Meryl Streep, la autoridad de Hollywood
El discurso de la actriz contra Donald Trump en los Globos de Oro la encumbra como una de las líderes de una industria que recibe con recelo al nuevo presidente
Seguramente es el vídeo más compartido en redes de la última semana, en dura competencia con la despedida de Barack Obama. Meryl Streep, la actriz más aclamada por los premios en la historia, sube a recoger el reconocimiento a toda una carrera en los Globos de Oro, el pasado domingo. En seis minutos de interpretación impecable, Streep recordó a los espectadores que el próximo presidente de Estados Unidos es un tipo capaz de burlarse de un discapacitado para hacer reír a su público, uno de las decenas de episodios vergonzantes que Donald Trump ha dejado en las hemerotecas a lo largo del año y medio de campaña. 20 millones de espectadores en Estados Unidos estaban viendo los Globos de Oro esa noche.
A 10 días de asumir la Casa Blanca, Donald Trump tuvo tiempo a primera hora de la mañana del lunes para contestar a Streep en su tono habitual con tres tuits, en los que la llamaba “sobrevalorada”, “lacaya de Clinton” y perdedora.
En los días siguientes, salió a defenderla entre otros George Clooney, que ironizó con eso de que está sobrevalorada y dijo a Trump: “¿No se supone que deberías estar gobernando el país?”. Robert de Niro, una de las mejores parejas en la pantalla que ha tenido Streep, escribió una carta de apoyo a la actriz. “Lo que dijiste tenía que ser dicho”, afirma. “Comparto tus sentimientos sobre los matones y los gamberros”. Y termina diciendo: “Es muy importante que TODOS alcemos la voz”.
De Niro es una persona en general reservada. Durante el verano, cuando le pidieron su colaboración en un vídeo coral no partidista para animar a votar, grabó una crítica brutal a Trump (“me gustaría darle un puñetazo”, dice). El vídeo no se utilizó, pero fue filtrado después y se volvió viral.
Streep lleva años apoyando a Hillary Clinton. En la conferencia Women in the World de 2012, fue ella la que hizo el discurso de presentación para Clinton. En la Convención Demócrata del pasado mes de julio que nombró a Clinton candidata a la Casa Blanca, repitió ese papel. Streep es desde hace años, además, una poderosa voz en Hollywood a favor de causas como la igualdad de salario entre mujeres y hombres. Cuando Patricia Arquette hizo esta reivindicación al recoger su Oscar hace dos años, la realización mostró inmediatamente a una Streep entusiasmada.
No todo han sido elogios al discurso de Meryl Streep. En el programa de humor The daily show, el comediante Trevor Noah tuvo un reproche para Streep. La actriz dijo que si echaran a los extranjeros de Hollywood “no habría nada que ver más que fútbol y artes marciales, que no son artes”. Noah, estando de acuerdo en el fondo del discurso de Streep, replicó: “No tienes que cagarte en los gustos de los demás para construir tu argumento”.
Una de las tendencias de fondo que explican el cortísimo e inesperado margen de victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton es precisamente la desconexión de la izquierda estadounidense con la clase media empobrecida por la crisis, o al menos la percepción de esa distancia en algunos Estados clave. Clinton compartía escenario con Beyoncé y medio Hollywood mientras Trump les decía a los habitantes de Wisconsin, Michigan y Ohio que iba a recuperar sus trabajos. Trevor Noah puso voz a los que, estando de acuerdo con Meryl Streep, ven en su discurso las razones mismas por las que Clinton no ganó.
Oposición
Otro argumento para los que creen que el discurso de Streep era elitista y desconectado del mundo: en la sala había varios mexicanos, además de un director chileno nominado por dos películas. Los últimos cuatro Oscar al mejor director los han recogido un taiwanés (Ang Lee) y dos mexicanos (Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu). Sin embrago, para Meryl Streep los ejemplos del triunfo de los extranjeros en Hollywood son Ryan Gosling, porque es canadiense, y Natalie Portman, porque nació en Jerusalén.
Curiosamente, el día antes de los Globos de Oro, el diario local Los Angeles Times, quizá anticipando una temporada de premios inusualmente política, había publicado un especial bajo el título ¿Ha perdido Hollywood contacto con la realidad? Entre las reflexiones que se hacía estaba que no solo las minorías se sienten caricaturizadas y minusvaloradas en Hollywood, también el norteamericano corriente, cuyas historias de amor o dramas laborales no suceden en Manhattan ni en Santa Mónica. Y, en un momento dado, son capaces de ignorar eso que tanto escandaliza a Meryl Streep si quien lo hace les promete darles un trabajo.
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