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Los hijos de Diana de Gales recuerdan a su madre con una exposición

El palacio de Kensington revive la imagen de la princesa como icono de moda para conmemorar el 20º aniversario de su muerte

Diana de Gales, durante su visita a la National Gallery of Art de Washington, en 1985.
Diana de Gales, durante su visita a la National Gallery of Art de Washington, en 1985.cordon press

Un exquisito “jardín blanco”, plagado de rosas de ese color, de narcisos, tulipanes, margaritas y nomeolvides, conmemorará desde la próxima primavera el vigésimo aniversario de la muerte de Diana de Gales en los exteriores del palacio de Kensington, la que fue su última morada y es hoy la residencia de sus hijos. La princesa que en su día amenazó los cimientos de la monarquía británica va a ser recordada, además, en una exposición que la ensalzará sencillamente como un icono de la moda de su tiempo, portadora de aromas de modernidad en el estilo de esa rancia casa real.

Diana de Gales, durante su visita de Estados a Australia en 1983.
Diana de Gales, durante su visita de Estados a Australia en 1983.cordon press

El enfoque elude, por supuesto, cuestiones mayores, como el hecho de que la creciente sofisticación del estilismo de Lady Di apenas escondía una crisis marital –e institucional-, la de que su matrimonio con el heredero de la corona acabaría resultando en un fiasco. Los nuevos tiempos, en los que Isabel II ha emergido como una figura extremadamente popular, han acabado por reinventar la figura de Diana como un personaje entrañable aunque lejano en el tiempo.

La celebración de su vida, truncada en un accidente automovilístico en París en 1997, pretende capturar desde los jardines del palacio de Kensignton “la energía y el espíritu que convirtieron a Diana en una figura tan popular en todo el mundo”, en palabras del responsable del equipo de jardineros reales, Sean Harkin. En ese mismo recinto habitan hoy el queridísimo hijo mayor de Diana, el príncipe Guillermo, junto a su esposa Catalina y los dos retoños de la pareja, Jorge y Carlota, y también Enrique de Inglaterra.

Diana de Gales, con tres vestidos diseñados por Catherine Walker. De izquierda a derecha, en eventos en 1987, 1989 y 1992.
Diana de Gales, con tres vestidos diseñados por Catherine Walker. De izquierda a derecha, en eventos en 1987, 1989 y 1992.cordon press

Ellos serán los primeros visitantes de la exposición Diana: Her Fashion Story, que abrirá las puertas el próximo febrero y que retrata a Diana como una de las grandes protagonistas de la moda de su tiempo. Desde las vestimentas románticas de una Lady Di virginal, a punto de ingresar en la casa de los Windsor, hasta el glamour de sus últimos tiempos, embutida en vestidos de atrevido corte italiano que en el fondo encarnaban su desafío al establishment. En la exposición luce el imprescindible vestido de terciopelo de Victor Edelstein con el que se puso a bailar con John Travolta en la Casa Blanca en 1985.

Diana de Gales bailando en John Travolta en la Casa Blanca en 1985. Una cena para la que escogió un vestido de terciopelo azul diseñado por Victor Edelstein.
Diana de Gales bailando en John Travolta en la Casa Blanca en 1985. Una cena para la que escogió un vestido de terciopelo azul diseñado por Victor Edelstein.Reuters

A la princesa Catalina, nacida Kate Middleton, se le identifica desde los sectores monárquicos y más conservadores con este estilo de moda británica tan atractivo desde el exterior. Porque se trataría de vender, de exportar, una imagen, sin mayores consecuencias. Kate, el apelativo con el que el público británico reconoce a la esposa de Guilllermo, siempre aparece perfecta y nunca da un paso en falso en cuanto a su vestimenta, generalmente alabada en Reino Unido y por las estilistas de la prensa extrajera. Y, sin embargo, ella nunca arriesga como lo hizo Diana en su tiempo, luciendo escotes imposibles para una miembro de la familia real británica o favoreciendo los atrevidos diseños de sus modistos italianos favoritos.

Porque el objetivo de Diana era desafiar al establishment, mientras que el de Catalina es precisamente lo contrario desde una silueta que es capaz de asumir todos lo que se exija de ella.

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