Los vecinos vuelven a Homs mientras El Asad abre la campaña electoral
Los civiles regresan a la capital rebelde tras dos años de asedio del Ejército
Los civiles sirios han comenzado este fin de semana su retorno a las zonas de Homs recién reconquistadas por las fuerzas de Bachar el Asad. Regresan a lo que queda de sus casas tras dos años de implacable cerco y más de tres años de guerra civil. Los insurgentes sirios rindieron la pasada semana las últimas bolsas de resistencia en la tercera ciudad del país. Antes de que los civiles llegaran para encontrarse con un paisaje de ruinas que recuerda al Berlín de posguerra, el Ministerio de Turismo del régimen de Damasco auguró tiempos “florecientes” para ese sector en la región.
La parte vieja de Homs está devastada. Otros atractivos turísticos próximos —como el castillo de los cruzados Crac de los Caballeros, unos 50 kilómetros al oeste— han sufrido considerables daños en una contienda que ya ha costado más de 150.000 vidas.
El divorcio entre las posturas del régimen y la realidad que padecen los sirios ya quedó bien patente en la convocatoria de elecciones presidenciales. Con el país arrasado y repartido entre los leales a El Asad y las diversas facciones insurgentes que a menudo guerrean entre sí, los sirios deben votar el 3 de junio si El Asad seguirá al frente de la República de Siria.
Los insurgentes combaten entre sí por el control de norte y este del país
Desde que heredó la presidencia de su padre, Hafez el Asad, en 2000, Bachar ha celebrado dos consultas en las que obtuvo resultados próximos al 100%. Las presidenciales de junio incorporan, como gran novedad, dos candidaturas alternativas. Se habían inscrito otras 20 más, que no pasaron los controles del régimen. Pero sean dos o 25 sus presuntos contrincantes, nadie duda de que El Asad se proclamará vencedor con resultados de ensueño. La campaña electoral comenzó oficialmente el domingo. La de El Asad, bajo el lema “Unidos”.
En una conversación telefónica, el refugiado de Homs de 35 años Abu Abdaá explicaba ayer que “pocos han podido regresar a la ciudad vieja, solo los que ya estaban viviendo en Homs”, informa Natalia Sancha desde Beirut. Su primo “ha logrado entrar, solo para ver lo que queda de su casa”. Dice Abdalá que “no hay ni electricidad ni agua” y que “muchas casas no son habitables”.
Así y todo, la reconquista —“liberación”, según los medios oficiales— de Homs es un hito propagandístico para el presidente. Hace unas semanas se dijo convencido de que la guerra empieza a girar a su favor. Su caída contribuirá al establecimiento de un corredor de comunicaciones y transporte entre la capital, Damasco, y las regiones portuarias dominadas por El Asad en el Mediterráneo.
Homs, situada en el centro del país, se había convertido además en un símbolo de la resistencia contra la ferocidad de las tropas leales, que la convirtieron en el primer escenario para una estrategia que extendieron a otras zonas: artillería pesada, bombardeos aéreos inclementes y, más tarde, bloqueo total de suministros y alimentos.
El Ministerio de Turismo augura buenos tiempos
Han dejado Homs unos 2.000 milicianos y civiles que vivían en las últimas bolsas insurgentes. Su evacuación culminó el viernes y fue parte de un acuerdo entre el régimen y los rebeldes, que se desplazaron a regiones norteñas aún bajo su control. El trato, que se hizo efectivo el pasado miércoles, incluía también la puesta en libertad de soldados encarcelados por los opositores. Se habló de decenas de prisioneros, en buena parte miembros de la milicia chií Hezbolá procedentes del vecino Líbano o de Irán.
Al norte del país, en la disputada región de Alepo, los rebeldes han permitido además el suministro de víveres a dos localidades de mayoría alauí controladas por el Gobierno. Las diversas cláusulas del acuerdo, sin precedentes inmediatos, han demostrado que el régimen y los insurgentes son capaces de dialogar y de llevar a cabo un esfuerzo logístico considerable. Se especula sobre tratos parecidos en otras zonas, como los territorios adyacentes a Homs que todavía no controla el Ejército.
Otras evacuaciones, como la que se intentó en febrero también en Homs, terminaron en enfrentamientos. Por ahora es del todo improbable que se encuentre una solución pacífica a la larga contienda.
Los insurgentes mantienen bajo su control buena parte del país, pero El Asad puede ahora concentrar sus esfuerzos en tomar Alepo y ganar el control en toda la región de la capital. Mientras tanto, los grupos rebeldes islamistas continúan combatiéndose entre sí por la supremacía en las regiones del norte y del este del país. El grupo yihadista Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL) mantiene su avance en la región oriental siria de Deir al Zor, donde libra choques con el Frente al Nusra —filial siria de Al Qaeda— y el Frente Islámico, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Los enfrentamientos prosiguen actualmente en el este de la provincia, concretamente en las aldeas de Yadid Akidat y Yadid Bakaara, donde murieron dos miembros del Frente al Nusra y el Frente Islámico, añadió el Observatorio.
La guerra civil siria ha dejado sin casa a millones de sirios. Tres millones han abandonado el país y 100.000 más lo hacen cada mes. Pronto será la peor ola de refugiados registrada desde la II Guerra Mundial.
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