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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pasado frente a futuro

El debate del PSOE sirvió para desmentir tópicos y falsos dilemas

Susana Díaz saluda a Pedro Sánchez en presencia de Patxi López.Foto: atlas | Vídeo: ULY MARTIN EL PAÍS / ATLAS

El debate que este lunes mantuvieron los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE expuso la fragilidad de la mayoría de los argumentos sobre los que Pedro Sánchez y su equipo han intentado construir su campaña de primarias.

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Frente al argumento de que las primarias enfrentan a candidatos que simpatizan más o menos con la derecha, el debate sirvió para poner de relieve la debilidad de esa tesis: ni de sus planteamientos ni propuestas en materia económica y social (reforma laboral, políticas de igualdad) se pudo deducir que el proyecto de Sánchez fuera más nítida o auténticamente de izquierdas que el de los otros dos contendientes.

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De igual manera, en lo relativo a la cuestión nacional, tanto Susana Díaz como Patxi López pusieron en evidencia la inconsistencia de las tesis sostenidas por Pedro Sánchez y sostuvieron la validez de los planteamientos contenidos en la Declaración de Granada del PSOE de 2013 en cuanto a la necesidad de modernizar y actualizar la Constitución en sentido federal.

Respecto a la cuestión crucial de la política de alianzas, tanto Díaz como López dejaron clara la necesidad de definir un proyecto con identidad propia capaz de ganar las elecciones al Partido Popular. Es sin duda una mejor opción que, como propone Sánchez, renunciar a priori a ganar las elecciones y embarcarse en una política de confluencia con otras fuerzas políticas, como Unidos Podemos, basándose en modelos, como el portugués, que poco o nada tienen que ver con el español.

El debate también sirvió para poner de relieve que la abstención del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy en octubre pasado fue la consecuencia de las dos derrotas electorales encadenadas por Sánchez, no de un incomprensible deseo de la gestora y el comité federal de entregar el poder al PP a cambio de nada, desmontando así otra tesis central de la campaña de Sánchez.

Y del mismo modo, el intento de Sánchez de reivindicarse como el candidato de la militancia frente al aparato quedó en evidencia al rechazar Patxi López sumar sus fuerzas a su candidatura. Como señaló, además, Susana Díaz, el hecho de que dos presidentes tan distintos entre sí como González y Zapatero hayan retirado su apoyo a Sánchez revela la soledad de éste, no su capacidad de reconstruir el partido y llevarlo a la victoria. Díaz, por su parte, no cayó en la trampa del debate bronco que Sánchez planteó desde el principio, lo que permitió tanto conocer algunas cualidades del liderazgo de Díaz como, sobre todo, que los militantes del PSOE tuvieran el debate que merecen.

Al final, detrás de las inconsistencias, cambios de opinión, argumentos forzados y falsos dilemas que expuso el debate, quedó en evidencia que en estas primarias se confrontan, más allá de las apelaciones emotivas a la militancia, un pasado dominado por las derrotas y las divisiones internas y un futuro dominado por la reconstrucción. Tanto Susana Díaz como Patxi López demostraron querer mirar hacia delante e incluso poder trabajar juntos el día después. Pero como se vio ayer, el proyecto de Pedro Sánchez aspira más a saldar cuentas con un pasado y sus traumas que a mirar al futuro.

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