Ladrar
Se le ha oído gruñir, berrear, bramar, graznar, cacarear. En ocasiones aullar y en otras rugir. Con frecuencia se le ha oído rebuznar, pero lo que mejor se le da es ladrar, con ese ladrido amenazante del perro de presa dispuesto a degollar al que salte el muro e intente penetrar en la propiedad privada. ¿Hablar? Puede ser, aunque parece carecer de esa habilidad. Y ahí está, por increíble que parezca, en la candidatura a la Casa Blanca.— Sebastián Fernández Izquierdo. Petrer (Alicante).
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