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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Es hora de que la India despliegue sus alas

El Banco Mundial ayuda con un programa a 77 de los países más pobres del mundo. También ofrece asistencia a uno que ya no la merece

Tendidos eléctricos en Bombay, India.
Tendidos eléctricos en Bombay, India.Simone D. McCourtie (Banco Mundial)
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Imagínese que usted es un padre con una cantidad importante de hijos y recursos limitados. El mayor es lo suficientemente adulto como para marcharse de su casa, pero no quiere hacerlo. Entonces se queda y consume recursos que sus hermanos necesitan desesperadamente. ¿Es correcto permitir que sus hijos sufran porque uno de ellos rehúsa a volar con sus propias alas?

Una dinámica similar está en juego entre el Banco Mundial y los receptores de su programa Asociación Internacional de Fomento. El AIF respalda un crecimiento equitativo en los países pobres ofreciendo préstamos y subvenciones a largo plazo y bajo interés a los Gobiernos nacionales. El programa financia a 77 de los países más pobres del mundo —la mitad de los cuales están en África—. También ofrece asistencia a un país que ya no la merece: India.

Al concluir el año fiscal 2014, la India oficialmente completó el programa AIF porque ya no era lo suficientemente pobre como para estar en él. El Banco Mundial fijó un umbral para recibir asistencia en base al ingreso nacional bruto per capita (INB). En el año fiscal 2016, el umbral es de 1.215 dólares. El INB per capita de la India ha excedido el límite del Banco Mundial todos los años desde 2010. En 2014, era de 1.570 dólares.

La India también es considerada solvente, lo que le da acceso a los mercados internacionales de capital. Y aun así el país sigue recibiendo 3.200 millones de dólares en un período de tres años en respaldo transitorio del programa AIF, inclusive cuando otros países pobres suplican por más fondos.

En el año fiscal 2015, la India recibió el 11,5% de los 14.600 millones de dólares suministrados por el programa AIF, con lo cual los otros 77 receptores tuvieron que repartirse el 88,5% restante. No hay ninguna razón para que haya que brindarle a la India este trato excepcional. Los fondos del AIF que recibe estarían mejor invertidos en el África subsahariana, donde las necesidades son mayores y las opciones de financiamiento, más limitadas.

Si la asignación del año fiscal 2015 de la India se repartiera de manera equitativa entre los restantes países del AIF, cada uno contaría con un incremento promedio del financiamiento de más del 25%. La financiación sólo para los cinco principales receptores del AIF en el África subsahariana —Etiopía, Nigeria, Kenia, Tanzania y Ghana— aumentaría aproximadamente 500 millones de dólares. Eso bastaría para financiar 2.166 kilómetros de caminos pavimentados, la distancia de Sudáfrica a Zambia en sólo un año. Imagínese cuál sería el impacto acumulado de sustentar este incremento en la financiación en los próximos cinco o 10 años.

El AIF debería reservarse para los países pobres para los cuales el acceso regular a los mercados está bloqueado

La revisión de las políticas de graduación de 2016 del Banco Mundial establece que los fondos que se le brindan a la India están destinados a suavizar la transición luego de percibir el AIF, impidiendo una caída repentina de la financiación. La India puede manejar la caída anticipada. Es sustancialmente más adinerada que sus pares subsaharianos y hace alarde de casi 400.000 millones en reservas internacionales.

Algunos sostienen que, como un porcentaje importante de los pobres del mundo viven en países de ingresos medios, la comunidad donante debería repensar cómo se dirige el financiamiento. Ravi Kanbur, profesor en la Cornell University y ex economista jefe del Banco Mundial para África, ha reclamado la reformulación de la política de graduación del AIF. Kanbur señala que, en un mundo en el que la desigualdad aumenta al interior de los Estados, utilizar la riqueza general de un país como indicador de pobreza ignora a millones de pobres.

Coincido. Y, sin embargo, según los Indicadores de Desarrollo Mundial del Banco Mundial, la tasa de pobreza de la India, del 21,9%, es menos de la mitad de la tasa del 44,4% del África subsahariana —lo que significa que el dinero de todos modos está mejor invertido en ayudar a los países más pobres de la región—. La solución para países como la India es encontrar mejores maneras de redistribuir su riqueza, para que más ciudadanos puedan beneficiarse de ella.

Los países ricos tienen más opciones para ayudar a sus pobres. La India, en particular, tiene acceso a otras fuentes de financiamiento para el desarrollo, entre ellas el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, el recientemente creado Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. El AIF debería reservarse para los países pobres para los que el acceso regular a los mercados está bloqueado. Esto no tiene que ver con la India per se. Se espera que países africanos como Zambia, Nigeria, Kenia y Ghana salgan pronto del programa. Y deberían estar preparados para adherir a las mismas reglas cuando lo hagan.

La solución para países como la India es encontrar mejores maneras de redistribuir su riqueza

El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, ha instado a los países donantes a aumentar su respaldo del AIF durante la ronda trienal de reposición de fondos de este año. Su argumento es que la financiación adicional "será esencial para que trabajemos en nuestros objetivos con la intención de poner fin a la extrema pobreza e impulsar la prosperidad compartida". Mencionó a África y el sur de Asia como áreas de interés importantes.

Los líderes del África subsahariana tienen que garantizar que las palabras del Banco Mundial se traduzcan en acciones. Deberían hacer lobby a favor de una graduación acelerada y oportuna de países como la India y asegurar que el Banco cumpla con su misión de brindar servicio a los países pobres. Permitir que los países sigan recibiendo fondos del AIF durante años, como lo ha hecho la India, significa que hay menos recursos para quienes tienen necesidades mucho mayores.

Si el Banco Mundial no mandaba 12 centavos de cada dólar de financiamiento del AIF a la India, tendría vastos recursos para invertir en África —aun si las donaciones se mantuvieran sin cambios—. Según lo programado, el respaldo transitorio del AIF a la India termina en 2017. Es hora de que el hermano mayor se vaya de casa por el bien de todos.

Mujobu Moyo es socio investigador del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) en el Centro para el Desarrollo Global y miembro del programa Nuevas Voces (New Voices) del Instituto Aspen.

Copyright: Project Syndicate, 2016

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