miembros del Congreso enviaron una carta a las partes en conflicto para urgirles a llegar a un acuerdo.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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