La batalla perdida de los circos
Los circos con animales violentan diversos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, proclamada en Londres el 23 de septiembre de 1977 y aprobada por la ONU
Lo vestían con falda y zapatillas rosas. Aparecía con un velo en la cara, agitaba una sombrilla y una tela ocultaba las tumoraciones provocadas por la pesada cadena encarnada en su cuello. Nadie se dio cuenta de la amputación en su rostro. Nadie notó que le arrancaron el maxilar inferior, los colmillos y que su brazo estaba fracturado o que padecía artritis, mucho menos el desgarre de sus manos. En este papel infame la “bailarina” era, en realidad, un oso negro americano.
Las autoridades lo rescataron del desprestigiado circo Harley, localizado en el sureño Estado de Yucatán para trasladarlo al Bioparque Pachuca, un zoológico en el centro de México, justo en Hidalgo y convertido ahora en Unidad de Rescate por su directora general, Ericka Ortigoza. “Le arrancaron la mitad del rostro, no podía ni comer, incluso nos escondía su cara. Las personas que le hicieron eso merecen la cárcel”, me dijo mientras yo grababa en vídeo las huellas de las torturas que sufrió el ejemplar.
No es casual que en esa unidad fuera bautizado como “lnvictus” por demostrar su fortaleza ante la muerte. Finalmente, el pasado 18 de julio, el oso fue operado por veterinarios especializados que le pusieron una prótesis. En ocho meses será enviado al Wild Animal Sanctuary, en Estados Unidos, donde se rehabilitará en uno de los mejores hospitales de animales silvestres del mundo. Mientras tanto, el dueño enfrenta cargos judiciales. En su declaración, José Luis Orozco, justificó la mutilación bajo el argumento de que en plena función “rompió la agujeta, abrió sus fauces y lanzó un bufido debido a una infección dental”. Ese hecho fue suficiente para mutilarlo y, como era de esperarse, en las redes sociales se desató la indignación.
Junto a lnvictus se recupera la Leona “Morelia”, la misma que fue rescatada del Circo Daniel Atayde donde era golpeada con un mazo en la cabeza por su domador al representar el papel de Tarzán. La felina comía una vez a la semana y era sometida a frecuentes montas para vender sus crías, a pesar de que no podía sostenerse en cuatro patas. En México, los dueños de los circos pasan horas enteras en el Congreso, hacen lobby, cabildean con diputados y senadores para ganar votos porque quieren mantener en escena a más de 3.000 animales. Al mismo tiempo, libran una agresiva campaña en las redes sociales y en las calles sus trabajadores protestan, acompañados de sus esposas e hijos.
Andrés Atayde forma parte de la familia más poderosa entre los llamados “cirqueros”, es la cuarta generación del Circo Atayde Hermanos, fundado hace más de 120 años y su presencia en los debates del Congreso ha sido controversial. “La nueva ley tiene incentivos perversos porque hay por lo menos 500 circos piratas y con la marca Atayde unos 50”, denunció. Pero la diputada Marilyn Gómez advirtió que trabajará hasta lograr el objetivo: “La intención era escucharlos a todos y recordarles que la iniciativa que estamos votando es para que no haya animales en actos circenses en ningún Estado de la república”.
Una docena de Estados han votado a favor de la prohibición, incluida la capital mexicana
Por el momento, los legisladores discuten el asunto a gran velocidad y nuestra generación podrá testificar la batalla perdida de los circos. Hoy en día, ya son 12 Estados los que han votado a favor de la prohibición, incluida la capital mexicana. Recientemente, el Subprocurador Federal de Protección al Ambiente, Alejandro del Mazo, me comentó que se aplicará la “mano dura” y, como muestra, recordó que de los 183 circos registrados se inspeccionaron 69, se supervisaron 700 ejemplares “y, de ellos, 99 fueron asegurados y canalizados a zoológicos y centros de investigación”.
Para el coordinador de Animal Defender Natural-Latinoamérica, Eduardo Peña, países como Paraguay, Perú, Bolivia, Colombia y El Salvador prohibieron a nivel nacional el uso de animales en los circos y, paralelamente, Argentina, Brasil, Chile, Venezuela y México lo hacen de manera gradual.
Los circos con animales violentan diversos artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, proclamada en Londres el 23 de septiembre de 1977 y aprobada por la ONU. Por ejemplo, los artículos 2 y 3 establecen que “todo animal tiene derecho al respeto, protección y a no ser sometido a tratos crueles” y el artículo 10 determina que “ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre, en tanto que especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales”. En este punto, se precisa que todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. Por último, el documento subraya que “toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho”.
Actualmente, el tema animalista ha cobrado fuerza en México, a tal grado, que ya forma parte de la agenda ciudadana. La televisión pública se suma a la apertura del debate y la noche del miércoles 30 de julio lanzó la segunda temporada del programa Instinto Animal por Canal 22. En ese contexto, Laura Barrera, la presentadora de la serie y el rostro más conocido de la pantalla cultural local, resalta que la propuesta es continuar con el diálogo en torno al uso de animales, la violencia social, el maltrato y la cacería “al estar involucradas en esta actividad estrellas de la televisión mexicana". La meta es poner los reflectores sobre la relación entre los seres humanos y los animales desde la cultura, la historia, el consumo, el arte, la bioética y el derecho.
Mariana Escobedo es directora de www.elportaltv.net, productora local de Aljazeera en árabe y colaboradora de TV Educativa y Canal 22. Twitter @La_MarianaE
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