Preguntas y respuestas sobre la crisis de los niños indocumentados en EE UU
Una recopilación con la información básica sobre la llegada de menores a Texas
En una línea, ¿qué está pasando?
La policía de fronteras de Estados Unidos ha registrado un aumento sin precedentes de detenciones de menores de edad no acompañados, entre niños pequeños y adolescentes, que entran solos cruzando la peligrosa frontera con México.
¿Cuántos son?
Desde el 1 de octubre, cuando empiezan a contar las estadísticas anuales, han sido interceptados casi 63.000 niños hasta el 31 de julio, con edades hasta 17 años. Las autoridades prevén que, a este ritmo, la cifra llegue a 90.000 hasta el próximo octubre.
¿Eso es mucho?
En todo 2013 fueron detenidos en la frontera 31.400 menores. En 2012 fueron 25.000 y en 2011 fueron 16.000.
El récord de inmigrantes totales (menores y adultos) detenidos en la frontera fue de 1,2 millones en 2005. El año pasado fueron 414.000.
¿Por dónde entran?
Estados Unidos y México comparten más de 3.000 kilómetros de frontera, desde la costa de California hasta la de Texas. El principal punto de entrada en el último año es Texas, seguido de Arizona. La diferencia es que en Texas la frontera está definida por el Rio Grande, no vallada en su mayor parte como en el Oeste.
¿De dónde vienen?
La mayoría de los menores no acompañados que cruzan ilegalmente la frontera vienen del triángulo norte de Centroamérica, que comprende Guatemala, Honduras y El Salvador. Atraviesan México guiados por las mafias, hasta la frontera con Estados Unidos.
¿Por qué?
Las causas son complejas. Siempre han llegado menores indocumentados a la frontera huyendo de la pobreza. Según los relatos de abogados y trabajadores sociales que trabajan con estos niños, lo que explica este aumento sin precedentes es la situación de violencia extrema que se vive en esos países, además de la miseria. Los relatos de los niños y adolescentes describen una vida en la que las pandillas se nutren de jóvenes, bajo amenaza de muerte. La alternativa es unirse a la pandilla, morir o emigrar. Otra razón son los falsos rumores que se extienden por Centroamérica de que los menores no pueden ser deportados y obtendrán la residencia fácilmente.
¿Por qué a Estados Unidos?
Los niños que llegan solos a EE UU normalmente lo hacen porque sus padres, o algún otro familiar, ya están allí. Las llegadas de niños de esta zona a otros países cercanos más estables, como Panamá, Costa Rica y hasta Nicaragua, también ha aumentado un 400%. Las organizaciones de defensa de los inmigrantes aportan este dato para explicar que los niños emigran allí donde tienen un familiar, no buscando subsidios sociales.
¿Qué pasa con los niños cuando son detenidos?
Los niños son detenidos por la US Customs and Border Patrol, la policía de fronteras, dependiente del Gobierno federal. El primer sitio al que van es un centro de detención temporal del Immigration and Customs Enforcement. Si proceden de México, son deportados. Pero si son de otras nacionalidades, hay que estudiar sus casos. La policía de fronteras tiene 72 horas para llevar a los menores a un albergue donde los vea un abogado y un médico. Entonces pasan a manos de la Office of Refugee Resettlement (Oficina de Reubicación de Refugiados). Esta oficina federal los reparte por distintos albergues, donde pueden están aproximadamente un mes. En estos albergues, el Gobierno y los trabajadores sociales tratan de encontrar familiares que se puedan hacer cargo de ellos. Si no encuentran a nadie, entran en el circuito de casas de acogida y, en la mayoría de los casos, al final son deportados.
¿Y qué estatus legal tienen?
Deben presentarse en un juzgado para que lo decida un juez. Los niños salen del proceso de detención y refugio con una citación para presentarse en un juzgado que puede llevar meses. Según abogados especializados, más del 60% de los menores se presenta. Cuando tienen un abogado, la cifra de comparecencia ante el juez se dispara (92,5%). El problema es que muchos no tienen representación legal para presentar un argumento de petición de asilo.
¿Por qué esto es un problema ahora?
Los abogados especialistas en inmigración insisten en que lo único nuevo de todo esto son los números. Este sistema, que funciona desde hace décadas, está desbordado. Unos 2.000 niños no han podido salir de los centros de detención de Texas porque las autoridades no dan abasto para gestionar los expedientes. El Departamento de Servicios Humanitarios y de Salud ha puesto en marcha tres refugios temporales, en California, Oklahoma y Texas. Eso ha puesto el foco sobre la situación. Texas tuvo que pedir ayuda para trasladar a estos niños a refugios a otros estados. La sensación fue que el Gobierno estaba desbordado. Unos 3.000 han sido trasladados a centros en California sin problemas. Pero en lugares como Murrieta, California, un grupo de extremistas impidió a la policía de fronteras que llevara a 140 inmigrantes a las instalaciones que tiene en esa ciudad, trasladando la sensación de que había una invasión de ilegales. Al final, el debate ha inundado Washington, donde se cruzan las acusaciones: los republicanos culpan a decretos como el que Obama emitió en 2012 para cancelar la deportación de ciertos menores indocumentados (DACA) el que se hayan disparado los rumores falsos sobre un “permiso” para los pequeños que lleguen a EE UU. Los demócratas mientras tanto achacan la situación a la falta de una reforma migratoria que regule esto, algo de lo que responsabilizan a los republicanos de la Cámara Baja, por haberse negado a votar una propuesta de ley migratoria.
¿Qué soluciones hay sobre la mesa?
Varias, distintas, y ninguna concreta. Por un lado, el presidente Barack Obama pidió al Congreso autorización para gastar 3.700 millones de dólares para responder a la crisis en la frontera. Los republicanos hicieron su propia propuesta, mucho menor en dinero y que además exigía la reforma de una ley de 2008 que protege hasta ahora a los menores de países no fronterizos, al impedir su deportación directa, algo rechazado por los demócratas y que Obama prometió vetar si llegaba a su mesa. Finalmente, organizaciones de derechos humanos y abogados de inmigrantes piden que se dé estatus de refugiados a estos menores, ya que la mayoría se enfrenta a situaciones de extrema violencia y peligro de muerte si regresan a sus países. Por su parte, el gobernador de Texas, Rick Perry, anunció que enviaría a la Guardia Nacional a reforzar la frontera, a pesar de que los responsables sobre el terreno insisten en que no se trata de un problema de seguridad. El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dijo en un informe al Congreso a principios de julio que “esta gente en su mayoría quiere ser detenida, no buscan evadir a las autoridades”.
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