El ejército egipcio intensifica su campaña contra los yihadistas en el Sinaí
Mueren 11 yihadistas y 23 son detenidos en nuevos combates
Refutando los rumores que apuntaban a una tregua con los grupos yihadistas del Sinaí, el ejército egipcio anunció el miércoles una ampliación e intensificación de la Operación Águila, destinada a recuperar el control de la península. Esta campaña militar fue lanzada dos días después de que el pasado 5 de agosto un presunto grupo extremista llevara a cabo una emboscada cerca de la frontera con Israel y asesinara a 16 soldados egipcios.
“A partir de la mañana del día 29, en continuación de la operación militar, habrá un despliegue de fuerzas en varios puntos del Sinaí para completar la búsqueda de elementos terroristas”, reza un comunicado del ministerio de Defensa hecho público en su página web, y en el que se asegura que la campaña no terminará “hasta que los terroristas y todas las actividades criminales sean aplastadas”.
En su nota, el ministerio informa que 23 presuntos militantes han sido arrestados y otros 11 han muerto fruto de los combates desde el inicio de la operación. Además, se han requisado 11 vehículos, y un importante arsenal de armamento, que incluye pistolas, cajas de municiones de fabricación israelí, granadas, y minas anti-tanque.
El anuncio llega después de que la prensa egipcia se haya hecho eco del envío al Sinaí por parte del gobierno de una delegación formada por varios exyihadistas para desempeñar tareas de mediación, aprovechando su influencia sobre los grupos extremistas. El uso del diálogo a través de terroristas arrepentidos -el presidente de la delegación, Magdi Salem, pasó 18 años en la cárcel- representa un giro sustancial respecto a la política de la era Mubarak, que estaba únicamente basada en la represión. El presidente Morsi parece confiar en que sus credenciales islamistas podrán convencer a los extremistas para que pongan fin a su cruzada contra el Estado.
De acuerdo con la agencia Associated Press, como fruto de las conversaciones se habría alcanzado un acuerdo según el cual el Ejército pondría fin a su ofensiva a cambio de que los militantes islamistas cesaran sus ataques contra los soldados desplegados en la zona y entregaran sus armas. Tras varios enfrentamientos al inicio de la campaña militar, la calma se apoderó de la península durante los últimos diez días, y no se han registrado los habituales ataques contra los puestos de control del ejército en las carreteras. El pasado domingo, la tribu beduina al-Barahma ya hizo entrega de su armamento a las autoridades.
La prensa egipcia informa de negociaciones entre Gobierno y yihadistas
De momento, no está claro que el contenido del pacto cuente con la aprobación del presidente Morsi. Y mucho menos de la cúpula del ejército, como demuestra la decisión de ampliar la Operación Águila. De hecho, los responsables de la operación militar no fueron advertidos del esfuerzo negociador antes de la llegada de la delegación, lo que indica que se mantiene la relación de desconfianza entre Morsi y la élite del ejército. A raíz de la crisis del Sinaí, el rais islamista relevó a varios altos cargos de las Fuerzas Armadas, entre ellos, el ministro de Defensa y presidente de la Junta Militar durante la transición, el mariscal Hussein Tantaui.
La conclusión de un pacto de no agresión entre el Ejército y los grupos terroristas no será bien acogida en Tel Aviv, y podría perjudicar las relaciones de Egipto con Israel, que se han enfriado tras el ascenso de Morsi a la presidencia. Durante la semana pasada, fuentes del gobierno israelí denunciaron que El Cairo no había informado del envío de tanques al Sinaí, tal como establecen los acuerdos de Camp David.
La seguridad en la península del Sinaí se deterioró notablemente a causa del vacío de poder que se produjo después de la revolución de febrero del año pasado. Desde entonces, la zona se ha convertido en un santuario tanto para grupos yihadistas, como para mafias que realizan contrabando de armas y personas. Buena parte de los habitantes del Sinaí pertenecen a tribus beduinas, que se han quejado tradicionalmente de estar marginadas por del Estado egipcio, lo que supone un caldo de cultivo ideal para el reclutamiento de sus miembros más jóvenes por parte de los grupos criminales.
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