La colectiva historia del exilio
Miembros de la Colectiva en Valencia, realizando graffitis para la paz. / L.B.P.
AUTORA INVITADA: LUZ BIBIANA PINEDA R.
Las mujeres colombianas asiladas en distintos puntos de la geografía española, acaban de dar a luz la mejor de sus hijas, la asociación Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas en España. Ahora que los vientos de paz están siendo adversos para de 47 millones de colombianos, las mujeres exiliadas residentes en España han hecho realidad un proyecto que desde el 2004 vienen trabajando para hacer posible su visibilización. Ellas, actoras importantes en el conflicto armado que durante las últimas décadas ha azotado a Colombia, han sido víctimas anónimas, sin ningún tipo de reconocimiento y con un destino que, sin quererlo, difiere bastante del que soñaron para ellas y sus familias.
Con muchos y muy buenos proyectos la Colectiva de Mujeres Exiliadas, Refugiadas y Migradas en España ha comenzado su andadura y estrena personería jurídica. Esta asociación nace como resultado del trabajo de decenas de mujeres repartidas en distintos puntos de España, quienes desde el exilio buscan que su condición de refugiadas sea tenida en cuenta a la hora de hablar de migraciones. Conscientes de que el destierro por razones políticas y humanitarias, es el gran desconocido en el amplio espectro de las motivaciones para la migración, han considerado que para que el camino a la pacificación de su país sea expedito, es necesario hablar de su problemática y visibilizarla sin caer en el victimismo.
Su andadura como grupo, antes de que formalizaran su actividad como colectiva, comenzó cuando fueron invitadas por Atelier, ONG valenciana creadora de la Mesa por La Paz de Colombia, para hablar sobre la violación a todos los derechos humanos de los que fueron víctimas en su país de origen. Así, se dieron a la tarea de incidir en los diálogos que el Gobierno colombiano llevó a cabo en La Habana con el grupo guerrillero de las FARC, planteando la necesidad de la restitución de tierras a las mujeres campesinas e indígenas si finalmente el acuerdo de paz llega a buen puerto. Solicitando además el esclarecimiento del feminicidio del que nadie habla pero del que han sido objeto miles de lideresas y reclamando justicia y reparación, pues muchas de las mujeres en condición de refugio sueñan con que el retorno a su país esté cerca y llegado el día, lo puedan hacer con plenas garantías de respeto a sus vidas.
La Colectiva, coordinada por Alba Teresa Higuera Buitrago, comenzó con buen pie, pues el Programa Mujeres Colombia de la Organización de Naciones Unidas, ONU, y el Centro Nacional de la Memoria Histórica en su país, se acaban de comprometer con el apoyo a los importantes proyectos con los que inician su actividad y que muy seguramente darán mucho de qué hablar de aquí en adelante a lo largo y ancho del territorio español, en lo que a población colombiana exiliada se refiere.
En este sentido y como uno de los primeros actos en los que la Colectiva ha comenzado a hacerse visible fue su reciente participación de Mercedes Rodríguez, Berta Quiroz y Jazmín Cárdenas, tres de sus fundadoras en la II Cumbre de Mujeres por la Paz, plataforma que busca, entre otras cosas, la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición de la guerra en Colombia.
Gestionando la memoria
Bajo el paraguas de la iniciativa Universidades para la Paz, para el próximo curso está previsto la realización del primer diplomado “Gestoras de Memoria” que será impartido por la Universidad Autónoma de Barcelona. Con ayuda de herramientas psicosociales, las diplomadas tendrán la capacidad de hacer una correcta y asertiva gestión de la información de exilio, violación de derechos humanos, desplazamiento, agresión, intimidación, etc., mediante la recopilación, análisis y documentación de sus historias de vida desarrolladas en paralelo y completa simbiosis con la historia de su país. Así, con el conocimiento y protagonismo que tienen dentro del conflicto, su ayuda en la documentación del mismo será clave a la hora de crear un relato muy acertado de la realidad colombiana. De tal forma, el diplomado busca crear un mapa para la comprensión y conservación de la memoria de lo que ha significado para las mujeres colombianas estar en medio de una guerra que no pudieron evitar.
Teatro para la reparación
Esta es una propuesta para contar muchas historias de vida en un solo guión, que sirva para sanar el cuerpo mediante el arte, pues según afirma la psicóloga María Nancy Valencia, secretaria de la colectiva y responsable del proyecto: “A partir de la razón, el contrario siempre será culpable; pero a partir de la emoción que logra despertar la habilidad escénica, se puede desarrollar la empatía en el que escuche, que aun siendo contrario, identificará realidades similares a la suya, pero vividas por seres que siempre estuvieron en la orilla opuesta”. El principal objetivo del teatro es quitar a las exiliadas la etiqueta de víctimas, de forma que sea un acto reconciliador y sanador, no solo en sus vidas, si no en las de todos aquellos seres anónimos que por miedo, en la mayoría de los casos no se atreven a verbalizar su historia. Así, esta forma de relato tendrá un nivel más de identificación entre las distintas audiencias a las que vaya dirigido, pues la recordación del drama se abordará desde una narrativa distinta.
En este sentido, la psicóloga afirma que si las mujeres, que hasta ahora han tenido que sanar sus heridas en soledad, comienzan a ser capaces de narrar su experiencia no solo de manera verbal, si no con la lúdica del movimiento, la danza y el teatro, les será más fácil sanarse y dar otro sentido a su drama. De tal manera que el dolor, contado a través del arte y abordado desde otra perspectiva, puede tener un efecto más sanador en las víctimas.
El proyecto inicial arrancará en Barcelona, pensado para dos años y de ahí en adelante será itinerante. Un grupo de mujeres apoyadas en profesionales de distintas áreas, como dramaturgos, sicólogos, investigadores y guionistas ya han comenzado la capacitación en técnicas de teatro, trabajo corporal y performance, y por estos días se encuentran concentradas en Barcelona avanzando en los primeros pasos, dando forma a lo que será el proyecto de vida de muchas de ellas, pues está pensado para que sea, no sólo lúdico y sanador, sino que sea productivo para las mujeres y para quienes giren alrededor de él. Una vez comience a andar y se den a la tarea de la itinerancia, se plantea que sea totalmente auto gestionado, de manera que tendrán sus propias costureras, utileras, recicladoras, talleristas, maquiladoras, etc. así, todas las que hagan parte de él, frente al escenario, o sosteniendo con sus ganas las bambalinas, encontrarán sentido económico a su actividad sanadora.
Luz Bibiana Pineda R.es periodista y colaboradora en el blog Migrados
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