Un derechista del Likud sustituye a Peres como presidente de Israel
El jurista, contrario a la creación de un Estado palestino, ocupará desde julio este cargo protocolario
La Knesset, Parlamento de Israel, eligió el martes al conservador Reuven Rivlin como décimo presidente del Estado. El veterano político pertenece al ala derecha del derechista partido Likud, dirigido por el primer ministro, Benjamín Netanyahu. Rivlin necesitó una segunda ronda de votación para vencer a Meir Schitrit, del partido centrista Hatnúa de la ministra de Justicia, Tzipi Livni. Otros tres candidatos, entre ellos dos mujeres, quedaron fuera de la pugna en la primera ronda. El próximo 24 de julio, Reuven tomará el relevo de Simón Peres al frente de la jefatura del Estado.
El laborista Peres ocupó el cargo desde 2007. Con 90 años, Peres fue uno de los líderes nacionales más viejos del mundo. Con él se va de la primera fila el último de los políticos israelíes que participaron en las guerras de la fundación e independencia del país en 1948. Obtuvo el Premio Nobel de la Paz junto a Isaac Rabin y el líder palestino Yasir Arafat en 1994.
La jefatura del Estado en Israel es un puesto protocolario con un mandato de siete años. Aunque carezcan de poder ejecutivo, los presidentes de países con mayorías parlamentarias volátiles pueden llegar a ser determinantes en situaciones de desgobierno. El presidente puede avalar pactos y proponer candidatos. Italia es un buen ejemplo. Como en Roma, los legisladores de Jerusalén cambian de posición con más facilidad que sus colegas madrileños o berlineses. Más allá de esta posible influencia, se presenta difícil que Rivlin alcance la autoridad nacional ni el prestigio internacional de su antecesor Peres.
Toda vez que Rivlin es un adalid del Gran Israel que rechaza la solución de los dos Estados para resolver el conflicto con los palestinos. Esta implicaría la creación de un Estado palestino de pleno derecho y con administración propia. Los palestinos reclaman que se hable siempre de su categoría de “Estado observador” en Naciones Unidas, pero las autoridades de Cisjordania -ocupada por Israel y dirigida por el partido Al Fatah- y la Franja de Gaza -cercada y aislada bajo un Gobierno de Hamás-, han mantenido durante siete años Administraciones enemistadas, aunque la semana pasada formaron un Gabinete tecnócrata de unidad.
El reciente fracaso de las negociaciones de paz impulsadas por Estados Unidos alejan la creación del Estado palestino. Cada vez más voces en la derecha y la ultraderecha israelí cuestionan como el presidente los planes de fundar un Estado palestino. Netanyahu asegura que él todavía aspira a la solución de los dos Estados, pero hace años que no logra el menor avance en la negociación.
Su candidatura no lo ha tenido fácil, pues no logró el apoyo de Netanyahu hasta finales de mayo
El presidente electo Rivlin tiene 74 años y fue portavoz del Gobierno cuando lo presidía Ariel Sharon, a principios del siglo. Más tarde presidió la Knesset. Su currículum palidece en comparación con el de Peres, un político incansable que ha ocupado los más diversos cargos. En Israel se dice que precisamente el buen nombre de Peres convirtió esta campaña presidencial en una disputada carrera a la que se presentaron más candidatos que nunca en los 66 años de historia de Israel. Dos de ellos quedaron fuera por sendos escándalos, uno de acoso sexual y otro de corrupción. Los siete años con Peres rescatado el cargo de la pésima reputación en la que lo hundió su predecesor Moshe Katsav, que están en la cárcel por violación desde 2011.
El primer ministro Netanyahu se ha inmiscuido en la carrera presidencial para evitar la victoria de Rivlin. Llegó a proponer la abolición del puesto y también a invitar a otros a presentarse. Rivlin le había puesto en entredicho dentro y fuera del partido durante los últimos diez años. Solo en mayo accedió el primer ministro a apoyar la candidatura de Rivlin. Ser amigo del presidente le puede resultar muy conveniente si se queda sin mayoría parlamentaria y le toca otra vez formar Gobierno.
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