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CLAVES
Columna
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Juncker: ¡échalo ya!

Los comisarios, por norma, deben tomar vuelos comerciales, o si no los hay disponibles, avión privado, aportando la factura del viaje

Xavier Vidal-Folch
El comisario de Política de Vecindad y Negociaciones para la Ampliación, Johannes Hahn, y el comisario europeo para la Agenda Digital, Günther Oettinger, asisten a la reunión semanal del colegio de comisarios de la Comisión Europea en Bruselas.
El comisario de Política de Vecindad y Negociaciones para la Ampliación, Johannes Hahn, y el comisario europeo para la Agenda Digital, Günther Oettinger, asisten a la reunión semanal del colegio de comisarios de la Comisión Europea en Bruselas.STEPHANIE LECOCQ (EFE)

Presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker: despide ya a tu comisario de Economía Digital. Porque es un corrupto, o lo parece. Porque es un infiltrado del Kremlin o lo parece. Porque si persistes en ascenderle a vicepresidente, se armará la de Dios en el Parlamento Europeo y te forzarán a echarle.

Acaba de descubrirse que el comisario Günther Oettinger viajó gratis total en mayo a Budaspest para ver al primer ministro Víktor Orbán en el avión privado de un zascandil llamado Klaus Mangold. Es un lobista no inscrito en el Registro de lobbies de Bruselas, exdirectivo de Daimler, consejero de Rotschild, conseguidor para Putin, apodado en Alemania Míster Rusia porque todos saben allí sus manejos, y cónsul de Moscú en Baden-Wurtemberg, el land del que es originario Oettinger.

Los comisarios, por norma, deben tomar vuelos comerciales, o si no los hay disponibles, avión privado, aportando la factura del viaje. Le excusan en Bruselas asegurando que el carburante lo pagó... el Gobierno de Víktor Orbán. Aún peor. Y él alega que en el viaje no se habló del Paks-2, autodefensa que huele.

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El Paks-2 es una central nuclear húngara. Moscú consiguió —¡sin concurso público!— el contrato para construirla invirtiendo 10.000 millones de euros desde 2010: cuando nuestro comisario lo era de Energía y Europa pugnaba por defender a los orientales del esclavismo energético ruso: los cortes de gas invernales. Bruselas investigó a Orbán por ayuda de Estado ilegal: ha sentenciado falta de transparencia, pero justo ahora acaba de tragarse el marrón.

Mangold, el amiguito de Oettinger, hace campaña para anular las sanciones a Rusia por haberse zampado a Crimea, contra el honesto empeño de Angela Merkel. Sobre sancionar, el comisario opina: “Si queremos mantener la credibilidad, tenemos que decidir a favor de las sanciones”. Pero eran las propuestas de multa... a España y Portugal por sus déficits excesivos.

De Oettinger son famosos sus desprecios racistas a los chinos, por sus “ojos rasgados”; a los valones antiglobalizadores, por ser “comunistas”; y a los gais por hacer “pronto obligatorio” el matrimonio homosexual. Por mucho menos —declarar que “la homosexualidad es pecado”— el Parlamento Europeo se cargó en 2004 al aspirante a comisario Rocco Buttiglione. ¿Empeoramos?

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