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El líder norcoreano Kim Jong Il inicia una visita imprevista a China

Se prevé que discuta con el Gobierno chino el calendario de una nueva reunión multipartita sobre el programa de armas nucleares de Pyongyang

El líder norcoreano, Kim Jong Il, ha iniciado hoy una visita imprevista a Pekín en la que se espera que discuta con el Gobierno chino el calendario de una nueva reunión multipartita sobre el programa de armas nucleares de Pyongyang. La visita, que según la agencia surcoreana Yonhap durará cuatro días, responde a una invitación del Partido Comunista chino y tiene lugar en medio de extremas medidas de seguridad y de un gran secretismo informativo.

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Kim se moverá durante su estancia a través de unos túneles subterráneos secretos puestos a su disposición por el Gobierno chino para garantizar su seguridad, según ha explicado la agencia Yonhap. Esta mañana, el máximo líder de Corea del Norte ha cruzado en tren la frontera entre su país y China acompañado de una comitiva de 40 personas y, por motivos de seguridad, ha llegado a la estación de Pyontai y no a la de Pekín. La agenda de la visita, que aún no ha sido confirmada por las autoridades chinas, incluye reuniones con el presidente chino, Hu Jintao, el primer ministro, Wen Jiabao, y el jefe de la Comisión Militar Central, el ex presidente Jiang Zemin.

Además de ayuda bilateral a su país, afectado por una grave crisis económica y hambrunas, Kim buscará apoyo para sacar adelante un incipiente programa capitalista adoptado en julio del año pasado. Según comentaristas surcoreanos, Kim también se propone con este viaje restaurar los lazos bilaterales, que se deterioraron tras la detención en 2002 por las autoridades de China de un empresario chino designado por Pyongyang como gobernador de una zona especial económica norcoreana. Pero se prevé que Kim se centre en la crisis nuclear iniciada en octubre de 2002 cuanto Pyongyang reconoció ante EE UU que posee un programa atómico de armas nucleares.

La existencia de este programa violó un acuerdo de 1994 con Washington, según el cual Pyongyang congelaba sus investigaciones atómicas a cambio de reactores de agua ligera construidos por un consorcio llamado KEDO que incluye a Japón, la Unión Europea y Corea del Sur. Corea del Norte insiste en que su programa nuclear es la única respuesta posible ante las amenazas de EE UU, que en 2002 incluyó a ese país asiático, junto a Irak e Irán, en el "eje del mal" promotor del terrorismo. El consorcio KEDO decidió sancionar a Corea del Norte con la suspensión en diciembre de 2002 del suministro de petróleo y Washington exigió el desmantelamiento total del programa nuclear.

China, en un esfuerzo por buscar una salida negociada a la crisis, auspició una primera ronda de negociaciones multilaterales en Pekín en agosto de 2003 que terminó sin resultados positivos. En una segunda ronda multilateral celebrada en febrero pasado, en la que participaron de nuevo las dos Coreas, China, Estados Unidos, Japón y Rusia, persistieron las diferencias y Pyongyang reiteró a Washington días después su petición de que abandone su "política hostil".

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Poco antes de la segunda ronda multilateral, Corea del Norte desmintió las declaraciones de Abdul Qader Khan, científico fundador del programa de armamento nuclear de Pakistán, quien admitió haber transferido tecnología nuclear secreta a Pyongyang. La visita de Kim se produce días después de que estuviera en Pekín el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, quien pidió a las autoridades chinas que intensifiquen su presión sobre Pyongyang para que acepte el desmantelamiento nuclear total, verificable e irreversible. Ésta es la primera vez que Kim viaja a Pekín desde la toma de posesión de los nuevos líderes chinos, en marzo del 2003, y la tercera desde su llegada al poder en 1997 tras la muerte de su padre, el gran líder y fundador de la República Democrática de Corea, Kim Il-sung.

Un chino mira un panel con fotos del <i>gran líder</i> en la puerta de la embajada de Corea del Norte en Pekín.
Un chino mira un panel con fotos del gran líder en la puerta de la embajada de Corea del Norte en Pekín.AP

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