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Porque lo digo yo
Columna
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Para llorar

No sentir hoy debe de ser casi peor que no tener opinión, y las dos cosas ya ni te cuento

La cantanet Katy Perry, el pasado domingo en un concierto en Los Ángeles.
La cantanet Katy Perry, el pasado domingo en un concierto en Los Ángeles.Amanda Edwards (WireImage)
Íñigo Domínguez

No tener opinión sobre algo hoy es terrible, notas que deberías tenerla, que es irresponsabilidad o falta de urbanidad. No hablo de cosas importantes, sino serias, como si te cae mal o bien un famoso. La gente lo tiene clarísimo, va por rachas de odio o amor colectivo. ¿Me cae mal Melania Trump? Pues ni idea. ¿Letizia? Ni me lo he planteado. ¿Sergio Ramos, Piqué? Me da igual. Hablamos de desconocidos, aunque todo el mundo habla de ellos como si los conociera. Ahora bien, hay gente que facilita las cosas: Katy Perry, una cantante estadounidense, ha retransmitido en directo en YouTube todo su fin de semana. Como me tomo esta columna en serio he profundizado, y no se lo aconsejo. Ya lo he hecho yo por ustedes, el periódico es un servicio a los lectores. A esta mujer, de 32 años, le ha dado por ahí con motivo de su nuevo disco. En las imágenes hace sus cosas, come, duerme y le cuenta su vida a su psicólogo: llora por lo desgraciada que es, hasta pensó en el suicidio porque querría volver a ser ella misma. Y hasta aquí no me he puesto irónico, es tal cual. ¿Qué podemos hacer con esta chica? No vaya a ser que cometa una tontería. ¿Comprar su disco? Sería demasiado banal y creo que ya ni se hace. ¿Pastillas contra el ego o una denuncia a sus padres? ¿Creamos una ONG? Ya, es complicado. Como la crisis de los refugiados, no saben qué hacer. ACNUR hasta hizo un videojuego en el que eres un refugiado y así sientes cómo lo pasan. Por lo visto solo con contarlo ya no vale, la gente pasa. Tienes que sentirlo para enterarte, y luego contar a todos cómo te sientes. No sentir hoy debe de ser casi peor que no tener opinión, y las dos cosas ya ni te cuento.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

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