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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pasar la ESO

Hay que avanzar hacia un modelo de acreditaciones como el que rige en muchos de los sistemas educativos más exitosos

El ministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo.
El ministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo.ANGEL DÍAZ (EFE)

Una vez eliminadas las reválidas, el aspecto más controvertido de la LOMCE, el Gobierno prepara ahora un decreto sobre los requisitos para la obtención del título al final de la ESO. Ha causado un cierto revuelo que el borrador contemple que se pueda obtener el título con dos asignaturas suspendidas —siempre que no sean Matemáticas y Lengua y Literatura a la vez— y con menos de 5 de nota media. El Consejo Escolar de Estado ha considerado una “anomalía” la posibilidad de obtener el título por debajo del aprobado y algunas voces han alertado de que eso supondrá una rebaja de la calidad educativa.

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Estas inquietudes no están justificadas. En primer lugar porque el decreto mantiene prácticamente los mismos requisitos que regían antes de la LOMCE, a la espera del resultado de los trabajos de la subcomisión del Congreso para el pacto educativo. Y en segundo lugar, porque será insignificante el número de alumnos que habiendo superado 38 de las 40 materias de la ESO, se queden por debajo del 5. Pero además, es un debate obsoleto. Cada vez hay más consenso sobre la necesidad de ir a un modelo distinto del de acreditación por un título, que es excesivamente rígido, deja sin posibilidades de continuar a más del 12% de los alumnos y tiene efectos irreversibles.

Hay que avanzar, por el contrario, hacia un modelo de acreditaciones como el que rige en muchos de los sistemas educativos más exitosos. A partir de unas exigencias mínimas en materias básicas, el sistema de acreditaciones certifica el nivel de competencias alcanzado por el alumno. Quienes acrediten más tendrán más posibilidades de continuar y más opciones laborales, pero quienes acrediten menos no serán excluidos y podrán buscar una salida acorde a su nivel de preparación. No todos los alumnos avanzan al mismo ritmo ni todos tienen las mismas capacidades y posibilidades, pero todos tienen derecho a llegar tan lejos como puedan sin que el sistema se convierta en una barrera infranqueable.

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