El velo y los gais en el vuelo de Air France a Teherán
El regreso a Irán pone de relieve el potencial y los obstáculos del acercamiento
El primer vuelo de Air France a Irán tras el levantamiento de las sanciones aterrizó el domingo 17 de abril en Teherán. A bordo viajaban el ministro francés de Transporte, Alain Vidalies, junto a una quincena de empresarios. No era para menos. Después de ocho años de ausencia, el aterrizaje representaba el potencial abierto por el acuerdo nuclear firmado el año pasado. Sin embargo, la controversia desatada entre los empleados de la compañía aérea también ha puesto de relieve las diferencias que pueden frenarlo.
En los días previos al viaje inaugural, los sindicatos se habían quejado de la exigencia de que las mujeres de la tripulación tuvieran que cubrirse la cabeza, de acuerdo con las normas de la República Islámica. Al parecer, un comunicado interno informó al personal de cabina femenino de la obligación de vestir con pantalones y una levita amplia mientras estuvieran a bordo, y de taparse el pelo con un pañuelo al bajar del avión en Teherán.
La protesta motivó que la empresa ofreciera una exención similar a las que utilizó para los vuelos a Conakry durante la crisis del Ébola el año pasado, o a Tokio tras el desastre nuclear de Fukushima en 2011. Las tripulantes pueden pedir ser excluidas de esa ruta. Para cubrir sus puestos, la aerolínea recurrirá a una “unidad especial”, según informó France Presse.
Tal vez animados por ese logro, activistas homosexuales denunciaron que resultaba “inconcebible” que el personal de cabina gay tuviera que viajar a un país en el que la homosexualidad es ilegal. A través de la plataforma en change.org lanzaron una petición pidiendo una excepción similar a la de sus compañeras.
Sin embargo, sus argumentos no han convencido. “En el caso de la inclinación sexual, el problema es totalmente diferente y no sólo afecta a este destino”, ha explicado a los medios locales Jean Marc Quattrochi, el secretario general del sindicato de tripulantes de la aviación civil. Según él, los tripulantes gais tienen la elección de mostrarse o no públicamente como tales, en tanto que las mujeres no tienen esa posibilidad.
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