_
_
_
_
_

¿Y si el primer 'emoji' surgió en 1648?

En las cuevas de Altamira los ideogramas eran la única forma de dejar un mensaje. Más de 30.000 años después, parece que los ‘emojis’ nos devuelven a la casilla de salida

El salón de casa, tomado por los 'emojis' para diversión de los más pequeños (los mayores prefieren utilizarlos en el móvil).
El salón de casa, tomado por los 'emojis' para diversión de los más pequeños (los mayores prefieren utilizarlos en el móvil).Richard Trautman

Han servido de inspiración a artistas como Cindy Sherman. IKEA creó una aplicación customizándolos. Existen cojines, camisetas y hasta pins con estos reconocibles ideogramas. Hablamos de los emojis (no confundir con los emoticonos, que son anteriores y sólo en formato texto), esos símbolos y pictogramas que ayudan a ligar, a ser burbujeante o a soltar los mayores improperios con cierta elegancia. “Sí, ahora se puede mandar a alguien a freír espárragos de modo amigable. Lo cierto es que los emojis permiten dotar a nuestras comunicaciones digitales en formato corto de una despreocupación y de un humor que sólo con palabras no podríamos”, dice Gavin Lucas, autor de The story of emoji (Prestel), un libro que explora por vez primera el origen y el significado cultural de algo que se ha convertido en cotidiano.

El primer emoticono puede rastrearse en un poema de 1648. Fue un descubrimiento de un funcionario de la editorial University of Chicago Press. Este hombre, Levi Stahl, encontró el símbolo :) en el poema To fortune, del poeta londinense Robert Herrick (1591-1674), fechado en 1648. En un verso se puede leer: Upon my ruines (smiling yet :). Algunos argumentan que se trata simplemente de un error tipográfico.

¿Estamos ante una vuelta a las cuevas de Altamira de la comunicación, cuando el elemento visual era predominante? “No, lo que ocurre es que los símbolos son muy potentes, y teniendo en cuenta que nuestras comunicaciones son cada vez más limitadas en extensión, usar imágenes hace que los mensajes sean más descriptivos, más claros y, sobre todo, nos permite inyectar cierto tono”, explica Lucas. El autor implora por la aparición del emoji vinilo y del emoji tocadiscos. “Melómanos y coleccionistas los necesitan con urgencia”, justifica. Otro eterno ausente, el de los dedos cruzados, parece que va a ser incluido en el siguiente lote de nuevos emojis. Menos mal.

Y, por muy criticado que haya sido durante años el uso de estos símbolos, conviene saber que según ciertas estadísticas, el usuario del emoji tiene una vida sexual más activa.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_