Los adoradores del sueño americano
Los indocumentados siguen siendo mayoritariamente mexicanos, pero están por todo el país
“El inmigrante irregular es mexicano, lleva aquí más de cinco años, tienes hijos estadounidenses, vive en California, pero también en Virginia o Carolina del Norte, es de extracción humilde, baja formación educativa y contribuye a la economía de este país. Es gente que lucha por mantenerse a flote y que cree en el sueño americano”. Cuando Vanessa Cárdenas, investigadores del Center For American Progress, detalla para EL PAÍS el retrato robot de los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados de Estados Unidos no puede evitar algún elemento emocional. Detrás de los números, dice, hay personas.
La reforma prometida por Obama se ha quedado, de momento, en una acción ejecutiva que para los millones de hispanos de Estados Unidos supondrá sin duda un avance, pero un avance insuficiente. “Esta gente se merece que no la engañen más. Sin duda habrá frustración, porque muchos tienen la sensación de que lo que se hace es poner tiritas, parches, pero nunca se llega a la meta final, que es una reforma integral. Dicho esto, lo que ha decidido el presidente es, sin duda, una victoria importante”.
Esa “victoria importante” será celebrada, o criticada por insuficiente, de forma más dispersa que nunca. En 1990 había en Estados Unidos 3,5 millones de indocumentados y casi la mitad vivía en California (42%). Ahora son casi 12 millones y viven en Estados como Colorado, Arizona, Nevada, Illinois, Georgia, Virginia, Carolina del Norte, además de los tradicionales Nueva York, Florida o Texas. En California ya sólo vive el 22%. El 76% de los sin papeles son hispanos. La mayoría procede de México, 59%, unos siete millones. De Centroamérica procede el 11% y el 7%, de Suramérica.
Según el censo de 2008, los indocumentados representan en 4% de la población y el 5,4% de su fuerza laboral. Sus hijos representan el 6,8% del total de estudiantes de enseñanza secundaria. Según los estudios disponibles de institutos prestigiosos como el Pew Hispanic Center, el número de inmigrantes indocumentados en EE UU era de 11,1 millones en 2011. La cifra más alta llegó a los 12 millones en 2007, pero cayó en la medida que cayó la inmigración desde México. En 2010, el 58% de los sin papeles en Estados Unidos procedían de México.
La mayoría viven en familia. El 73% de sus hijos ha nacido en Estados Unidos. La mitad de las unidades familiares está compuesta por una pareja con hijos. En el caso de los estadounidenses esta proporción es del 21%, y en el caso de los inmigrantes con documentos del 35%. “Esto se debe a que la edad media de los que no tienen documentos es más joven, con hijos menores”, explican los investigadores del Center for American Progress.
La mayor parte de los hijos de los inmigrantes indocumentados (73%) son ciudadanos estadounidenses por nacimiento. El número de chicos nacidos en EE UU con este status (padres sin papeles) se ha ampliado hasta unos 4 millones en 2008. En cambio, el número de jóvenes indocumentados se ha estabilizado en torno a los casi dos millones. En los estados con más presencia de sin papeles, el 10% de los estudiantes tienen padres indocumentados. La mayoría de estos estudiantes son ciudadanos de EE UU por haber nacido en el país.
La mayor parte de los hijos de los inmigrantes indocumentados (73%) son ciudadanos estadounidenses por nacimiento
De los 154 millones de trabajadores de Estados Unidos, 8,3 millones son inmigrantes indocumentados: el 5,4%. En California representan el 10% de la fuerza de trabajo, así como en Arizona y Nevada. Suelen emplearse en trabajos de baja calificación. En 2008, el 17% de los trabajadores de la construcción no tenía papeles. En el campo representan el 25%.
La mayoría de los adultos indocumentados tienen un bajo nivel de formación. Entre los que tienen entre 25 y 64 años, el 47% no terminó la enseñanza secundaria. Como referencia, sólo el 8% de los estadounidenses entre 25 y 64 se incorporaron al mercado laboral sin graduarse en secundaria. El 49% de los sin papeles ha conseguido ir a la universidad. En el caso de los estadounidenses, la cifra es del 71%.
Una de las razones que argumentan quienes defienden una reforma integral migratoria es la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de los indocumentados y sus familias. Los ingresos medios de los inmigrantes son de 36.000 dólares al año, muy por debajo de los 50.000 de media para los nacionales. Un tercio de los niños y un quinto de los adultos indocumentados vive en la pobreza. Es el doble de la tasa estadounidense. Más de la mitad no tiene seguro médico (69%). En el caso de los niños, es el 45%. De los niños nacidos en EE UU, es el 25%.
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