Confesiones de una retocadora fotográfica de Victoria’s Secret
Más allá del Photoshop, en los sets de fotografía se emplean pelucas, extensiones de pelo, relleno de pecho y otros trucos que ha revelado una experta a 'Refinery 29'
En un momento en el que el retoque fotográfico de los modelos en publicidad para que parezcan más delgados, musculosos y con la piel más firme está siendo muy cuestionado, una especialista ha decidido contar a la revista Refinery 29 los secretos empleados para obtener esos cuerpos perfectos. Sarah, nombre ficticio, explica que los trucos van más allá del Photoshop "y son más complicados". "Sé que lo que hago está mal y por eso ya no trabajo exclusivamente en eso", afirma la protagonista del relato.
Una de las primeras revelaciones que ha hecho Sarah es que los cuerpos que se ven son, literalmente, irreales de pies a cabeza. Además, ha querido enfatizar el papel que juega el público en los retoques: "Como sociedad, somos nosotros los que hemos escogido que esto sea así".
El retoque ya existía antes de que se creara Photoshop, asegura Sarah. La profesional se refiere a retoques de luz, brillo y color porque, explica, "no siempre se consigue trasladar bien a la fotografía el verdadero color de una camisa, por ejemplo". Y continúa: "Yo misma lo aprendí en la escuela de Diseño. Siempre se empieza por aprender a ajustar pequeñas cosas en la fotografía en general". Para Sarah, es aquí donde el retoque debería acabar, sin embargo, alguien algún día se dio cuenta de que si se podía retocar el fondo, entonces también el cuerpo. "Y esta cosa se fue de las manos", añade.
"Los efectos especiales comienzan en el set", cuenta la retocadora, quien ha trabajado para varias marcas a lo largo de su carrera, entre ellas la más destacada Victoria's Secret. "Lo primero que hacen es poner extensiones en el cabello. Creo que nunca he visto a ninguna modelo en el set con su pelo real. A continuación, colocan relleno para alterar el pecho de la maniquí. Los trajes de baño son muy pesados porque cosen todos esos rellenos", detalla.
Y no solo es algo habitual en Victoria's Secret, sino en casi todas las marcas de lencería y ropa de baño. "Es por eso que los bañadores cuando los compras nunca quedan de esa forma, con el pecho antigravedad", relata Sarah. Aunque el retoque de pecho no acaba ahí. Una vez hecha la fotografía "se borran los pezones, se aumenta el tamaño del pecho, se redondea y se deja totalmente simétrico".
Hay otras correcciones que mucha gente pasa por alto, como las sombras en las axilas: "Todo el mundo cuando se fotografía las axilas tiene una sombra. Pues cambiamos tanto el color de la piel que muchas modelos ni si quiera se molestan en depilárselas", explica.
Añadir curvas
Al contrario de lo que la mayoría puede pensar, a muchas modelos no se las adelgaza sino que se les da más volumen a su cuerpo dada su delgadez. Entonces, ¿por qué no contratar a modelos con más volumen? La respuesta de Sarah es clara: "Porque no venden". Según dice esta experta en fotografía digital, en Victoria's Secret se probó durante un tiempo con diferentes tipos de modelos, pero el consumidor no respondió con interés al cambio. A esto es a lo que se refiere Sarah con que la sociedad tiene parte de culpa en que la publicidad promueva esta perfección irreal.
"Al final todo se trata de vender. Si retocan así los cuerpos es porque están tratando de vender algo, y si fuera diferente a mucha gente le desagradaría y no comprarían. A no ser que seas completamente inmune a las normas culturales de belleza (si es así, llámame), estarás atraído por la uniformidad y desconcertado por la diferencia", expresa Sarah.
Este tipo de manipulación no solo está presente en los anuncios de moda sino que, según Sarah, "se ha convertido en una práctica común en la mayoría de los ámbitos de nuestra vida", y especifica: "Tome por ejemplo Instagram, esas imágenes no son reales. Incluso cuando rara vez no son retocadas, la iluminación y el ángulo ya están modificando la realidad". Como le sucedió a Essena O'Neill, la modelo estrella de la red social que, cansada de aparentar, decidió revelar al mundo la verdad que se escondía detrás de las imágenes de perfección que vendía: días sin comer, miles de disparos de cámaras o posturas imposibles. Y sobre todo un mal mayor: la necesidad de gustar y la adicción a los likes en la Red: ""Para ser realistas, he pasado la mayor parte de mi vida siendo adicta a las redes sociales, la aprobación social, el estatus social y mi apariencia física. Estaba consumida por ello. ¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestros propios talentos si no dejamos de fijarnos en los demás?", escribió O'Neill entonces.
Sarah llega más lejos y apunta que incluso a los niños también se les somete a estos retoques. "No me gusta trabajar con niños porque hacerles esto me parece bastante raro. Nos preguntan cosas como que si podemos hacer que un niño de 9 años parezca menos cansado", asegura.
Algunas cosas están cambiando
"Es una sensación extraña mirar una foto tuya y no sentirte reconocido", escribió Lena Dunham el pasado marzo cuando acusó a la revista Tentaciones de modificar una fotografía suya para parecer más delgada. Más tarde la publicación explicó que compraron la imagen así a una agencia y contó con el visto bueno del publicista de la actriz. Seis días después de la polémica, la protagonista de la serie Girls aseguró que no iba a permitir nunca más que le retocaran su cuerpo y su cara.
Inma Cuesta, actriz española, se quejó en octubre de 2015 de una actuación similar. Una imagen suya para una portada de la revista dominical del diario El Periódico había sido retocada para que la intérprete tuviera menos caderas y fue ella misma quien se quejó en Instagram del retoque comparando la fotografía publicada con la auténtica.
Sarah se conforma en la actualidad con "eliminar el acné de las fotos" y dice que rechaza muchos trabajos porque le piden cosas demenciales, "como blanquear globos oculares hasta lo imposible". Además, ha asegurado, "todas las modelos tienen celulitis, estrías y acné".
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