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El Parlamento Europeo se conforma con investigar el espionaje de EE UU

Los diputados no reclaman la suspensión de las negociaciones para el tratado de libre comercio, como pedía la izquierda

Luis Doncel
Miembros del Parlamento Europeo, durante la votación.
Miembros del Parlamento Europeo, durante la votación.V. KESSLER (REUTERS)

La indignación por las escuchas estadounidenses se ha apoderado del Parlamento Europeo. Aunque a veces lo haga revestido de humor, como en el debate de ayer, cuando el eurodiputado verde Jan Philipp Albrecht comenzó su discurso saludando a los presentes y a los servicios de inteligencia americanos que escuchan lo que sucede en Europa.

La Eurocámara ha acordado abrir una “investigación exhaustiva” sobre los programas de vigilancia de EE UU, pero renuncia a sacar la artillería mayor. En contra de lo que pedían los grupos de izquierda y el Gobierno francés, los parlamentarios no reclamarán que se paralicen las conversaciones sobre el tratado de libre comercio que comenzarán el próximo lunes en Washington.

La Comisión de Libertades Civiles de la Eurocámara deberá investigar los casos de espionaje en instituciones europeas y Estados miembros y presentar un informe antes de fin de año, según la resolución aprobada hoy, que ha tenido un respaldo mayoritario: 483 votos a favor, 98 en contra y 65 abstenciones.

Los eurodiputados no solo exigen a las autoridades de EE UU que expliquen cuanto antes unos hechos que han escandalizado a todo el continente; también piden a la Comisión Europea y a los 28 Gobiernos de la UE que se planteen suspender acuerdos firmados como en EE UU, como el de registro del nombre de pasajeros y las transferencias de datos bancarios con fines antiterroristas. Todo menos tocar las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio, que, según cálculos de la Comisión, podría incrementar un 0,5% el PIB europeo y crear unos 400.000 puestos de trabajo.

La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, anunció ayer la creación de un grupo de trabajo UE-EE UU que deberá informar sobre el alcance de la recopilación de datos que ha puesto en marcha el Gobierno estadounidense y el uso que ha hecho del programa PRISM. El primer encuentro se celebrará este mes; y el siguiente será en septiembre en Washington.

La portavoz de los liberales despertó una carcajada cuando reclamó que Obama comparezca
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“Un grupo de funcionarios expertos que se reúnen a puerta cerrada no basta. Necesitamos respuestas políticas. El presidente de EE UU tiene que dar una respuesta a los 500 millones de ciudadanos europeos, no solo la canciller Merkel”, dijo la portavoz de los liberales, Sophie in ’t Veld, que ayer despertó una carcajada general cuando reclamó a Barack Obama que compareciera en Estrasburgo. Pero los liberales insisten en que el tratado de libre comercio debe permanecer blindado, ya que puede ayudar a crear los empleos que Europa tanto necesita.

Fue el portavoz del grupo socialista el que exigió congelar estas conversaciones mientras los americanos no den explicaciones claras sobre el programa de espionaje PRISM. Hasta que esto ocurra, aseguró Dimitrios Droutsas, será “muy difícil” comenzar a negociar el acuerdo de libre comercio. A los que argumentan que ello pondría en riesgo la creación de nuevos puestos de trabajo, el socialista griego respondió: “No es aceptable. No podemos sacrificar todo a la economía”. “No se espía a los amigos”, concluyó el portavoz del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber, que reconoció que la confianza entre dos aliados se ha visto empañada por este episodio.

La Eurocámara no leyó solo la cartilla a EE UU. También mostró su preocupación por los programas de vigilancia aplicados por Reino Unido, Suecia, Países Bajos, Alemania y Polonia. La resolución pide a estos países que examinen cuanto antes si estas prácticas son compatibles con la normativa europea.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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